Juan H. Vigueras - Comité Científico de ATTAC España
En diciembre 2008, el discurso de Nicolás Sarkozy para la presentación en Douai, cerca de Lille, de su plan de reactivación económica incluía un párrafo muy lúcido sobre la actual crisis: «La crisis que atravesamos no es una crisis pasajera, no es una simple crisis coyuntural cuyas huellas estén llamadas a borrarse enseguida, esta crisis persiste y afirmo que es estructural porque va a transformar durante largo tiempo la economía, la sociedad y la política»
Pero de ese análisis, ni en Francia ni en España se han extraído las lógicas consecuencias políticas frente a una crisis que afecta a todo el sistema económico. Porque hasta ahora los gobiernos no han tocado el modelo bancario y financiero, que está en el origen de la crisis.
Por tanto, la crisis financiera, que es estructural, sistémica y global, se ha convertido en crisis económica diferenciada según los países; y amenaza con generar una crisis social y política también diferente según los países.
Porque lo que ha hecho crisis es el modelo político-económico actual dominado por las finanzas. Y esta crisis generada en Wall Street, primero se reflejó en la restricción de créditos en los mercados mayoristas interbancarios como vimos con las subidas del euribor. Y actualmente esa falta de crédito se ha trasladado a la economía real.
Por tanto, las causas inmediatas de la crisis económica están claras:
-El crédito minorista escaso y caro, según la Encuesta de las Cámaras de comercio.
-Los sectores más afectados son la construcción y la fabricación de bienes de consumo duradero, como es el caso de la industria del automóvil.
-Y el efecto general es evidente: cuanto mayor dependencia del crédito, mayor desempleo y paralización.
Ante esta situación de crisis provocada por el descontrol de las finanzas, para mantener el funcionamiento del sistema, los gobernantes idearon los préstamos y las ayudas a la banca con dinero de los contribuyentes. Una política que no ha dado resultados porque no ha logrado impedir la recesión económica ni ha logrado la reactivación.
Para comprender esta crisis y el fracaso político de los gobiernos, hay que tener presente la transformación producida en el sistema bancario y financiero durante los años noventa.
En las últimas décadas, el neoliberalismo de izquierda y de derecha desvió las finanzas y la banca de su función básica como instrumento de financiación de la actividad económica, facilitando los pagos y los créditos, para transformarse en un instrumento de ganar dinero para sí misma al margen de las necesidades de la economía, gracias sobre todo a la opacidad de su funcionamiento que oculta información sobre sus transacciones internacionales.
Porque estamos en la UE y esta llamada Unión no controla las finanzas. Es solamente un “espacio financiero” sin fronteras para el dinero y sin supervisor para las Bolsas ni sobre los bancos, que no son competencia del BCE. Por eso, los rescates bancarios han fracasado y no han logrado reactivar el funcionamiento de la economía:
Porque mantienen la banca en la sombra con filiales y sociedades en paraísos fiscales y con sus redes offshore para operar con opacidad.
Porque mantienen la autonomía de la banca, dedicada a la especulación financiera y desvinculada de la economía real.
Porque mantienen a directivos con sus propios objetivos de gestión que ante todo buscan sanear cuentas y lograr el desendeudamiento.
Y es que los bancos de hoy ya no son los tradicionales bancos de depósito que remuneraban las cartillas de ahorro y prestaban dinero a la industria. No viven de los préstamos a las empresas y a los particulares como nos quieren convencer.
Los bancos actuales son, ante todo, banca financiera que opera en las Bolsas y en los mercados descontrolados de todo el mundo. Actúan en los mercados financieros globales directamente o como intermediarios o brokers, según hemos visto con el caso Madoff. Se hacen grandes préstamos entre sí y realizan adquisiciones y fusiones con otros bancos o con empresas en cualquier lugar del mundo, etc.
De ahí por qué todos los indicios apuntan que las ayudas recibidas del Estado están siendo utilizadas para el saneamiento de sus cuentas, para pagar sus deudas propias, para desendeudarse.
En el caso de la banca española, se sabe que el 40 % de su balance depende de la financiación en los mercados mayoristas internacionales. Se sabe que el insuficiente ahorro nacional llevó a la banca española a buscar financiación en los mercados internacionales mediante emisiones de títulos de renta fija. Y ese endeudamiento exterior se cuantifica en 100,000 millones de euros para este año de 2009.
Los bancos hoy son operadores financieros que hacen grandes negocios con la especulación en los mercados, comprando y vendiendo activos financieros y distintas formas de dinero. Por eso en lugar de plantear más reformas laborales, el gobernador del Banco de España debería ocuparse de sus responsabilidades y, como ejemplo, contestar esta pregunta que le hacemos desde esta tribuna:
¿Por qué no nos informa de la composición y el valor real de las carteras de títulos extranjeros en poder de los Bancos y las Cajas de Ahorro españolas?
Según la información internacional disponible, tenemos que suponer que la banca española tiene valores extranjeros en sus carteras, con títulos hoy muy afectados por la crisis de los mercados financieros, que han reducido su volumen y algunos ya casi no se venden ni se compran; y cada semana valen menos.
Por eso el gran problema técnico que tiene la banca es saber cual es realmente hoy el valor de mercado de esos títulos en cartera que ya no se comercian, para que las cuentas oficiales sean reales y sepamos cuales son insolventes.
Y una de las explicaciones de esa falta del crédito que la banca tendría que conceder, es que el dinero público de las ayudas recibidas se utiliza para capitalizarse, para mantener su nivel legal de solvencia, tapando esos posibles agujeros contables que puedan generarle los valores extranjeros adquiridos en los diferentes mercados hoy en crisis.
Y tenemos que añadir un asunto que no nos aclara nunca nuestro gobernador del Banco de España como es el de la valoración y la composición de las carteras de importantes Bancos y Cajas, teniendo en cuenta sus filiales en Las Caimán y otros notorios paraísos fiscales offshore. Y tampoco nos cuenta las necesidades extraordinarias de provisionamiento frente a la dudosa rentabilidad de esas carteras bancarias con valores extranjeros incobrables.
Porque los bancos españoles son agentes financieros globales y la información internacional nos dice que, al menos tres tipos de productos e instrumentos financieros opacos componen actualmente las carteras de valores de la banca mundial, títulos muy “tocados” por la crisis de los mercados financieros.
-- Primero, está el caso más conocido de los valores llamados tóxicos por estar respaldado por hipotecas subprimes impagadas, pero de difícil valoración. En diciembre pasado, el máximo ejecutivo del banco británico Lloyds TSB Group aseguraba que solo se había contabilizado un tercio de valores “subprimes” en el mundo; quedaban todavía por aflorar dos tercios
-- Luego tenemos, los títulos basados en deudas impagadas de tarjeta de crédito de ciudadanos estadounidenses. Es muy sabido el desmesurado endeudamiento de los hogares estadounidenses resultado principalmente de los bajos salarios y de las facilidades crediticias que las entidades.
Pero se conoce menos que los bancos estadounidenses diseminan por todo el orbe esas deudas muchas incobrables, vendiéndolos empaquetados en los mercados financieros libres y descontrolados. Y es evidente que la crisis económica ha aumentado los impagos y la consiguiente devaluación de los títulos basados en esas deudas. Un mercado que se estima en unos 100,000 millones $ para 2009. Y colegimos que alguna parte de ese importe total debe andar por las cuentas de la banca y cajas españolas.
--Además, tenemos de los derivados de crédito conocidos por las letras CDS (crédito default swaps), una modalidad de seguro contra el impago del prestatario o titular del bono, negociables en los mercados globales, por lo que los hallamos en las carteras de todas las grandes compañías y los bancos importantes. Porque lo que comenzó un razonable seguro de crédito se convirtió en un instrumento de especulación en el casino de los seguros de empresa.
En Octubre de 2008 el volumen del mercado de CDS se cifraba en 74 billones (doce ceros) de dólares, equivalente aproximado al valor del PIB mundial. Y hemos de suponer razonablemente que una amplia cuota de las carteras de la banca española se compone de contratos CDS. Y son una fuente de riesgo financiero creciente en economías en recesión, porque cuanto peor está una empresa, más elevada es la indemnización asegurada en caso de impagos de sus créditos. Y las últimas informaciones señalan la congelación de este mercado. Por tanto, el Banco de España debería realizar algunas averiguaciones de su incumbencia para poder informar al gobierno y a la ciudadanía.
Como decíamos al comienzo, la política de ayuda a la banca ha fracasado. Los gobiernos tienen que aplicar políticas activas contra el paro y para la reactivación económica, incluyendo el recurso al Banco Europeo de Inversiones que es único banco en Europa que tiene dinero porque es público, es un banco de todos los Estados miembros.
Pero los gobiernos tienen que plantearse reformas del modelo financiero para que sirva de verdad a las necesidades de la economía. Unas reformas que podrían incluir estas medidas que enumeramos y que permitirían superar la crisis en España y en la Unión Europea:
1. Ayudas y avales públicos para Bancos y Cajas siempre que supriman antes la banca en la sombra y las filiales en paraísos fiscales offshore.
2. Recuperación de una banca pública y que las Cajas de Ahorro dejen de ser operadores financieros al servicio de la oligarquía regional, como en el caso de Madrid.
3. Algunas reformas urgentes contra la desregulación financiera en la UE:
-Regulación del “espacio financiero europeo” para que haya un supervisor que controle las operaciones transnacionales incontroladas por los Bancos centrales europeos.
-Modificación art. 56 TCE para que los Estados de la Unión puedan legalmente controlar movimientos de capitales extracomunitarios.
-Establecimiento de un cierto Gobierno compartido para los 16 países del Eurogrupo.
En resumidas cuentas EL PROBLEMA POLÍTICO DE HOY en España como en la UE, no es que la banca restringe los créditos sino que los Estados y la Unión carecen de recursos institucionales para que el crédito afluya a las empresas y a los particulares.
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