En octubre de 1929 en dos
dramáticas sesiones, se hundió el valor de las acciones en la Bolsa de Nueva
York, lo que provocó el Crash financiero que supuso la Gran depresión de los
años 30, extendiéndose a Europa y cultivando las condiciones económicas y
sociales que catalizaron la Segunda Guerra mundial. El desarrollo de la burbuja
se gestó desde 1927 y en el origen estaban las condiciones crediticias que
permitían invertir en bolsa sólo con un 10% de cobertura y un apalancamiento
crediticio hasta del 90%. La crisis en un principio no afectó a la bolsa de
Londres, que había tomado medidas regulatorias. Un dato que nos invita a
reflexionar es que el aumento de la economía real en EE.UU desde 1921 hasta
1929 fue del 18%, mientras que la bolsa creció el 300% en el mismo periodo.
En 1936 John Maynard Keynes , en
su Teoría general, propone establecer un pesado impuesto de estado contra las
transacciones financieras de todo tipo, especialmente las especulativas que se
desarrollan en el corto plazo. Observando el comportamiento de los mercados
financieros sin reglas y el Crash de 1929 Keynes nos dice que el mejor
comportamiento de la bolsa de valores de Londres respecto de Wall Street
durante el Crash del 29, se debe a que el acceso a la bolsa de Londres había
sido bastante más costoso para un inglés de tipo medio que el de un ciudadano
medio a la de New York. Esto era debido a que los gastos de comisiones del
corredor de bolsa, las comisiones bancarias y el pesado impuesto sobre las operaciones,
reducían en Londres la liquidez del mercado.
Dice Keynes “la falta de
liquidez crearía un serio obstáculo a la inversión productiva, pero la
existencia de esta liquidez, dado que estimula la especulación, hace de la
inversión productiva el subproducto de la actividad de un casino y no el objeto
de una selección rigurosa según los criterios de rentabilidad productiva”.
¿Cómo se puede salir de este dilema? Si bien no se puede erradicar la liquidez, Keynes propone reducirla. Dice
que las transacciones especulativas, en beneficio público, han de resultar
inaccesibles y caras. Propone entonces un impuesto a las transacciones
financieras, que tendría un efecto estabilizador sobre los precios de los
activos financieros y mejoraría el crecimiento económico y el empleo.
Esta medida de un ITF no es
asumida por la comunidad internacional, aunque tampoco fue necesario durante la
gran depresión, dado la debacle financiera y de las transacciones. Después del
Crash los índices bursátiles no volvieron a valores comparables a los
anteriores hasta 1954.
Antes de acabar la Segunda
guerra, en 1944, las potencias occidentales se reúnen en Bretton Woods y
elaboran las bases del sistema económico, financiero y monetario de
post-guerra. Se toman medidas para establecer marcos reguladores y controles a
las economías nacionales y al comercio e inversiones a nivel internacional. A
nivel financiero-bancario se refuerza con controles la Ley Glass–Steagall de
1933, por la que se quiso prevenir una nueva crisis financiera como la del 29
separando la banca de depósitos de la banca de inversión para evitar los
grandes flujos financieros fuera de control. El Estado se reservaba la
posibilidad de ayuda a la banca de depósito en caso de déficit, pero no así a
la banca de inversión que había de cargar con la responsabilidad absoluta sobre
los resultados de sus inversiones.
Con Bretton Woods EE.UU se erige
como principal garante y beneficiario del nuevo patrón monetario. Se impone el
oro como valor reserva y paralelamente la paridad dólar-oro, que garantiza la
prevalencia del dólar en el sistema internacional. El principal acuerdo firmado
en Bretton Woods fue el de mantener todos los tipos de cambio fijos con
respecto al oro. En la práctica, los tipos de cambio permanecían fijos con respecto
al dólar y este era convertible en oro a una tasa fija de 35 dólares por onza.
Esta situación le dio a Estados Unidos dos grandes ventajas. Por un lado,
obtuvo grandes ganancias derivadas de producir los dólares que se usaban en
todo el mundo. Por el otro lado, Estados Unidos pudo permitir mantener un
déficit en balanza de pagos por un largo periodo. Sin embargo a finales de los 60
la cobertura de dólares en oro de EE.UU pasó del 55% de cobertura en oro al
22%, Estados Unidos tuvo que imprimir dólares muy por encima de sus reservas
oro para hacer frente a gastos extraordinarios. Y es por ello que EE.UU
abandona en 1971 el sistema de Bretón Woods, básicamente lo que hace es
suspender pagos cuando necesita sufragar gastos extraordinarios. (Gran sociedad
de Lyndon Jhonson, Guerra Vietnam). Lo hace
Nixon en agosto de 1971 aboliendo el sistema de paridad que significa
simplemente in-pagar, dejar de dar oro e imprimir dólares que no eran
convertibles en nada.
Así que a partir de 1971 con la
pérdida de la paridad EE.UU hace frente a sus necesidades financieras
imprimiendo dinero sin cortapisas. El automatismo que tenía el oro para ajustar
los déficits exteriores y la inflación desaparece. A partir de ahora los países
pueden acumular déficits exteriores enormes impensables en un sistema de patrón
oro.
La pérdida de convertibilidad
dólar-oro supone por otra parte fluctuaciones imprevisibles en los tipos de
cambio, inestabilidad de las monedas y campo libre a la especulación.
Los inversores financieros
tienen la necesidad de diversificar los
riesgos, “no poner todos los huevos en la misma cesta”, y para ello han de diversificarse
las inversiones y liberalizar los mercados para poder pasar sin riesgo de unos
activos a otros. Para facilitar el pasar de unos mercados a otros a lo largo de
todo el Mundo se promueven legislaciones en todos los países durante los 70 y
80 que suponen la absoluta liberalización de los mercados de capital y de
cambio. Mientras en el mercado interior se suprimían las restricciones al
crédito bancario y a los topes de las tasas de interés por parte de los
estados.
La liberalización del mercado de
capitales promueve una economía internacional fuertemente especulativa que
cambia la naturaleza misma del mercado. El motivo de la especulación se impone
a los motivos iniciales de favorecer las transacciones y al de precaución.
Algunos autores sitúan el inicio
del proceso de globalización financiera en la medida de abandono de la paridad
dólar-oro.
James Tobin
Fue un economista defensor de
una ideología que podríamos llamar keynesianismo de libre mercado, la creencia
de que los mercados son una buena cosa, pero que como mejor funcionan es con el
gobierno preparado para limitar sus excesos.
"Es fundamental luchar
contra la idea de que el mercado lo hará todo bien, de que en cualquier
circunstancia todo irá mejor si no se entorpece la libertad del mercado. Me
parece increíble que en el momento de ofrecer ayuda, una de las condiciones que
imponen las organizaciones financieras internacionales a los países en
dificultades es que liberalicen aún más sus mercados financieros cuando,
precisamente, los problemas han tenido su origen en el hecho de que los
mercados ya eran demasiado abiertos"
Su principal preocupación es que
los estados puedan conservar la capacidad de seguir políticas económicas
autónomas y soberanas en su beneficio, reactivando la capacidad de los bancos
centrales para intervenir de forma efectiva en los mercados de divisas.
Coincide con Keynes que la excesiva movilidad de capitales financieros socaba
la función de los gobiernos. Evidencia una explosión del mercado de cambios,
originada por la disminución de los costes de transacción, que conlleva una
excesiva liquidez y una desconexión con la economía real.
Propone en 1972 poner obstáculos
a la excesiva movilidad de capitales mediante la aplicación de un impuesto a
las transacciones de cambio en monedas, Tasa Tobin. Es lo que llama echar
algunos granos de arena en los engranajes demasiado bien lubricados de las
finanzas internacionales.
El impuesto debería aplicarse al
menos por todos los países de moneda clave o con centros financieros
importantes. El impuesto sería recaudado por cada gobierno sobre todas las
conversiones monetarias spot efectuadas dentro de su jurisdicción. La
recaudación del impuesto se ingresaría en un fondo central controlado por una
institución internacional: el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial,
las Naciones Unidas o el Banco de Pagos Internacionales. Diferentes países,
previo consentimiento del FMI, podrían formar áreas monetarias dentro de las
cuales no se aplicaría el impuesto.
A Tobin, partidario del libre
comercio, no le preocupó mucho el empleo de los ingresos generados por el
impuesto, lo ve fundamentalmente como instrumento político en manos de los gobiernos,
para la estabilidad monetaria y de las finanzas. En 1996, James Tobin señalaba
que el objetivo de su impuesto no era maximizar el ingreso, sino mejorar la
eficiencia de los mercados financieros en la asignación de recursos,
desincentivando los flujos de capital a corto plazo, reduciendo la volatilidad
de los tipos de cambio y restaurando parte de la autonomía monetaria de los
gobiernos perdida en el proceso de integración financiera internacional.
El impuesto Tobin dista de la
"radicalidad" con que Keynes encaró la cuestión internacional en 1944
en Bretton Woods, en donde se estipula la paridad oro-dólar. A nivel de la
economía mundial Keynes no se limitaba a proponer algunos impuestos, entre
ellos un ITF, sino que se inclinaba por la anulación de los movimientos de
capitales "calientes" mediante barreras y controles nacionales e
internacionales de capital.
Impuesto Spahn de doble alícuota
Un impuesto tipo Tobin del 0,1%
o del 0,5% sobre operaciones cambiarias no puede impedir las crisis financieras
originadas por ataques especulativos intensivos a una moneda.
Pero además hoy un pequeño
impuesto a las transacciones cambiarias no es impedimento para los movimientos
especulativos. Las pequeñas tasas a lo sumo recargan los costos de las
transacciones de muy corto plazo. Esto sólo influiría sobre las operaciones
diarias de los fondos financieros y los bancos, pero no detendría los ataques
especulativos contra una moneda cuando los operadores financieros prevén
pérdidas graves. El impuesto Tobin entonces pasaría a ser un "costo de
transacción", del mismo tenor que el costo que soporta cualquier
inversionista cuando compra o vende acciones o bonos. Es evidente que nadie
deja de vender títulos cuando se viene el derrumbe por consideración a los costos
de transacción. Tampoco tienen por qué detenerse los inversores cuando deciden
"salirse" de una moneda.
Spahn planteó la aplicación de
un impuesto de doble alícuota. Se trata simplemente de aplicar en períodos
normales un impuesto reducido sobre las operaciones cambiarias lo que lo
convertiría en una fuente financiera permanente. Cuando eventualmente se
produjeren movimientos financieros "extraños" mediante un mecanismo
tan simple como astuto, el nivel impositivo sería tan alto que sería
automáticamente disuasorio de las tracciones de corto plazo. De este modo el
mercado se enfriaría y se evitarían reacciones de pánico.
El economista alemán Paul Bernd
Spahn propone gravar las transacciones de divisas internacionales combinando
dos impuestos, la tasa Tobin con un tipo minúsculo (0,01%) y un impuesto mucho
más cuantioso (del 50% al 100%) que sólo se activaría para contrarrestar los
ataques especulativos sobre las divisas en apuros.
Algunos neokeynesianos han
cuestionado que el tipo mínimo de Spahn del 0’01% pueda servir para ejercer
como restrictivo de las transacciones financieras, estabilizadores de las
fluctuaciones de divisas y reductores de liquidez. Bien es cierto que los tipos
máximos protegen a las monedas de ataques especulativos intensivos y
devaluaciones de riesgo.
Se empeña en demostrar que los
quince países de la UE (más Suiza, donde existe el secreto bancario) podrían
aprobar el citado doble impuesto sin que Washington o Tokio lo hicieran.
Impuesto Tobin-Spahn
En la redacción de diversos
proyectos de ley en Europa se piensa que una combinación al alza de la alícuota
mínima de Spahn (asimilada a la Tasa Tobin) y de la alícuota superior de Spahn
solucionaría al mismo tiempo los problemas de control de la especulación en
momentos estándar del mercado financiero y en los momentos de ataque intensivo
contra una moneda. Al mismo tiempo serviría como medio importante de
recaudación para su empleo re-distributivo.
Consiste en combinar en momentos
estándar de los mercados los tipos de la Tasa Tobin, (del 0’1% mínimo al 1% máximo)
y en momentos de posibles ataques especulativos contra una moneda, los tipos
del 50% al 100% para hacer los mercados inaccesibles a los especuladores.
Una buena parte de las leyes
elaboradas y aprobadas de 2000 a 2006, o no, en diversos parlamentos nacionales
(Bélgica, Francia, Austria, Finlandia, Canadá… etc), se han fundamentado en
esta variación Tobin-Spahn.
Por ejemplo la propuesta
aprobada por Bélgica se decanta por una alternativa que, además de aceptar una
tasa del 0,5% propuesta por el premio Nobel ya fallecido, contempla un 2º nivel
de aplicación, una tasa del 80% que se aplicaría a las transacciones cuando el
tipo de cambio de la moneda se dispare y se salga de un margen de fluctuación
fijado, como consecuencia de actividades financieras especulativas.
Impuesto a las Transacciones Cambiarias. ITC
Ignacio Ramonet, ATTAC y neokeynesianos
Algunos episodios, como el crash
de las bolsas internacionales de octubre de 1987, la crisis del Sistema
Monetario Europeo de 1992 y 1993, la crisis del peso mexicano de finales de
1994 (que se propagó a gran parte de Iberoamérica), la tormenta bursátil de
1997, o la crisis de los mercados asiáticos de 1998, acabaron con el aparente
consenso que existía sobre el proceso de liberalización financiera, y
relanzaron el debate sobre la conveniencia de limitar los movimientos de
capital especulativo a corto plazo. La dureza de estas crisis ha provocado
actitudes más intervencionistas hacia los mercados de divisas
El ITC es el impuesto que ATTAC promueve y defiende a partir de
1998, año de su constitución en Francia, durante años su tasación a las
transacciones financieras se concretó en los mercados de divisas que constituía
el mayor mercado especulativo. Más adelante, junto a otras organizaciones de la
sociedad civil, ATTAC amplía la necesidad de este impuesto a otros conceptos
especulativos y a todo tipo de transacciones financieras, mediante el ITF.
El objeto de este impuesto para
ATTAC sería doble:
1. Por una parte el control de
la excesiva liquidez y de la especulación en los mercados como propuso Tobin,
cuestión necesaria para devolver el gobierno de la economía a los gobiernos
electos por los ciudadanos y a las sociedades.
2. Por otra la creación de un
fondo de solidaridad que gestionado por una autoridad mundial reconocida sirva
para financiar los bienes públicos mundiales, la ayuda al desarrollo, la
universalización de los derechos sociales básicos o los Objetivos del Milenio a
partir del 2000.
Impuesto a las Transacciones Financieras. ITF
Después de la crisis y crash del
2008, pensando en cómo combatir la recesión, el déficit y la deuda externa
generada por los Estados surgen diversos actores institucionales que se
pronuncian por un impuesto a las transacciones financieras, que por una parte
contribuya a regular y controlar los excesos de los mercados financieros y por
otra genere ingresos para enjugar el déficit de los estados.
Son conocidos los intentos
regulatorios de Ángela Merkel y Sarkozy desde 2007 sobre fondos de riesgo,
mercados de divisas,…etc. Sin embargo el tema pasa a tener gran eco mediático
desde que el presidente del ente regulador de la City de Londres, Lord Adair
Turner, se sumó a las propuestas de Francia y Alemania y propuso un impuesto
global al sector financiero para limitar las excesivas ganancias de los bancos
y las bonificaciones a sus empleados. También Gordon Brown, Lula Da Silva,
Barack Obama durante un corto periodo de tiempo hasta que el último se decantó
por los impuestos a la banca. Néstor Kirchner, Hugo Chávez y otros también se
manifestaron partidarios. Por fin el Parlamento Europeo votó una propuesta de
la parlamentaria socialista griega Anny Podimata y aprobó una resolución el 11 de marzo de 2010 con el objetivo de
impulsar un debate para establecer una tasa sobre las transacciones financieras
internacionales.
Según un estudio de octubre de
2009 del Instituto Austriaco de Economía existen 3 razones fundamentales que
han recabado la atención de la comunidad internacional sobre este impuesto:
1.- Que la inestabilidad de los
precios de las acciones, tipos de cambio y precios de las materias primas
podría ser atenuada por un impuesto de este tipo.
2.- Proporcionaría a los
gobiernos valiosos ingresos para combatir el déficit fiscal actual generalizado
3.- Los efectos negativos sobre
la economía real serían menores en comparación con otro tipo de medidas, como
por ejemplo el aumento del IVA.
El estudio del Instituto
Austriaco analiza los argumentos fundamentales a favor y en contra de un ITF,
ofreciendo evidencia empírica en torno a la variación en los precios de los
activos más importantes (Los mercados de moneda, Los mercados de derivados,
acciones y bonos (spot), Cambio de divisas al contado) concluye que un pequeño
impuesto a las transacciones financieras entre el 0’01 y el 0’1 % mitigaría la
volatilidad de los precios, no solo en el corto plazo, sino también en el largo
plazo.
Al mismo tiempo, este impuesto
daría sustanciosos ingresos, que para el conjunto de Europa ascendería a un
1’6% del PIB a un tipo del 0’05%, variando entre un 3’6% del PIB del Reino
Unido y un 0’9% del PIB de Alemania. Por otra parte ningún país habría de temer
una significativa emigración de la negociación, ya que la suma de estos 2
países por sí sola representa el 97% de todas las transacciones en las bolsas
en la UE.
Dicho impuesto se impondría a
las transacciones de todo tipo de activos financieros, y, por tanto, no se
limita a los mercados específicos propuestos por Keynes (1936) de la población
de mercado, Tobin (1978) para el mercado de divisas o valores de impuestos
aplicadas en él.
Las ventajas de este impuesto
son diversas:
1.- No discrimina entre tipos
específicos de productos en los mercados.
2.- Debido al enorme volumen de
la base imponible los tipos de los impuestos podrían ser pequeños y no obstante
los ingresos fiscales serían altos.
3.- Un impuesto de este tipo
podría aplicarse de forma escalonada a fin de que se pudiera comenzar con un
grupo de países en sus intercambios nacionales. No haría falta la generalización
internacional de la implementación del impuesto. Aparte estarían sometidos a
escasos gastos administrativos, ya que es mucho más fácil que aplicar un
impuesto sobre las transacciones en mercados organizados, en comparación con
las transacciones en un mercado de distribución como el mercado mundial de
divisas.
Tasa Robin Hood. 2010
La movilización social y
política en la comunidad internacional por el ITC tiene un tope en 2005. El
signo del impuesto se desplaza entonces desde un sentido fundamentalmente
disuasor de los movimientos cortoplacistas a un sentido más de base
recaudatoria.
Ante la necesidad de sacar
adelante los Objetivos del Milenio y de promover el desarrollo en 2002, se
convoca una Cumbre en Monterrey (México). La Conferencia Internacional de la
ONU sobre la Financiación para el Desarrollo se desarrolla con la presencia de
52 jefes de Estado y de Gobierno y representantes de 180 países. Esta cumbre
emite un documento de consenso Consenso de Monterrey, que es una guía para posteriores
reuniones sobre la financiación del desarrollo y el clima.
En la Cumbre de la Alianza
contra el Hambre (New York 2004) los representantes de 50 países llaman a la
comunidad internacional a conseguir fuentes de financiación contra el hambre y
la pobreza. A partir de aquí emerge toda una red de instituciones, movimientos
y ONGs a nivel internacional que viene promoviendo en diversos foros la
necesidad de conseguir nuevas fuentes de financiación contra la pobreza. La
esencia y el motivo de la propuesta de algunas ONGS sobre este Impuesto Robin
Hood hay que situarlo dentro de este marco, no necesariamente en el de
controlar los mercados de capital, aunque la evolución del impuesto haya
caminado colateralmente al del ITF hasta llegar a fusionarse.
Promovida en 2010 por ONGs
inglesas, o que actúan en Inglaterra, en principio como forma de reducir la
pobreza, también como ayuda a proyectos medioambientales.
Más de 300 economistas de todo
el mundo, Jeffrey Sachs entre ellos, firmaron en 2009 una carta en apoyo a la
creación de un impuesto sobre las transacciones financieras. Las ONG,s lo han
llamado la tasa Robin Hood y es en principio una variante del ITF, más adelante
se asimila. Serviría para que la banca compensara a la sociedad por haber
causado la crisis y para combatir la pobreza y preservar el medio ambiente.
La idea es sencilla: un
pequeñísimo impuesto (0,05%) sobre las transacciones financieras especulativas.
El resultado: hasta 400.000 millones de dólares para luchar contra la pobreza
-dentro y fuera de Europa- y la adaptación al cambio climático
Aplicable como el ITF a todo
tipo de transacciones financieras, pero con tipos blandos, más reducidos que
los que consideran el ITC para las divisas, o Keynes para todas las
transacciones.
Tipo medio de aplicación del
impuesto 0’05% sobre todo tipo de transacciones financieras especulativas.
Es muy importante leer la página
web de Oxfam internacional donde se define cabalmente el espíritu de esta tasa:
OXFAM
sobre Tasa Robin Hood
El encuentro de la sociedad civil:
Desde hace unos años y a
consecuencia de la crisis financiera, se viene produciendo una convergencia de
los actores sociales, estableciendo consensos a la hora de reivindicar un ITF.
Históricamente la necesidad sentida de gravar dichas transacciones obedecía a
factores y deseos dispares y que solo parcialmente confluían. La perspectiva de
los movimientos contra la globalización o altermundistas ponía especial énfasis
en la necesidad de disuadir los movimientos de carácter especulativo para hacer
posible la autonomía económica y política de los estados y la democracia. La
perspectiva de ciertas ONG,s era la posibilidad de que la recaudación de este
impuesto sirviera para financiar los proyectos de ayuda al desarrollo en países
empobrecidos y la perspectiva de algunos movimientos ecologistas era que la
recaudación se pudiera emplear en lanzar la investigación y proyectos contra la
emisión de gases de efecto invernadero u otros proyectos medioambientales.
Diversos factores, pero
fundamentalmente la crisis y sus secuelas contra los estados de bienestar en
Europa y EE.UU, la profundización global de las desigualdades y el
incumplimiento de los Objetivos del Milenio, así como de los protocolos de la
cumbre de Kioto, actuaron a partir de 2008/2009 de elemento cohesionador de los
diversos actores sociales que han unido sus fuerzas mediante redes y
plataformas locales y europeas (aún no existe una plataforma global y es
necesario construirla). Todos comprendieron que las crisis del capitalismo en
su fase financiarizada suponen ataques muy profundos a los derechos humanos, la
democracia y el medio ambiente y que sus secuelas no pueden ser combatidas
únicamente desde la compensación recaudatoria y redistributiva, sino que es
necesario combatir la raíz especulativa de las transacciones.
La red europea ENOFAD por el ITF, o la
red Regulate
Global Finance NOW! o la campaña ITF ya! PF,s NO! Lanzada en el
Estado español son ejemplos de dicha confluencia.
La constitución como
lobbie de presión ciudadana de estas redes constituidas por movimientos
ciudadanos, ONG,s y sindicatos fundamentalmente, a pesar de ser necesaria y
estar lanzando importantes iniciativas, es, por el momento ineficaz para
enfrentarse a los grandes intereses corporativos a nivel europeo y mundial y a
sus lobbies asociados en Bruselas. Serían necesarias movilizaciones ciudadanas
que pudieran lanzar las iniciativas por el control y regulación de los mercados
financieros, pero los actores reivindicativos se centran fundamentalmente en
movilizar por las consecuencias sociales de la crisis, pero no por sus causas.
Las organizaciones políticas y sindicales hace ya décadas que han asimilado con
dificultades que los cambios originados por la globalización en las estructuras
de dominio global, hacen necesarias nuevas formas de respuesta más allá de las establecidas
por los movimientos políticos y sociales hasta los años 80 del pasado siglo.
Las redes ciudadanas habrían de tener una proyección en la movilización
ciudadana a nivel internacional y la política de cambio y el sindicalismo
habrían de contribuir a ello.
Se constata en diversos
documentos de organizaciones por el ITF cómo para implementarlo solo hace falta
voluntad política ( texto de
ATTAC , Texto de
Stamp out Poverty y de la red sociedad civil por ITF)
Es de reseñar que el
argumento contrario a la implementación al ITF a nivel parcial o en Estados
concretos queda cuestionado por la práctica de alrededor de 40
países en el Mundo que han introducido alguna suerte de ITF a
algunas transacciones financieras y muy especialmente por el IOF que se viene
implementando en Brasil desde 2009.
IOF (Impuesto sobre Operaciones Financieras)
Gobierno Brasil. Octubre 2009
Hasta 2008, Brasil tuvo este
mismo impuesto con una tasa del 1’5% y lo había anulado, pero no fue muy bien esta anulación porque año y
medio más tarde vuelve con el mismo impuesto aumentado al 2% y más tarde sigue
subiendo.
El motivo es que en la
valorización del real supuso un fuerte crecimiento de la entrada de capital especulativo
al país, obligando al gobierno a tomar una medida que frenara la apreciación
continua de la moneda local.
El objetivo del impuesto es
desalentar al capital cortoplacista o especulativo. Había preocupación por que
se disparaba la especulación. De junio a agosto de 2009, el capital golondrina
sumó US$ 322 millones, un 73% más que en los tres meses anteriores, que fue de
US$ 186 millones, como capital de corto plazo. El real se llegó a apreciar un
26% desde entonces contra el dólar.
Si permite la excesiva
apreciación del real, el exportador será perjudicado, y por lo tanto también lo
será el empleo brasilero, ya que el 25% de la producción nacional está
destinada a exportación, y Brasil con un real apreciado, pierde competitividad
en el mercado internacional.
En un intento por detener la
valoración de la moneda brasileña con relación al dólar estadounidense, Brasil
incorporó el 20 de octubre de 2009 un incremento del 0% al 2% del IOF aplicable
a las inversiones financieras realizadas por extranjeros.
Ese impuesto del 2% se impone en
el cambio de la moneda extranjera a la moneda brasileña cuando el propósito es
invertir en mercados financieros y de capitales (incluidos el mercado de
acciones y los bonos públicos). El nuevo impuesto se aplica por adelantado en
el momento del cambio de moneda independientemente de cuánto tiempo permanezca
el dinero en Brasil.
El nuevo impuesto no se aplica a
las denominadas inversiones extranjeras productivas, tales como inversiones en
el capital de empresas brasileñas privadas realizadas directamente por el
inversor (por ejemplo, filiales), sin la participación de “bolsas” o mercados
financieros. Asimismo no se aplicará a las inversiones de renta fija o variable
realizadas por particulares o empresas.
No es preocupante este nuevo
gravamen en Brasil. De hecho, Brasil continuó con perspectivas macroeconómicas
favorables, con un fuerte potencial de crecimiento corporativo y con un
gravamen que no afectó a los inversores de largo plazo. El costo de la alícuota
del IOF se diluye en ese plazo, ya que la idea es ahuyentar a los
cortoplacistas.
Directivas europeas
Después de la crisis y crash del
2008, pensando en cómo combatir la recesión, el déficit y la deuda externa
generada por los Estados surgen diversos actores institucionales que se
pronuncian por un impuesto a las transacciones financieras, que por una parte
contribuya a regular y controlar los excesos de los mercados financieros y por
otra genere ingresos para enjugar el déficit de los estados. Por fin el
Parlamento Europeo votó una propuesta de la parlamentaria socialista griega
Anny Podimata y aprobó una resolución el
11 de marzo de 2010 con el objetivo de impulsar un debate para
establecer una tasa sobre las transacciones financieras internacionales.
En 2010, el consejo europeo
conmina a la comisión a elaborar un borrador de ley sobre un ITF en la UE,
dicho borrador es presentado en 2011 al Consejo, que abre un debate sobre su Propuesta
de directiva del Consejo de 28.11.2011 relativa a un sistema común del
impuesto sobre las transacciones financieras y por la que se modifica la
Directiva 2008/7/CE.
Los objetivos de este ITF según
la directiva serían: Incorporar a los sistemas tributarios un impuesto a las
finanzas de carácter internacional. Garantizar el buen funcionamiento del
mercado financiero interior. Limitar los comportamientos indeseables del
mercado y promover así la estabilidad financiera y acabar con las crisis.
Al mismo tiempo para evitar el
riesgo de deslocalización de capitales habría que enfocarlo con la máxima
coordinación entre los estados promotores. Aplicación así mismo del principio
de residencia (imposición en el Estado miembro de establecimiento de los operadores
financieros, independientemente del lugar donde se lleve a cabo la transacción).
La Directiva establece asimismo la tributación en la UE cuando una entidad
financiera de un tercer país participe en una transacción financiera con una
parte establecida en la UE, y cuando una de sus sucursales en la UE participe
en una transacción financiera. La imposición tendrá lugar en el Estado miembro
en cuyo territorio esté establecida la entidad financiera. Se ve como una
necesidad la armonización del impuesto en la UE, ya que de llevarse a cabo solo
en Estados concretos podría provocar deslocalizaciones y favorecería el
falseamiento de la competencia.
El ámbito de aplicación del
impuesto es amplio y cubre las transacciones relacionadas con todos los tipos
de instrumentos financieros, abarca instrumentos negociables en el mercado de
capitales, instrumentos del mercado monetario (salvo los instrumentos de pago),
participaciones o acciones en organismos de inversión colectiva y contratos de
derivados. Por otro lado abarca también a los derivados negociados en mercado
(over the counter). Las transacciones financieras pueden consistir asimismo en
la compraventa o cesión de productos estructurados, es decir, pagarés o valores
negociables u otros instrumentos financieros ofrecidos mediante titulización. Quedarían
excluidas de este ITF las operaciones de divisas en los mercados Spot al contado, aunque si serían
gravables las operaciones con derivados basados en divisas o en materias
primas. El pretexto para no gravar las operaciones con divisas al contado, para
la Comisión, es que introducir las divisas coartaría la libre circulación de
los capitales.
Quedan excluidas del ámbito de
aplicación del impuesto las transacciones con el Banco Central Europeo y los
bancos centrales nacionales a fin de evitar una repercusión negativa sobre las
posibilidades de refinanciación de las instituciones financieras o sobre las
políticas monetarias en general.
El tipo del impuesto mínimo
sería de un 0’1%, excepto en el caso de los derivados, que sería de un 0’01%,
dando un pequeño margen de maniobra para los estados y el momento de devengo
del impuesto aquel en que tiene lugar la transacción financiera para las que se
realizan por medios electrónicos y se da un plazo de 3 días para aquellas que
se acuerdan fuera de los mercados bursátiles.
Desde su anuncio, la presión
contraria de EE.UU dado el liderazgo y preeminencia
de sus entidades financieras en el sistema financiero internacional y la
oposición de los lobbies financieros mundiales a un impuesto de este tipo, que
supone gravar las transacciones especulativas que dejan sustanciosos beneficios
a las entidades financieras, fue frontal. Por ello el debate de los gobiernos
se produjo y se sigue produciendo marcado por fuertes presiones de cabildeo
hacia los actores políticos. Tampoco fue visto bien este impuesto por estados
de la UE como Gran Bretaña u Holanda, que ligados a la City de Londres o a
territorios off-shore de ultramar, obtienen un considerable porcentaje de su
PIB de operaciones financieras especulativas. Por este motivo el ITF no pudo
prosperar dentro del marco de la Unión europea. Ha hecho falta la voluntad de
11 estados para que el Parlamento aprobara y el Consejo recogiera la
iniciativa, por el método de cooperación reforzada contemplado en el TFUE, de
tirar adelante un ITF en estos estados, que son Alemania, Francia, Austria,
Bélgica, Grecia, Italia, Portugal, Estonia, Eslovaquia, Eslovenia y España, Propuesta
de Directiva del Consejo de 14.2.2013 por la que se establece una cooperación
reforzada en el ámbito del impuesto sobre las transacciones financieras:
Basándose en la solicitud
formulada por once Estados miembros, la Comisión presentó una propuesta al
Consejo a fin de que autorizara una cooperación reforzada en el ámbito del
impuesto sobre las transacciones financieras. A la luz de este nuevo contexto
de cooperación reforzada, la propuesta de 2011 de la Comisión antes mencionada
es ahora superflua, por lo que la Comisión tiene la intención de retirarla.
Los objetivos del ITF según esta
directiva se fundamentan en: Que este impuesto pueda contribuir a la
estabilidad financiera de la UE en el periodo post-crisis, desincentivando las transacciones
que conllevan excesivo riesgo. Evitar la fragmentación del mercado interior
ante las iniciativas descoordinadas de algunos estados en materia fiscal sobre
transacciones. Posibilitar que las entidades financieras contribuyan a cubrir
los costes de la crisis financiera asegurando una imposición más equilibrada de
este sector frente a otros.
En tales circunstancias, algunos
Estados miembros han empezado a aplicar modalidades adicionales de imposición
del sector financiero, mientras que otros disponían ya de regímenes fiscales
específicos para las transacciones en dicho sector. La situación actual de
fragmentación de medidas financieras entre estados provoca efectos perjudiciales.
En general, salvo ligeras
modificaciones, la forma de aplicación, la extensión del impuesto en cuanto al
tipo de transacciones objeto de él y los tipos, serían los mismos que en la
directiva de 2011.
En lo que respecta a la
recaudación, las primeras estimaciones indican que, teniendo en cuenta los
efectos netos de los ajustes realizados con respecto a la propuesta original de
2011 y en el total de los 11 estados podría ascender a unos 31 000 millones de
euros al año.
Para la Comisión, la experiencia
de Suecia demuestra que es prácticamente imposible introducir a escala nacional
un ITF con una base amplia que permita conseguir los tres objetivos mencionados
anteriormente sin efectos graves de deslocalización.
Por otra parte se aduce que la
fiscalidad forma parte del marco global de resolución de las crisis bancarias.
La recaudación del ITF facilitaría la labor de saneamiento presupuestario en
los Estados miembros participantes. Además, la Comisión ha propuesto utilizar
una parte de los ingresos procedentes del ITF como un futuro recurso propio: en
el supuesto de que se utilicen para financiar el presupuesto de la UE, la contribución
de los Estados miembros participantes basada en su RNB se reducirá.
La globalización financiera contra la democracia
Cuando en 1971 Richard Nixon
ordena la abolición de la paridad dólar-oro comienza una nueva fase de dominio
de EE.UU sobre la economía y se enciende la chispa de lo que constituirá el
proceso de su financiarización. En este momento se inician una serie de medidas
que contribuirán a la dominancia del dólar como referente en los mercados
mundiales, la consiguiente dolarización en algunos países y el desarrollo
paulatino de un ordenamiento internacional que promueve el desarrollo de la
industria financiera.
La liberalización a finales de
los 70 de los mercados de capitales y de cambio en EE.UU, la desregulación de
las entidades e intercambios financieros y la libertad al crédito y a los
intereses constituye la base normativa necesaria para la globalización
financiera. Las corporaciones globales constatan a final de los 60 cómo el
capitalismo productivo de post-guerra hacía tope desde que EE.UU liderara el
proceso de reconstrucción del capitalismo de post-guerra en Europa y Japón y
diseñan una nueva estrategia en que EE.UU iba a pasar de ser exportador neto
hacia el resto del Mundo a atraer capitales foráneos para su inminente
industria financiera, que habría de desarrolar en adelante y extender
globalmente, poniendo en la cumbre de la pirámide financiera a sus principales
entidades sistémicas (Goldman Sachs, JP Morgan Chase & Co, HSBC North
America Holdings, Citigroup, Bank of America,…etc.) que crean doctrina
financiera global a través de la Reserva Federal Americana y su poder sobre las
finanzas y las instituciones financieras internacionales.
A partir de los años 80 y a
través de la presión de las instituciones financieras internacionales ( FMI, BM
y OMC) a las que se añade la OCDE como partener prioritario, se produce la
extensión de las medidas liberalizadoras a la banca internacional, al mismo
tiempo que la transnacionalización de las principales entidades financieras
sistémicas mundiales de EE.UU y europeas fundamentalmente. Las entidades dejan
de ser estatales dado que son capitalizadas internacionalmente y actúan
globalmente. Por poner un simple ejemplo de entidades sistémicas podemos
fijarnos en el BSCH, que mucha gente cree una entidad española, pero que en la
actualidad constituye un holding bancario que agrupa a otras entidades como
Banesto y otras y que disemina sus entidades a nivel internacional ( en el este
de Europa, EE.UU y GB, Sudamérica,..etc) y que solo ha obtenido en 2013 el 12%
de sus beneficios en España, al mismo tiempo que está capitalizado en más del
50% por otras entidades bancarias, fundamentalmente anglosajonas.
Para vehicular la transición
capitalista es necesario al mismo tiempo crear los soportes, nodos y vehículos
adecuados y para esto se aplican las nuevas tecnologías de la información a los
procesos financieros, haciéndolos mucho menos costosos. El control de los
nuevos instrumentos globales de la financiarización de la economía queda
exclusivamente bajo control corporativo y lo que no lo está, se desregula o
privatiza. Las diversas bolsas de valores trabajan interconectadas en tiempo
real durante todo el día. Se favorecen las bases para el desarrollo de los centros
financieros off-shore o extraterritoriales, comúnmente llamados Paraísos
fiscales y la industria financiera opaca ligada a ellos y se promueve un
vertiginoso desarrollo de la titularización y de la ingeniería financiera (
bonos, acciones, obligaciones, derivados de todo tipo,…etc) que genera un flujo
continuo de dinero y liquidez por el mundo, creando valor ficticio que no
engendra riqueza y reproduciendo un casino global permanente que mueve en la
actualidad más del 90% de las transacciones y que supone que por cada euro o
dólar que se transfiere para generar la economía real, se empleen 90 para
enriquecerse en el casino financiero.
Las bases telemáticas que hacen
posible las transferencias entre la entidades financieras globales fueron
desarrolladas por los bancos más importantes del mundo y se gestaron como
sociedades anónimas. Por ejemplo la sociedad SWIFT se crea en 1973 en Bruselas por mediación de
más de 200 bancos de quince países. SWIFT es el acrónimo de Society
for World Interbank Financial Telecommunication. Esta sociedad es una empresa
propietaria de un sistema de mensajería interbancario que se utiliza por la
mayor parte de los bancos del mundo para realizar sus transacciones
telemáticamente, es una de las infraestructuras imprescindibles de las finanzas
internacionales modernas.
SWIFT reúne las circunstancias
propicias para el “negocio entre caballeros financieros” en cuanto a que
vehicula a través de informaciones telemáticas los contratos entre las partes,
con informaciónes sobre emisor, destinatario, concepto, procedencia del
producto, etc. Estas transacciones se realizan de forma opaca, se producen
mediante cifrado de datos, no quedando constancia de ellas a los gobiernos o
resto de particulares.
Se han calculado en más de 6
billones de € continentales los intercambios financieros que se realizan a
través de estos soportes telemáticos que crearon para su servicio las grandes
entidades y hacia los que no se establecen controles ni regulaciones de ningún
tipo por parte de los estados.
Por otra parte y como
complemento al sistema SWIFT de intercambios son fundamentales las llamadas
cámaras de compensación interbancaria, en Europa las principales son
Clearstream y Euroclear. Su función principal sería la de consignar diariamente
las transferencias realizadas por cada banco a otras entidades en cuanto a
pasivos y activos estipulando los saldos diarios de cada banco en sus
operaciones financieras con cada uno de los otros. Constituyen una especie de
“notarios de la globalización” y fueron asimismo creados por bancos privados.
En el caso de Clearstream fue creado en 2000 mediante la fusión de CEDEL i
Deutsche Börse Clearing. En 2001 el periodista de investigación Denis Robert i
Ernest Backer, un exejecutivo de CEDEL publicaron el libro “Revelations” en el
que acusaban a Clearstream de ejercer un importante papel en la economía como
plataforma de opacidad, evasión de impuestos y blanqueo de dineros, ello a
través de un sistema ilegal de cuentas secretas operando en cientos de bancos.
De todo ello podemos concluir
que la globalización es un proyecto capitalista internacional en tiempo del
globalismo cultural y científico y que ha monopolizado los cambios técnicos,
económicos, institucionales y culturales en beneficio propio. La opacidad es el
primer principio de desarrollo de este capitalismo financiero, haciendo que
solamente los capitales no móviles, o capitales ligados al trabajo y la
producción, sean controlados y gravados y que paralelamente los capitales
móviles circulen alrededor del mundo por bolsas, centros off-shore y mediante
circuitos y vehículos diversos sin ningún tipo de regulación, control o
gravamen.
Hay que señalar que la
globalización financiera que se desarrolla fundamentalmente a partir de los 90,
supone un profundo cambio en el paradigma fiscal anterior, anclado aún en la
época fordista. El fenómeno de la libertad absoluta de los mercados de capital
y de cambio al que se dota de una profunda opacidad supone que solo los
pequeños capitales ciudadanos no móviles, ligados a la economía
productiva, de servicios y de consumo paguen impuestos. Así mismo la
competencia entre países y regiones y el dumping fiscal que se extiende
mundialmente ante el sistema de competencia fiscal generado por los paraísos
fiscales y otros países de fiscalidad privilegiada, supone que muchos de los
conceptos fiscales que gravan al capital se vayan paulatinamente armonizando a
la baja, hasta llegar alguno de ellos a la extinción ( por ejemplo impuesto
sobre los capitales bancarios, de sociedades, patrimonio, sucesiones,
donaciones y actos jurídicamente documentados ) Por supuesto no ocurre lo mismo
con los impuestos indirectos al consumo, de carácter regresivo.
El sistema financiero constituye
la base que riega la economía, no es posible una economía social orientada a
satisfacer las necesidades humanas y el bien común sin una base financiera
sometida al control político y democrático. Si la oligarquía global gobierna
las finanzas, ni las sociedades ni el planeta están a salvo de su codicia
depredadora, por ello cualquier política institucional o ciudadana que luche
por otro mundo posible han de contemplar unir voluntades en pro de una profunda
democratización del sistema financiero.
Las medidas de creación del
primer impuesto internacional o global a las transacciones financieras y de
combate de la opacidad ligada al secreto bancario son complementarias y
necesarias para erradicar con la economía de casino, que solo se extinguirá cuando
se creen auténticos controles y regulaciones al capital en beneficio de la
democracia. Combatir la opacidad requiere trasparencia para poder seguir la trazabilidad del dinero, para ello se requiere que los mecanismos e instrumentos de control tengan carácter público. No se puede ejercer control sobre las transacciones financieras con instrumentos de transferencia de datos privados, como SWIFT, cámaras de compensación interbancaria o centros de Clearing, o territorios off shore donde existe el secreto bancario. La verdadera razón por la que los poderes financieros se oponen por medio de sus lobbies a la Tasa Tobin, es la que muy bien ha descrito Susan George mediante la imagen del "vampiro financiero". No desea transparencia, no soporta la luz, que se siga la pista o el trazado de sus maniobras. Por ello se oponen insistentemente a cualquier impuesto internacional por pequeño que sea, porque su implementación supondría a continuación la necesidad de establecer medidas de transparencia y esto acabaría con el negocio del "vampiro financiero"
Por supuesto que estos controles
no serán posibles si las instituciones financieras bancarias son, como en la
actualidad, privadas y no sometidas a control social. Es necesario avanzar en
la creación de una banca pública, ética y con control social, paralelamente que
se regulan y supervisan las entidades bancarias privadas en beneficio de la
economía, la sociedad y el medio ambiente, separando al mismo tiempo la banca
de depósitos de la banca financiera. Hoy los grandes inversores institucionales
(bancos sistémicos, fondos de inversión y de pensiones, aseguradoras, hedge
funds,…etc) que son los que mueven cantidades de dinero enormes en la
especulación alrededor del mundo, contaminan el flujo financiero en su
beneficio, crean inestabilidad y crisis económicas y finalmente los estados
socializan las pérdidas de estas entidades contrayendo deuda y acabando con el
Estado social y democrático de derecho.
Promover políticamente medidas
contra los movimientos especulativos de capital supone necesariamente hoy el
despliegue de estrategias para la regulación y control financieros, para ello
hay que contar necesariamente con que las fuerzas de cambio accedan a las
decisiones políticas, de momento en Europa. Las medidas de implementación de un
ITF a las transacciones financieras cortoplacistas, paralelamente a la
abolición del secreto bancario propio de los paraísos fiscales y de promoción
de una banca pública ética y con control social son indispensables en el
proceso de democratización de la economía y de devolución del poder a los ciudadanos
y ciudadanas a ello habría que añadir la necesidad de legislar para separar la
banca de depósitos y la de inversión y dar soporte únicamente a la de depósitos
en caso de crisis o quiebra financiera.
La res publica en el mundo global ha de combatir el signo ideológico de
la dominación del capital, la deriva oligárquica de una globalización real de
carácter fundamentalmente financiero. La llamada Tasa Tobin, hoy ITF, es una
medida necesaria para comenzar a abrir puertas al control sobre nuestras vidas.
La especulación hoy sobre las monedas, los productos de consumo humano como los
alimentos o bienes básicos, sobre los combustibles, sobre la deuda de los
estados o sobre el derecho de emisiones de CO2, incipientes nichos financieros
como la sanidad o las pensiones y muchos otros es intolerable. Hacen falta
convergencias globales políticas y ciudadanas que luchen en contra de esto, ya
que hay riesgos, que como decía Ulrich Beck no se pueden abordar a nivel
estatal.
Antonio Fuertes Esteban
ATTAC Acordem
12 octubre de 2014