sábado, 18 de abril de 2009

Cumpleaños de la OTAN


Carlos Taibo
fuente: Público


Que la OTAN precise celebrar a bombo y platillo el sexagésimo aniversario de su fundación parece, por sí solo, señal de mala salud. Y eso que, y al menos entre nosotros, las disputas que antaño provocó la Alianza Atlántica han bajado, injustificadamente, muchos enteros. Así lo testimonia, sin ir más lejos, la apreciación que hizo suya, semanas atrás, una de las tertulianas de turno, firmemente convencida de que la presencia de militares españoles en Afganistán quedaba suficientemente fundamentada por el paraguas que ofrecía la OTAN, una instancia al parecer impoluta y de siempre entregada al respeto de la legalidad internacional y de los derechos humanos…

Es urgente, sin embargo, reabrir la discusión sobre lo que hoy significa la Alianza Atlántica. Lo primero que conviene recordar al respecto es que la OTAN configura la principal de las avanzadas militares perfilada por los países ricos. Como tal, y si así se quiere, constituye el brazo armado de un proceso nada edificante –la globalización capitalista–, y contribuye poderosamente a asentar en el Norte opulento una genuina y orgullosa fortaleza. Por su singularidad guerrera –carece de competidores–, la Alianza tiene tanto peso como el que corresponde en conjunto al Fondo Monetario, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio. Por cierto que, si todas estas instancias han escapado llamativamente al control de la ONU, obligado parece subrayar que la OTAN ha desempeñado papeles decisivos a la hora de desacreditar, también, a la máxima organización planetaria: en 1999, al cumplir medio siglo, la Alianza dejó claro que en adelante sus acciones no tendrían por qué depender de una resolución específica del Consejo de Seguridad, en lo que se antojaba un torpedo en la línea de flotación de un Derecho Internacional laboriosamente gestado durante decenios.

En un sentido próximo, la OTAN es una organización claramente supeditada al dictado que impone la Casa Blanca. Aun siendo cierto que algunos miembros de la Alianza han contestado en momentos precisos unas u otras políticas norteamericanas –así lo hicieron, por ejemplo, Francia y Alemania con ocasión de la agresión que EEUU preparaba en Irak en 2003–, la OTAN como tal a duras penas ha servido de cauce para la expresión de tales disensiones. Antes bien, la Alianza ha refrendado puntillo- samente todos los criterios defendidos por Estados Unidos, lo cual no ha sido óbice para que este se sirviese de ella a capricho según las circunstancias. Washington rehuyó la colaboración de la OTAN en el mentado Irak, pero bien que la recabó, en cambio, en Afganistán. Es evidente, de cualquier modo, y en paralelo, que la Alianza ha sido un elemento decisivo a la hora de cancelar cualquier proyecto de independencia del lado de la Unión Europea.

El derrotero reciente de la OTAN se ha visto marcado, en otro terreno, por tres procesos de interés. El primero es una generosa expansión del área de sus acciones militares, no sometida hoy a restricción alguna, y ello por mucho que pueda apreciarse una concentración de intereses en una región, el Oriente Próximo, geoestratégica y geoeconómicamente vital. El segundo lo aporta una activa presión sobre Rusia, encaminada a obstaculizar el renacimiento, en el oriente europeo, de un gigante contestatario; en este sentido, y de nuevo, ningún dato permite afirmar que la Alianza Atlántica ha servido de freno a una creciente agresividad norteamericana plasmada, por ejemplo, en escudos antimisiles y bases militares que apuntalan un proyecto orientado a disputarle a Moscú una atávica zona de influencia. Agreguemos, en suma, que las presiones de la OTAN mucho tienen que ver con el crecimiento del gasto militar en todo el planeta; quienes, hace tres lustros, se atrevían a sugerir que la Alianza era un venturoso estímulo para las conversaciones de control de armamentos han tenido que plegar velas.

No puede faltar en nuestras consideraciones, en fin, el recordatorio de que, rematada la Guerra Fría y necesitada la OTAN de nuevas fuentes de legitimación, al cabo encontró la mayor de estas en el intervencionismo autodenominado humanitario. No hay que ser muy sagaz para concluir que este último responde las más de las veces a la defensa de los intereses de siempre, realizada ahora, bien es cierto, de la mano de procedimientos aparentemente más benignos y notablemente más eficaces. Quien piense, de cualquier modo, que la OTAN siente alguna preocupación por los derechos humanos en algún lugar del planeta haría bien en preguntarse por qué sus soldados no se han desplegado en Gaza y Cisjordania –para exigir la retirada del Ejército israelí–, en el Kurdistán –para reclamar de los militares turcos el respeto de las normas más elementales– o en el Sáhara Occidental –para hacer otro tanto con las fuerzas armadas marroquíes–. El intervencionismo humanitario ha servido para ocultar, por añadidura, lo que ocurría en la trastienda en la forma de un doble y delicado proceso: mientras la OTAN se ha lanzado con denuedo a la identificación –en su caso a la creación– de nuevas amenazas como las que supondrían el terrorismo internacional o las migraciones, por el otro –ya lo señalamos antes– bien que ha procurado, incansable, reflotar algunas de las viejas, y en singular la que acarrearía el gigante ruso.

Chesterton, el escritor inglés, tuvo a bien señalar que el matrimonio es una institución ideal para resolver un sinfín de problemas que no existirían de no existir el propio matrimonio. Si sobran las razones para endosarle a la Alianza Atlántica la frase chestertoniana –tradúzcala el lector–, también sobran para desear que el de estos días sea el último aniversario que la OTAN celebre.

Carlos Taibo es profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Autónoma de Madrid


jueves, 16 de abril de 2009

Hubo acuerdo en el G-20: las Islas de Jersey y de Man ya no son paraísos fiscales



Juan Hernández Vigueras.
Consejo Científico de ATTAC España




fuente: http://www.laeuropaopacadelasfinanzas.com/







Es uno de los pocos acuerdos concretos del 2 abril 2009 en Londres. Algo inexplicable para lectores o televidentes.

Por eso, optaron por inundarnos con las sonrisas de los “Líderes”, que es como se han denominado a sí mismos en la declaración principal.

Pues sí, la Isla de Jersey y la Isla de Man han dejado de ser consideradas oficialmente paraísos fiscales, porque han suscrito convenios que les obligan a dar información fiscal cuando la otra parte se la pida (algún fiscal o policía incordiante).

Es la nueva regla que llevaba tiempo cociéndose en la OCDE, aunque la experiencia venía demostrando que no sirve para combatir la evasión fiscal dado el trasiego de fondos entre países.
¡Compruébelo usted mismo!
Pinche aquí para ver el documento con el listado que los gobernantes del G-20 pidieron a la OCDE que hiciera pública con “jurisdicciones” buenas y regulares (tax havens=paraísos fiscales)

La lista mala o negra con Austria y tres países duró tres días porque en seguida la OCDE les aceptó su compromiso para el intercambio de información fiscal a petición.

En la primera lista hay cuarenta “jurisdicciones que han aplicado sustancialmente los estándares internacionales convenidos sobre fiscalidad”. (No se deje impresionar por este lenguaje elaborado para desanimarle). Vean en esa lista “blanca” juntos y revueltos a EEUU, China, España, Francia o Alemania con Malta, Chipre, las Islas de Guernesey, Jersey, Man y las Islas Vírgenes estadounidenses, unos micro países y territorios catalogados anteriormente por la OCDE como paraísos fiscales con criterios más serios. Pero ya no lo son porque han suscrito más de doce convenios fiscales según el modelo de la OCDE; no importa si es el convenio de Jersey con las Islas Feroés en 2008; o de la Isla de Man con Groenlandia en 2007; es decir, con jurisdicciones que apenas mueven dinero fuera.

Está claro que esta lista solo pretende homologar a esos importantes paraísos de las finanzas globales.

¿Y lo de “La era del secreto bancario se acabó”?

Pues igual. Todos recordamos que fue el notición en los telediarios españoles. Ya que no nos informaban que se había refundado el capitalismo, los ciudadanos agobiados por la crisis al menos se consolaban pensando que Obama y el G-20 iban a controlar a los bancos con filiales en paraísos fiscales, es decir, A TODOS.Pero con las prisas en las redacciones, nadie nos dijo que de ese asunto no había nada más en los documentos firmados. Que era solo una frase.

Y tampoco nos contaron que algunos gobernantes de los países y territorios considerados hasta entonces paraísos fiscales, como Luxemburgo, ya sabían todo eso aunque su jefe de gobierno no estuviera en la reunión de Londres.

Porque, para tenerle al tanto, en una carta del 13 de marzo 2009 el Secretario General de la OCDE, Ángel Gurría, se lo explicaba al Ministro de Justicia de Luxemburgo, Luc Frieden. Venía a decirle que no se preocupara porque exigieran convenios bilaterales de información fiscal a petición para no estar en la lista de paraísos fiscales.

Y le explicaba que “el secreto bancario no es incompatible con el intercambio efectivo de información con propósitos fiscales ”. Además como “todos los países tienen secreto bancario o normas de confidencialidad, la aplicación del estándar internacionalmente convenido sobre el intercambio de información fiscal requiere solamente limitadas excepciones a las normas del secreto bancario y no socavaría la confianza de los ciudadanos en la protección de su privacidad”
Vamos, que Luxemburgo no se preocupara porque su negocio financiero basado en el secreto bancario no se iba a ver afectado.

Claro que todo esto resulta muy complicado y “muy técnico” para nuestros parlamentarios de la derecha e izquierda institucional y les interesa más quien se lleva la pasta disponible, sea Autonomía o empresa de amiguetes.-

lunes, 13 de abril de 2009

La dominación sin ideología

José Vidal Beneyto. El País


"El reinado de la tecnocracia hace impracticables e inútiles todas las ideologías. Para transformar la sociedad queda el recurso de la movilización renovada de los colectivos de base como reacción a la opresión".




En el artículo de la Cuarta Página que publiqué en marzo sobre la democracia-marketing insistía en el abandono de los atributos propiamente políticos por parte de la nueva democracia. En primer lugar, los actores, con la sustitución de los partidos y los militantes por los colectivos de apoyo electoral y los grupos en favor de campañas sociales concretas; y por otra parte, la renuncia a toda doctrina y formación ideológica, suplantadas por nuevos dispositivos técnico-funcionales.


Esta cancelación del espacio ideológico llevó a pensar que se trataba de una reedición del tema del fin de las ideologías, que había emergido a finales de los años cincuenta en el mundo de las ciencias sociales y del análisis político y que desde entonces ha acompañado todos los intentos de conservadurismo político y social.


En su momento inicial, sin duda el más brillante, sus principales protagonistas fueron, ya en 1955, Edward Shils (The end of ideology?), Lewis Feuer (Beyond ideology) y Raymond Aron (L'opium des intellectuels), seguidos en 1960 por S. Martin Lipset (The end of ideology?, Daniel Bell (The end of ideology in the West); Dennis H. Wrong (Reflections on the end of ideology; C. Wright Mills (Letter to the New Left) y un largo etcétera hasta finales de la década, recogidos y comentados en el Reader the end of ideology debate, de Chaim I. Wayman. En Francia y en España, Jean Meynaud es el más prestigioso difusor de esta problemática, en particular en sus libros Le destin des idéologies y Technocratie et politique.


La generalización y el vigor de la tesis, en el mundo académico y en el político, tuvo mucho que ver con la aparición, en los países occidentales, del tema de la sociedad opulenta y del amplio bienestar generalizado que, según sus promotores, conllevaba una situación, real o mitificada, que supuso un cierto apaciguamiento de los antagonismos sociales y una pérdida de pugnacidad de las opciones políticas de izquierda, en particular del comunismo y del socialismo. El progreso, predicaban, no podía venir de una transformación impuesta por la fuerza desde fuera de la sociedad, sino de los factores de cambio que en ella existían, de su propia evolución, estimulada por el desarrollo económico y las innovaciones tecnológicas. No se trata, por tanto, de excluir a lo ideológico de la esfera pública, sino tan sólo de sustituir las referencias relativas al combate político por la tesis del apaciguamiento político y de la eficacia económica, la llamada ideología tecnocrática, que se convierte durante 40 años en la única oferta ideológica capaz de imponerse.


Esta situación no podía escapar a la sagacidad de la sociología crítica, y así, en 1976, en el número 7 de la revista Actes de la Recherche en Sciences Sociales, vehículo del que se servía el entonces joven grupo de Pierre Bourdieu para dar a conocer sus trabajos, aparece, con el título de La producción de la ideología dominante, un largo artículo de más de 70 páginas, obra del grupo en su conjunto, pero cuyos dos principales autores fueron el mismo Bourdieu y su más próximo colaborador, Luc Boltanski. El texto y los numerosos materiales que lo componen son una carga en profundidad contra el orden establecido y una impugnación frontal y, en buena medida, provocativa contra los usos y los modos de las ciencias sociales en la Universidad y más ampliamente en la academia.


Frente a la interpretación convencional que retoma el fin de las ideologías y en la que sus contenidos desaparecen/se cancelan por cansancio o por indiferencia, lo que sucede hoy es que los marcos conceptuales que les son propios y que rigen sus conductas y acciones ya no tienen ninguna razón de ser, porque las decisiones que se toman, no dependen en modo alguno de sus estructuras ideatorias, sino de un conjunto de micromedidas, de dispositivos menores, de prácticas de detalle, que no responden a ningún imperativo global dictado desde arriba, sino a una incitación particular y difusa, movilizada sólo por las exigencias de funcionamiento cotidiano del sistema. Este hermetismo al universo de las ideas, esta inaccesibilidad al ejercicio de pensar, hacen que las concepciones del mundo sean ininteligibles, que simplemente no quepan, lo que convierte en radicalmente impracticable, además de inútil, toda ideología.


Ahora bien, los individuos y los colectivos no pueden vivir sin dotarse de motivos y de razones sobre lo que hacen y por qué y para qué lo hacen, por lo que, carentes de cualquier marco inspirado en las grandes explicaciones discursivas, tienen que recurrir a su historia privada, al patrimonio de anécdotas y de experiencias que dan sentido a su experiencia personal, a la trama de sus vidas, con sus triunfos y sus fracasos, sus tristezas y sus alegrías.


Desde esta consideración podemos entender mejor el éxito del story telling, la necesidad de los humanos, sobre todo cuando falta la racionalidad del pensamiento, de contarnos, de que nos cuenten historias. Así se explica mejor el absoluto primado de lo literario, la vigencia de lo narrativo en la sociedad actual y la dramática miseria del pensamiento. Hoy la vía más segura para el triunfo intelectual es escribir novelas policiacas con elementos people. Las universidades nórdicas lo están introduciendo en sus curricula, y la glorificación de las intimidades más húmedas viene acompañada por los referentes dominantes de nuestra contemporaneidad: el familismo, la juvenilidad, el egotismo sin límites.


Todo ello presidido por el economicismo empresarial, enseñado en las business schools, con su invocación constante a la racionalización de los medios, a la eficacia, a la innovación, pero sobre todo a la productividad, a la excelencia, al siempre más y mejor. Frente a la doctrina de la igualdad, aquí se predica a los mejores que sean aún mejores, superiores, más excelentes, que entren en la cultura de los campeones. Estamos en las antípodas del Mayo del 68 y de su voluntad de luchar contra la desigualdad, de privilegiar a los trabajadores, a los emigrantes, a los marginales, de no dejarse devorar por la incorporación al proceso productivo y al ascenso en la escala social. La desigualdad es una realidad natural, predican, que hay que aceptar y construir a partir de ella, valiéndose cada cual por sí mismo. Lo demás es huida de lo real, simple escapismo.


Este sálvese quien pueda provoca una permanente multiplicidad de microseísmos sociales, que maximizan las diferencias y las distancias entre unos y otros y producen un unánime antagonismo de todos contra todos. Sin principios ni valores comunes, la irreparable fragmentación resultante no tiene más tratamiento colectivo que el autoritarismo coactivo ni más práctica individual que la trampa y la marrullería. Para qué pensar si mandamos y engañamos.


Lo que hace de nuestra vida colectiva un paisaje amenazado y tedioso en el que el hastío de lo público es incapaz de salir de su ensimismamiento poltrón y aprovechado y la mitificación de nuestros pequeños egos nos confina en la insignificancia de nuestras mismidades. Para todo ello, el único remedio de los que nos mandan es enseñarnos el palo, exhibir las catástrofes que nos amenazan. Con ello, la inseguridad y la violencia se convierten en nuestro destino inescapable, que nos condena a vivir en un aburrimiento átono y abotagado, pero sobre el que sabemos que pende la inminencia del desastre.


Claro que frente a la incuria de nuestros líderes y gestores, frente a la ineptitud de un poder en todas sus versiones -personal político, clase dominante, estructuras gubernativas- incompetente e incapaz, que sólo sabe recurrir a ritos y ceremonias y que pervive a golpe de anuncios incumplidos -después del último G-20 vendrán otros y otros-, sólo tenemos un recurso: la extraordinaria pujanza de los movimientos sociales, de los colectivos sociales de base. En todos los países, a todos los niveles, surgen y persisten como reacción a situaciones de opresión y de expoliación insoportables, como soportes y acompañantes de iniciativas que apuntan a la transformación de la sociedad.


José Vidal-Beneyto es director del Colegio Miguel Servet de París y presidente de la Fundación Amela.
Fuente: El País

domingo, 12 de abril de 2009

Tormenta mediática del G-20



José Manuel Naredo - Consejo Científico de ATTAC España

Transcurrida la tormenta mediática que desató la reciente cumbre del G-20 cabe concluir sobre su significado y alcance: no pasará a la historia por su afán de replantear, sino de reanimar, el capitalismo financiero imperante. Pero difícilmente cabía esperar que un grupo informal de países ricos o recientemente enriquecidos por el último auge fuera a hacer otra cosa.


No se sostiene el empeño de magnificar la trascendencia histórica de la reunión equiparándola con la de Bretton Wood, que sentó las bases del vigente sistema monetario internacional, en la postguerra mundial. La última reunión del G-20 no ha sentado las bases institucionales de ningún nuevo sistema, sino que ha tratado de revitalizar el antiguo. No ha creado nuevas instituciones, sino potenciado las ya existentes. Lo único verdaderamente histórico de esa reunión es el astronómico importe de las ayudas públicas comprometidas para favorecer, caiga quien caiga, el repunte de la actividad económica.


Jamás se había coordinado un plan de salvamento tan intenso, en el que el G-20 sumó un billón de dólares de dinero público a los cuatro millones ya comprometidos por distintos países. Esta decisión fuerte y resolutiva, se aderezó con otras más débiles e imprecisas de cara a la galería. Se echó carnaza a la opinión pública amagando, sin golpear, sobre dos temas altamente impopulares: las elevadas retribuciones de los ejecutivos y la existencia de los paraísos fiscales. A la vez que se prometía aumentar la regulación y la transparencia de los instrumentos, los mercados y las entidades financieras “de importancia sistémica”, encargando y reforzando para ello a las dos entidades que habían fracasado hasta ahora en hacer realidad esta promesa: el Fondo Monetario internacional y el Foro (ahora llamado Consejo) para la Estabilidad Financiera, otorgando al discurso internacional sobre las medidas de fondo un tono más ceremonial que real.


Con todo, la pasada Cumbre ha aclarado sin pretenderlo varios aspectos. El hecho de que el propio documento del G-20 afirme la voluntad de “regular y vigilar… por primera vez, los fondos especulativos de importancia sistémica”, tiene la virtud de aclarar que antes ¡¡¡no se regulaban ni vigilaban!!!, a la vez que surge la duda de lo que se entenderá por “importancia sistémica”. Por otra parte, la dureza de la represión policial de los movimientos alternativos evidencia la naturaleza exclusiva, no inclusiva, del propio G-20. Este grupo informal resultó de incorporar al elitista G-7 algunos de los países que habían ganado en poder y peso económico, que han conseguido ahora mayor presencia en los foros financieros internacionales. El nuevo sistema no podría salir del G-7 y tampoco del G-20, pese a haberse sentado en él a Rodríguez Zapatero. La creación de un nuevo sistema monetario internacional tendría que surgir de un foro mucho más amplio e integrador y no de un foro que excluye la presencia de los desfavorecidos y críticos del sistema actual. La inhibición de las Naciones Unidas en estos temas y el protagonismo del G-20 apuntan más, como decimos, a reanimar que a cambiar el capitalismo financiero imperante.


Artículo publicado en Diario Público.

Objeción de conciencia

Oponerse a las leyes injustas que los países europeos han puesto en marcha contra la inmigración ilegal es un derecho inalienable de todo ciudadano. A los más afectados por la crisis sólo les queda hoy la solidaridad

JUAN GOYTISOLO El País 12/04/2009


La actual crisis económica mundial se ceba con mayor crueldad con los sectores sociales más vulnerables, y a su cabeza, con los inmigrantes indocumentados, convertidos gradualmente en los últimos años en seres "ilegales", sin patria, trabajo ni futuro. El drama no se desenvuelve sólo en las fronteras de la Fortaleza Europea, ya sean las de la cuenca mediterránea, ya del trayecto África occidental a Canarias. Los sospechosos por el color de la piel o sus características "étnicas" viven atrapados en un laberinto invisible, sin salida alguna. Nos cruzamos con ellos en el metro, por las calles de Madrid, París o Roma, en la ignorancia de la inquietud que les embarga, de su aprensión a una vida sin horizonte, en precario equilibrio en el filo mellado de una navaja. ¿Van a encontrar algún empleo no declarado, a someterse, como en sus países de origen, a unas condiciones draconianas de algún explotador sin escrúpulos? La posibilidad de acogerse a esta nueva forma de servidumbre resulta, no obstante, cada vez más ardua. Los diferentes Estados de la Unión Europea endurecen las leyes y, por temor de las sanciones previstas en ellas, el número de empresarios o patronos que se arriesgan es cada vez menor. Queda, ¡cuán aleatoria y frágil!, la tabla de salvación de la solidaridad.


En mi reciente estancia en París asistí a la exposición fotográfica de la novelista Carole Achache en el vestíbulo de la alcaldía del distrito undécimo de la capital: la de una cuarentena de manos anónimas con una breve, casi telegráfica, historia de las mujeres y hombres que firman o sostienen los expedientes de sus recursos de amparo contra la expulsión. Vidas colgantes de un hilo: el del impulso humano más noble, de una fraternidad condigna a la igualdad radical con nuestros semejantes cualesquiera que sean sus orígenes, etnia, cultura o religión. La pequeña asociación organizadora del acto es un hermoso ejemplo de ello: sus miembros asumen la defensa legal de los amenazados en su lucha silenciosa por la existencia en el país en donde se refugiaron huyendo de una lobreguez carente de perspectivas. La Red Educativa Sin Fronteras -tal es el nombre de la asociación- infringe a sabiendas la normativa que extiende hasta dos años el periodo de detención de los irregulares, reos del flagrante delito de aspirar a una vida mejor. Carole Achache me presentó a una de las familias pendientes del papeleo administrativo, en el limbo de la ilegalidad. Los "ilegales" -¿puede ser ilegal un ser humano?-, oriundos de la región marroquí de Uxda, hablaban correctamente el francés, y sus hijos seguían con éxito los cursos del año escolar. En el dédalo kafkiano de una burocracia ajena a sentimiento alguno, la mano hospitalaria que les conducía ante jueces, procuradores y abogados era la de alguien consciente de que facilitar alojamiento, comida o asistencia jurídica la sitúa al margen de las leyes vigentes en el ámbito de la casa común europea.


Quince días antes de este emotivo encuentro -conozco bien el mundo de los Beni Snasen, y la conversación con el matrimonio y sus hijos me conmovió- había vivido una experiencia similar en los invernaderos de los campos de Níjar, adonde fui con motivo del cincuentenario del librillo homónimo. Un vehículo de la asociación Almería Acoge nos guió -a mí y al equipo de televisión que me acompañaba- por los pasillos abiertos entre aquéllos hasta el modesto centro de asistencia a los inmigrantes edificado sobre las ruinas de una alquería como las que moteaban de blanco el paisaje, tan bello como árido, de hace medio siglo. Una construcción de una sola planta con duchas, sanitarios y una habitación con sillas y una mesa donde se imparten clases de español, sirve de punto de reunión para los magrebíes y subsaharianos varados, tras una azarosa y potencialmente mortal travesía, en aquel otro mar refulgente, en cuya superficie de plástico el sol reverbera y ciega la vista. A menos de un kilómetro di con unas casuchas abandonadas en las que se amadrigaban una docena de inmigrantes sin trabajo ni papeles a la espera improbable de una baraka que les redimiera de la fatalidad del destino. Desde la crisis y el ascenso imparable del número de operarios sin empleo, los empresarios agrícolas que se enriquecieron a costa de ellos actúan con mayor cautela. La nueva Ley de Extranjería castiga con multas de 500 a 10.000 euros a quienes no den de alta al trabajador extranjero en la Seguridad Social o incumplan las normas de la contratación laboral. Pero esta ley que sustituye la dictada por Aznar en 2001 -modificada posteriormente tras su derrota electoral- no establece diferencias, sino en el grado de la pena impuesta entre empresarios negreros y quienes, como Almería Acoge, obedece al imperativo ético de la hospitalidad. Sus voluntarios, como los de la pequeña asociación parisiense, profesan, no obstante, los principios formulados en la Declaración de Derechos Humanos de Naciones Unidas, unos principios de validez universal. El que la Unión Europea les vuelva la espalda como sucede desde hace algún tiempo, sobre todo desde el desplome financiero del casino global y el pinchazo de la monstruosa burbuja inmobiliaria, no es razón suficiente para renunciar a ellos: la ayuda a nuestros semejantes libres de toda culpa no es ni puede constituir delito alguno.


Escribo esto mientras leo a diario en la prensa cuanto acaece en las fronteras marítimas de nuestra Fortaleza. El bello y estremecedor testimonio de mi amigo Daniel Rondeau ('Boat people d'Aujord'hui', Le Monde, 26-3-2009), embajador francés en Malta, nos informa puntualmente de las incidencias de la travesía cruel de Sur a Norte de decenas de millares de mujeres, hombres y niños exangües que tienen la suerte de orillar en la isla, en Pantelaria o en las costas italianas -"obligados a trabajar para pagar su viaje, robados siempre, a veces abandonados a una muerte segura en pleno Sáhara y sujetos en cada etapa de su periplo a su extorsión por policías, aduaneros y traficantes"- para ser "acogidos" en un centro de retención y devueltos en la mayoría de los casos a sus países de origen. Con las actuales leyes, muchos pesqueros temen socorrerlos de un inminente naufragio por las complicaciones legales que ello acarrea y se limitan a señalar su presencia, a veces demasiado tarde, al Centro de Control Marítimo y Salvamento. La antigua y noble solidaridad resulta hoy conflictiva.


El retroceso cívico y social del Viejo Continente en los últimos años es un indicativo de los tiempos peores que nos aguardan si no tomamos la iniciativa de denunciarlo. El censo gitano de Berlusconi, azuzado por los clamores racistas de una jauría movilizada por la Camorra napolitana; el proyectado en Francia por Sarkozy, cuyo doble filo -menos proteccionista que discriminador- inquieta con razón a quienes guardan el recuerdo del impuesto por Vichy a los judíos; los cupos de expulsión de "irregulares" aplicados ya en Francia, Italia y en nuestro país, pese a los desmentidos oficiales, acrecientan los temores a una deriva xenófoba contra las etnias sospechosas de ser la causa de cuantos males nos abruman. Las pegatinas con el lema "español parado, inmigrante expulsado", de una inquietante Alianza Nacional que salpicaban las paredes de algunos barrios sevillanos resumen el sentimiento de rechazo y demonización de quienes emigraron como nosotros hace cincuenta años.


El manifiesto para la reforma de la ley, Salvemos la hospitalidad, promovido por Soledad Gallego-Díaz en su magnifico artículo de Opinión en estas mismas páginas (8-3-2009) merece el apoyo de todos. La solidaridad y el respeto de los derechos humanos no pueden ser delito ni infracción como lo fueron en un pasado difícil de olvidar. Vayamos a la raíz de los males: a los países expoliados por el colonialismo y las satrapías que le sucedieron. Habría que devolver allí los millones robados por sus cleptocracias y las nuestras, y evitar así el peaje de vida o de muerte de quienes convierten el Mediterráneo, como leí recientemente, en tumba abierta. La objeción de conciencia a una ley injusta es un derecho inalienable de todo ciudadano.


Recordaré por enésima vez las palabras de Sahrazad en las Mil y una noches, palabras cuya nítida desnudez desmonta las argucias de los Berlusconi que hoy medran y gobiernan: "El mundo es la casa de quienes carecen de ella".


Juan Goytisolo es escritor.

viernes, 3 de abril de 2009

COMUNICADO DE ATTAC-ESPAÑA SOBRE LA CUMBRE DE LONDRES DEL G-20



COMUNICADO DE ATTAC-ESPAÑA SOBRE LA CUMBRE DE LONDRES DEL G-20
CAMBIAR TODO PARA QUE NADA CAMBIE

3 de abril de 2009

Cuentan las crónicas periodísticas que en la víspera de la reunión del G20 de Londres, y para evitar ser reconocidos por los manifestantes altermundistas que tomaron la calle, los ejecutivos de las entidades financieras de la City acudieron disfrazados al trabajo, sustituyendo el traje, la corbata, los zapatos lustrados y el maletín, por sudaderas, tejanos, zapatillas deportivas y mochilas.

No puede haber una expresión más gráfica de lo que ha sido la cumbre del G-20 en Londres: CAMBIAR POR FUERA PARA QUE NADA CAMBIE. Grandes palabras, reconocimiento de errores y puesta en cuestión de principios, anuncios de cambios en la superficie pero la misma sinfonía de siempre como fondo: mercado, libertad de movimientos del capital e instituciones en donde los poderosos pueden imponer su voluntad a todos los demás.

Nos congratulamos de que ellos, "los líderes" (como se autodenominan en el comunicado final) por fin hablen del histórico fracaso de las políticas neoliberales que han defendido hasta ahora y que han destrozado el sistema financiero mundial con tal de procurar el beneficio de los grandes propietarios de capital. Y valoramos positivamente que se reconozca que la economía mundial debe basarse en otros principios y en otros valores, que las finanzas deben regularse con mayor disciplina y que los capitales especulativos deben someterse a mayor control. Y también que los que hasta ahora se han negado a suscribir mínimos acuerdos internacionales para limitar los daños ambientales, hablen de entrar en una nueva era de "economía verde" y sostenible. Valoramos en lo que puedan valer las palabras que anuncian una nueva etapa de mayor cooperación y nos felicitamos de que quienes hasta ahora permanecen impasibles ante la muerte diaria de casi 30.000 personas por hambre, sin ser capaces de contribuir con los fondos que piden las ONG`s u organismos internacionales como la FAO, reconozcan ahora "la dimensión humana de la crisis".

Pero dicho eso, ATTAC-España tiene la obligación de decirle a nuestros conciudadanos que, por las razones que exponemos a continuación, lo acordado en Londres por los líderes es radicalmente insuficiente para poner fin a la crisis, para evitar otras de la misma naturaleza y, por supuesto, para poner fin al sufrimiento humano que provoca la actual organización de las relaciones económicas internacionales.

1. Recursos y compromisos insuficientes
Se ha acordado poner en movimiento una cantidad de recursos sin precedentes, pero con un destino que no es el que podría resolver los grandes problemas del planeta. Las cantidades destinadas a la lucha contra la pobreza y el hambre son casi ridículas si se comparan con las que están recibiendo los bancos. Se han vuelto a soslayar vergonzosamente compromisos concretos para alcanzar los ya de por sí moderados Objetivos del Milenio.

Por tanto, ATTAC-España sigue considerando insuficiente los recursos financieros movilizados y, sobre todo, su casi nula vinculación a proyectos concretos que pudieran evitar el hambre y el sufrimiento humano de las dos terceras partes de la humanidad empobrecida.

2. No se resuelve la bancarrota del sistema bancario internacional
Los planes de rescate de las entidades financieras están siendo un rotundo fracaso. La Declaración señala que las acciones para restaurar el crecimiento no serán efectivas hasta que se recupere el crédito doméstico y los flujos internacionales de capital, y por ello se justifica el ingente apoyo que han recibido las entidades financieras en forma de suministro de liquidez, recapitalización y compra de activos tóxicos. Los líderes reconocen el fallo sistémico en la supervisión y regulación que ha provocado la crisis y acuerdan crear un organismo que las lleve a cabo más acertadamente en el futuro, pero no han establecido medidas concretas que puedan resolver a corto plazo, como es imprescindible, este colapso que paraliza a la economía mundial.

ATTAC-España, por el contrario, sigue considerando imprescindible avanzar en la regeneración del sistema bancario ahora destrozado, pero no tratando de levantar sus cadáveres ni dejando intacta la lógica que lo ha destruido, sino creando un nuevo espacio financiero que garantice en todo el planeta que los recursos financieros sean considerados un bien público, en la medida que proporcionan la financiación que necesita la actividad económica real, que hoy se encuentra desarbolada tras el huracán desatado por la especulación financiera y sus burbujas asociadas.

3. No se liquidan los mecanismos que incentivan y generalizan la especulación financiera que ha provocado la crisis
Aunque la cumbre se ha referido a los paraísos fiscales, e incluso se afirma que se ha acabado la era del secreto bancario, lo cierto es que será muy difícil que se termine con la deriva generalizada hacia la especulación. No se habla de poner límites ni impuestos a los movimientos especulativos del capital y a sus beneficios asociados, ni siquiera se menciona que se vaya a acabar con los paraísos fiscales sino tan solo que se les pedirá una colaboración que ni implica su desaparición (más bien todo lo contrario) ni garantiza que dejen de ser la criminal válvula de escape financiero que hoy día representan.

En cualquier caso, y a la espera de las medidas que se puedan ir concretando, ATTAC-ESPAÑA previene desde ahora sobre la posible intención de aplicar generosas amnistías para incentivar el retorno de los depósitos desde los paraísos fiscales. Un procedimiento que los ciudadanos no deberíamos consentir y que hay que denunciar desde este mismo momento para que los gobiernos no sigan aplicando, con disimulo y casi con nocturnidad, las medidas de apoyo a los grandes financieros que se han enriquecido en los últimos años gracias a la definición de un marco institucional a su medida que está en el origen mismo de la crisis.

4. No se pone en cuestión el irracional e insostenible modelo productivo
Los lideres de los países más ricos del mundo se equivocan cuando soslayan que la crisis financiera se ha producido no solo por los errores regulatorios, sino también y principalmente, porque las políticas neoliberales que la mayoría de sus gobiernos han aplicado han destruido el poder de compra de los trabajadores, han generado un crecimiento basado en la destrucción del medio ambiente y han provocado un aumento inusitado de la insatisfacción y las desigualdades.

El plan de estímulo fiscal de 1 billón de dólares para las instituciones financieras internacionales y la financiación del comercio, por muy abundante que parezca ser, no cuestiona el problema el agotamiento de los recursos naturales, la especulación con los alimentos de las multinacionales del agronegocio, las formas oligopolísticas y hasta criminales del control y la explotación de fuentes de energía, el aumento de los niveles de contaminación que están poniendo en peligro la continuidad de la vida sobre el planeta, ni las desigualdades que todo eso está generando…

Por el contrario, en el documento de conclusiones se continúan poniendo como guía los principios del mercado libre en la forma de eliminación de obstáculos al comercio y la inversión, favoreciendo así unas mayores desigualdades entre los diferentes pueblos de la Tierra y aumentando los procesos de rapiña y expolio de los recursos y la riqueza de los pueblos del Sur, dirigidos desde los gobiernos y multinacionales del Norte.

Frente a ese discurso de siempre, que ha sembrado de pobreza y muerte nuestro planeta, ATTAC-España considera que ni se saldrá de la crisis, ni por supuesto, se reducirá la pobreza en el mundo, tal y como dicen desear los líderes. Éstos son los responsables del mantenimiento de relaciones comerciales asimétricas y dependientes, de que se sigan levantando muros vergonzantes para impedir el libre movimiento de personas, o de que se continúe obligando a que los empobrecidos y más débiles se desprotejan ante los fuertes, mientras se permite que éstos disfruten de derechos y privilegios que les niegan a los demás. Los líderes que se han reunido en Londres no han cuestionado asuntos tan sangrantes como los aquí mencionados.

5. No se democratizan las instituciones financieras internacionales
La cumbre ha apostado por reforzar las instituciones financieras internacionales, que ahora denomina “globales”. Eso significa que las instituciones que han sido instigadoras, policías y materialmente responsables de la aplicación de las políticas que han provocado la crisis, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la Organización Mundial de Comercio (OMC), seguirán siendo quienes dispongan del poder para decidir lo que se debe hacer y lo que no en la economía internacional.

Ante la indiscutible evidencia histórica de que éstas instituciones han errado continuamente, de que están al servicio exclusivo de los más ricos del mundo y a la vista del enorme daño que han hecho a los pueblos cuyas políticas han empobrecido, ATTAC-España renueva su propuesta enunciada tras la Cumbre de Washington el pasado mes de noviembre, y reclama la sustitución de estos organismos caducos por otros nuevos, constituidos sobre bases de igualdad y control democrático por parte de todos los pueblos del mundo y no de los países más ricos.

Por todo ello, ATTAC-España sigue llamando a los ciudadanos y ciudadanas para que resistan el poderoso envite de los ricos:
- Para que no se dejen dominar por la lógica inhumana de los mercados, para que reclamen con toda su fuerza justicia económica e igualdad efectiva, y para que se sumen a las protestas y actos de resistencia frente a la crisis.
- Para evitar que quienes han provocado esta crisis logren evadir sus responsabilidades.
- Para que los banqueros, las multinacionales y los grandes propietarios no sigan arruinando a los consumidores y a los pequeños y medianos empresarios.
- Para exigir planes de gasto más efectivos, dirigidos a la generación de rentas, a la creación de empleo en el contexto de un nuevo modelo productivo y al fomento de los servicios públicos.
- Para reclamar un sistema impositivo verdaderamente progresivo, que refuerce el papel de lo público, basado en mayores tasas impositivas sobre las rentas y los patrimonios más altos, prestando especial atención a las rentas del capital.

ATTAC-ESPAÑA. Justicia Económica Global


No es eso Presidente Montilla


¡No es eso, Presidente Montilla! ¡Ante la crisis del capitalismo es urgente un giro a la izquierda, no a la derecha!

Los que suscribimos, personas que nos identificamos con la tradición de izquierda y progresista de Cataluña, mostramos nuestro rechazo y perplejidad por las declaraciones del Presidente de la Generalidad de Cataluña en el Círculo Financiero, delante de sectores empresariales, en gran parte responsables de la crisis que estamos sufriendo.
No sólo nos escandaliza que mientras se da dinero, y se compromete mucho más, a aquellos que han alcanzado desmesurados beneficios en los últimos años y que han demostrado su total ineptitud y falta de rigor en la gestión de los ahorros y de las inversiones, se pida a los ciudadanos del país que paguen las consecuencias de este desbarajuste.
La tradición progresista se ha caracterizado por la defensa de las conquistas sociales del llamado “Estado del Bienestar”, lo que significa aumentar las inversiones sociales e incentivar el consumo sostenible, que en primer lugar ha de ir dirigido a cubrir necesidades básicas como la educación, la sanidad y la vivienda. Eso aún es más importante en un contexto de depresión económica, en que la salida pasa por preservar los recursos productivos y, en primer lugar, las condiciones de vida de los trabajadores y trabajadoras y del conjunto de la ciudadanía.
Pero el Presidente, en su intervención, opta por seguir poniendo la vida fácil a aquellos que han provocado la crisis y acumulado enormes beneficios (reduciendo los impuestos, ofreciendo más subvenciones) y cargando los costes sobre los trabajadores, a quienes se dice que deben trabajar más sin cobrar más. Y propone además renunciar a la estabilidad laboral y a los servicios sociales, para los cuales se propone que sean de pago. Y eso sucede poco después de romperse la negociación entre la Patronal y los dos grandes sindicatos, debido a la posición inflexible de una patronal que niega la recuperación del poder adquisitivo de los salarios, que quiere un despido más fácil y barato, más flexibilidad y más desregulación laboral.
Por si fuera poco retrógrado este discurso, se llega a reabrir la puerta a la energía nuclear, cuando ya hace decenios que se ha demostrado su peligrosidad e inviabilidad económica. Eso implica abrir al grifo de las subvenciones a las grandes constructoras y compañías eléctricas, que saben que sin subvenciones nunca les sería rentable la inversión en energía nuclear. Esta opción, que ocupa poca gente y por poco tiempo, pasa por delante de otros modelos energéticos (eólico, solar) que tienen un crecimiento exponencial en todo el mundo (y muy particularmente en España) y que son parte de la solución a la crisis, dado que emplean mucha más mano de obra y reparten mejor la riqueza, al no poder concentrar su producción en tan pocas manos.
Sorprende que todo eso lo haga por parte del Presidente de un Gobierno elegido con un programa que se presentó como moderadamente progresista, síntesis de los proyectos de tres formaciones de izquierdas. Significativamente, se ha presentado al Círculo Financiero (y no al Parlamento), y es todo un programa de gobierno alternativo que en ningún caso coincide con lo que la mayoría de la ciudadanía decidió en las últimas elecciones.
Que el jefe de gobierno de la izquierda plural de Cataluña se erija en crítico neoliberal del gobierno monocolor de Madrid en estas cuestiones es ya el súmmum de la incoherencia, y sin duda refuerza posiciones de derecha y contribuye a alejar aún más a los ciudadanos de las instituciones, reduciendo su confianza en la utilidad de la política.
El hecho de que esta involución programática haya venido acompañada de una desmesurada actuación policial contra estudiantes disconformes con un proceso de reforma universitaria que suscita toda clase de desconfianzas ante su carácter mercantilista y maltusiano no hace sino añadir más preocupación por la actual gestión del Gobierno de Cataluña.
Por lo tanto, manifestamos nuestro total rechazo a este giro conservador y represor e invitamos a toda la sociedad, los sindicatos, los representantes institucionales electos y los partidos, a mostrar su repulsa y a constituir una corriente social que dé una salida progresista a la crisis, comenzando por evitar el desguace del precario estado del bienestar que nuestro pueblo con tantas dificultades ha conquistado.

jueves, 2 de abril de 2009

Al infierno con los Paraísos Fiscales

Foto de familia de los gobernantes de G-20 en "El País
Después de 11 años en los que ATTAC viene insistiendo en la lacra de los Paraísos Fiscales para el sistema financiero y la economía internacional, y en los que los gobiernos de España y del Mundo y los medios masivos de comunicación se han mostrado en todo momento reacios a informar sobre el tema a la ciudadanía, de pronto todos se hacen eco del problema.
Ha hecho falta una crisis profunda en las finanzas y la economía internacional para que la perversidad derivada de la opacidad y no tributación de los centros offshore sea recogida más extensamente por la prensa y las TVs internacionales. En el diario "El País" de hoy nuestros compañeros de ATTAC y Tax Justice Network, Juan Hernández Vigueras, Jhon Christensen y Ricardo G Zaldivar, pero también Jesús Lizcano portavoz de los inspectores de Hacienda del Estado, o el Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa se citan en el artículo de Lola Galán " Al infierno con los Paraísos Fiscales".
Es muy de agradecer a todos estos compañeros, y en nuestro caso especialmente a Juan Hernández Vigueras, que hayan empleado de forma altruista su tiempo en profundizar teóricamente y denunciar en la práctica política este gran problema internacional.Todos los compañer@s de ATTAC y Tax Justice Network podemos estar seguros que a partir de estos momentos nuestra lucha por democratizar la arquitectura financiera y económica internacional pasa a primer plano de actualidad y mucho van a tener que maniobrar las fuerzas neoliberales para tratar de acallarnos.
Eso sí hemos de ser conscientes que nuestros esfuerzos para conseguir avances significativos en la práctica, requieren de un gran esfuerzo de profundización teórica y, al mismo tiempo, de un grado de planificación de nuestras estructuras organizativas considerables. Tenemos la razón formal y moral y hemos de trabajar por implementar y extender razones prácticas y en esto hemos de estar unidos, pero al mismo tiempo tendríamos que poder trabajar coordinadamente en redes y con otras organizaciones internacionales (ATTAC, TJN, Transparencia Internacional...etc).
¡¡Ánimo!!, que con la razón no nos pueden callar, Aunque sí pueden reprimir como se está demostrando en Londres ayer y hoy (ver fotografía de abajo). Adjunto noticia en el diario "El país" de hoy 2/4/2009.
NOTICIA:La libertad de movimientos de capitales y la competencia dificultan la lucha contra los territorios sin impuestos
LOLA GALÁN - Madrid - 02/04/2009