“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para
cambiar el Mundo”
Nelson Mandela
Propongo a ATTAC ser la
asociación impulsora en de una Universidad popular orientada a la acción. En
principio comenzando por las acciones que la propia asociación pueda desplegar,
mientras sensibiliza a otras asociaciones y entidades de prestigio cívico
ciudadano para que se unan a este proyecto.
Nuestro tiempo anda mal
de acción social, y está claro que nada podrá sustituir al compromiso con la
acción, es indispensable. Esta falta de compromiso con la acción es cada vez
mayor, pero no viene de ahora. Ya en 1967 Cornelius Castoriadis sentenciaba en
un epitafio el cierre de la revista "Socialismo o barbarie" al decir:
" Una actividad revolucionaria sólo volverá a ser posible cuando una
re-construcción ideológica radical pueda volver a encontrarse con un movimiento
social real"
Como proclamó Carlos
Marx, el posible camino hacia el cambio, la revolución y la emancipación social
es factible siempre que se den dos premisas: Que se den las condiciones
objetivas y las condiciones subjetivas de este cambio emancipador, estamos
cercanos a que se satisfaga la premisa de las condiciones objetivas, pero a “años
luz” para aproximarnos a las subjetivas.
Caminamos rápidamente
hacia una sociedad sin derechos, depauperada y desigual en que crece la pobreza
y la exclusión social como nunca, pero en que el sentido de la acción choca con
una falta de conciencia de subjetividad como clase y de desarme ideológico ante
el pensamiento único neoliberal, que campa por sus fueros por gobiernos, élites
y academias. Nunca el poder de las élites había sido tan omnipresente y
totalitario, bajo la forma democrática.
La educación, a la que
muchos apelan como crucial en cualquier cambio social transcendente, hoy se
convierte en tecnocrática y pretende formar individuos capacitados para la
continua competencia, que ni siquiera se pregunten por qué compiten y para qué.
El caso es desplegar la máquina imparable del crecimiento y el provecho de los
poseedores de esta máquina del “progreso”, sin que los costes sociales y
ecológicos se contabilicen en este cálculo instrumental sistémico de
coste-beneficio.
La resistencia a esta
deriva plutócrata-tecnocrática de la modernidad, la ha estado ejerciendo durante
años la unión del pensamiento crítico y militante, junto a los movimientos
sociales emancipadores. Dicho pensamiento junto a la acción que se desarrolló
en 1968 dio lugar a nuevos movimientos sociales de 2ª y 3ª generación
(ecologista, pacifista, feminista, antimilitarista, naturista y de retorno al
campo,…etc) Movimientos que fueron recuperados en parte por la nueva ola de
Conservadurismo y neoliberalismo de los 80.
Es a partir de la
segunda mitad de los años 90, cuando la sociedad civil y política comienza de
nuevo a organizarse contra la marea neoliberal en Europa y América, pero solo
en América ha logrado avances contra el imperialismo, debido a las
características de estas sociedades y a la opresión finisecular que venían
padeciendo desde casi siempre y que había desarrollado las condiciones objetivas
de la revuelta, mediante unas comunidades compactadas en amplios movimientos
populares, en los que cuajó la revuelta social y que más tarde asumieron el
poder que antes se les negó.
Mientras, la Europa del
“bienestar y top-consumir” nos va dejando, ha sobrevenido la Europa del
austericidio y la diversa y desigual sociedad europea se está viendo sacudida
de forma desigual por las consecuencias de la crisis financiera y a la postre
económica, pero también ecológica, social y de valores.
Llegado este momento en
el que estamos, la sociedad civil está cautiva del único proyecto realmente
asentado, el proyecto capitalista en su fase neoliberal. El mismo que alimentó
las palabras de Margaret Thatcher en 1987 “La sociedad no existe, hay
individuos, familias y mercados”: Este egoísmo social, contrario al valor
republicano de la solidaridad, ha triunfado en buena parte, creando lo que ya
Hanna Arent llamaba la “desolación social”
Aun así siguen
existiendo resistencias, pero difícilmente en Europa logran cuajar y
estructurarse en un proyecto de alternativa a la Europa neoliberal. Y no logran
estructurarse porque:
- La sociedad se halla diversificada en
grados y formas, el pluralismo es un sustrato contingente de la democracia
actual que no favorece los procesos comunitarios de acción social. Uno de los
retos que se plantean hoy en día es delimitar los conceptos clave de igualdad y
diversidad.
- La maquinaria de adoctrinamiento,
desinformación y propaganda social, unida al consumo ejercen una ascendencia
acrítica sobre la existencia de las personas.
- La falta de proyecto político
coherente en los actuales tiempos contribuye a la dispersión política, local y
social de los actores del cambio, con lo que ello significa de fraccionamiento
de los movimientos de acción política y social. Fraccionamiento que incapacita
a la sociedad para combatir el dominio totalitario del mercado y del estado a
su servicio en el capitalismo actual.
- A las nuevas generaciones se les ha
educado fundamentalmente en las áreas científica y tecnológica, pero no en las
áreas de humanidades y pensamiento, con lo que la enseñanza se ha desligado de
la autonomía del pensamiento y de la crítica social. La capacidad de pensar
sobre la propia vida y su interrelación con la vida social, está en declive
cuando más falta hace pensar respuestas desde la sociedad.
Es urgente crear
instrumentos y espacios de educación crítica y contra-información serios y
documentados y hacer pedagogía porque se avecinan tiempos de devaluación
democrática y de pérdida de derechos y las generaciones más jóvenes lo van a
pasar mal y están ideológicamente desarmadas.
No obstante el poder
capitalista, sintiéndose mastodóntico, también sabe que la reciente crisis ha
significado una muestra de su debilidad, de que no es capaz de dar respuestas a
la sociedad en los momentos difíciles, con lo cual su base de legitimación se
ha visto socavada. Diríamos que está actualmente en fase de poder débil, en
cuanto su fuerza se basa en su casi absoluta implantación, la falta de
alternativas reales y su poder de coerción a través de los estados y organismos
internacionales, pero sin embargo ha dejado de significar, en la apercepción de
la mayoría de la gente, un sistema de legitimidad ética o con capacidad de
responder a las necesidades más vitales y se ve cada vez más como impuesto
desde las élites depredadoras y corruptas. Ha perdido su fuerza legitimadora en
Europa, no obstante y es desesperanzador, cuando esto sucede, la sociedad está
desarmada ideológicamente y desmovilizada.
Pero el sistema,
sabiendo que ha perdido gran parte de la fuerza que le da la legitimidad
social, está dispuesto a recuperarla y uno de los instrumentos de recuperación
de esta legitimidad pretende ser la educación de las nuevas generaciones.
Pretende implantar en la mente de los consumidores culturales un universo
reducido en valores y adaptados al interés de su supremacía, no solo impositiva,
sino también legitimada por sus valores: El individualismo posesivo, la
competitividad y el consumo irresponsable. Y aquí es donde entra en juego su
proyecto de adoctrinamiento educativo.
No es extraño,
últimamente, leer en la prensa noticias sobre la reducción en los planes de
estudio de la filosofía y humanidades en el currículum escolar, pero tampoco la
intención de introducir cuestiones tan importantes para el aprendizaje de los
alumnos como arte y tauromaquia o labores del hogar…. En fin! Y lo más
preocupante es que en nuestro país, a partir de 4º de ESO y desde este mismo
curso, se empieza a ofrecer a los alumnos como créditos asignaturas como
“Emprendeduría y educación financiera”. Pero lo bueno de este asunto es que la
única oferta por ejemplo en Cataluña es la de EduCaixa, la zorra a cuidar las
gallinas.
Esto va acompañado,
según he podido contrastar con diversos docentes con décadas de experiencia, de
una institución educativa que, en su acepción crítica prácticamente ha
sucumbido ante las nuevas orientaciones gerenciales, direcciones unipersonales
y sesgos curriculares de los centros. Y también acompañado de una izquierda,
siempre arrastras y a destiempo, tarde y mal de las circunstancias, enfrascada
en su ombligismo político particular, fraccionada, sin proyecto político y no
digamos social.
Pues eso, creo que
tendríamos que “separar el trigo de la paja” y plantearnos cual es el tipo de Acción social
más necesario hoy desde el ámbito de los movimientos de la sociedad civil. No
se necesitan grandes dotes de pensador para saber que es necesario
contrarrestar la pretensión adoctrinadora de las élites sobre el pueblo, es
tiempo de resistencia ideológica. Para ello hay que recuperar instrumentos que
han existido en otras épocas de mayor gloria ciudadana en nuestro país, o crear
nuevos instrumentos de información y educación crítica de la ciudadanía. En
esta línea propongo la UPOA (Universidad Popular Orientada a la Acción).
A pesar de lo
“rimbombante y pretencioso del término” y contra lo que algun@s pudieran pensar
a primera vista, este proyecto es posible y no necesita grandes inversiones,
solo capacidad de unir fuerzas y movimientos que pueden dentro de la sociedad
civil crítica y propositiva comenzar a construir una red de experiencias de
carácter educativo, cada cual desde su particular especialización. Es necesario
comprender y abandonar la fatalidad que significa la excesiva diversificación y
fraccionamiento en el activismo social y político. Es imposible articular un
proceso sociopolítico desde esta diversidad si no pensamos en estrategias de
articulación de esta diversidad para re-constituir el sujeto político desde la
ciudadanía crítica.
Para comenzar a tejer
esta red, ATTAC podría implementar durante este año 2016, la primera fase del
proyecto UPOA. Teniendo en cuenta que dicho proyecto supone un continuum en el
arte de ensamblar capacidades y solidaridades desde el momento 1 hasta el
infinito.
Este año podría
dedicarse a constituir el embrión impulsor de este proyecto popular y para ello
las fases podrían ser algo como esto:
1.- Definir
operativamente el proyecto impulsor y someterlo a la aprobación de ATTAC.
2.- Definir los ejes y
actividades que desde ATTAC nos comprometemos a trabajar informativa/formativa
y pedagógicamente y los niveles a los que nos vamos a dirigir. Ir trabajando
desde el primer momento en ofertar sobre estos ejes.
3.- Ponerse en contacto
con otras asociaciones y entidades y sensibilizar sobre la idoneidad de
juntarnos para abordar un proyecto educativo de estas características.
Feed-back con estas asociaciones e incorporación de los cambios pactados y en
su caso de las experiencias educacionales que puedan aportar. Unirnos los
colectivos en la planificación en adelante, del proceso.
4.- Echar mano de
nuestro Consejo científico.
A final de curso
valoración de la acción educativa y propuesta de progreso para el 2017.
Los posibles colectivos
con los que hablar, son colectivos críticos de la sociedad civil a niveles
estatal, regional o local que apuesten por un proyecto de este calado, tan
ambicioso, pero tan necesario.