El establecimiento normativo a nivel internacional de la libertad absoluta
de los movimientos de capital, es consecuencia de la emergencia y asentamiento
de políticas neoliberales en los gobiernos desde finales de los 70 hasta el
presente. En ello han participado activamente las instituciones financieras
internacionales FMI, BM y OMC y también la OCDE. Supone el cierre de un proceso
de desregulación financiera que comenzó en 1971 con la abolición de la paridad
dólar-oro y ha supuesto la práctica extinción del control de capitales
transfronterizos que dio estabilidad a la economía y las finanzas tras el
sistema de Bretton Woods.
Las bolsas de valores y mercados de capital sufren un proceso de
integración mundial que inaugura el nuevo sistema de las finanzas globalizadas
o globalización financiera. Mediante ella “Los grandes grupos bancarios y
fondos de inversión impulsan una infraestructura tecnológico-financiera que
reafirma la autonomía de las finanzas globales frente a la economía real y, en
ausencia de autoridades supervisoras globales plantean retos políticos de gran
alcance, que significan la independencia e influencia sobre los gobiernos
democráticos, inmersos en las redes de poder de los casinos financieros"[1].
La titulación de activos financieros que comercializa la antigua banca
tradicional, convertida ahora en banca financiera global, llena las bolsas de
valores y los mercados privados extrabursátiles OTC de derivados y sofisticados
productos financieros, desconectados de la realidad económica. Esto a pesar de
que la llamada ingeniería financiera se nutre con la titulación de cualquier
activo subyacente que pasan a constituir
codiciados bienes o servicios para los bancos, ávidos de liquidez, o para los
fondos de inversión que especulan con ellos. Esta actividad especulativa de la
banca financiera global carece absolutamente de supervisión y control, mientras
los grandes bancos aumentan su negocio convirtiendo en activos financieros
bienes como las hipotecas inmobiliarias, las materias primas agrícolas, la
deuda soberana o el petróleo.
Los paraísos fiscales – más allá de su fundamental dimensión para la
elusión, evasión, fraude fiscal y blanqueo de capitales, que es quizá la
dimensión más conocida - son instrumentos destacados de los actuales mercados
financieros globales e incontrolados, plataformas para operar comercial y
financieramente en los mercados mundiales. Fueron ampliamente utilizados para
la especulación inmobiliaria sobre los derivados de las hipotecas subprime que
originó la crisis y el Crash de 2008[2].
A estas alturas la crisis económica originada por el descontrol y la fiesta de
los mercados financieros se ha reconducido sistémicamente mediante la
socialización de las pérdidas de los bancos y un gran aumento del paro, la
pobreza y la desigualdad en el mundo, al mismo tiempo que se ha disparado de la
deuda soberana de los estados, que quedan así sometidos, como en el caso de los
llamados PIGS al dictado de la UE, FMI y de los bancos acreedores. En lo que
llevamos de crisis, derechos humanos básicos como el de una adecuada
alimentación o el de la vivienda, han sufrido una importante vulneración debido
a que es la sociedad en su conjunto la que ha sufrido las consecuencias de la
orgía descontrolada de los grandes capitales e instituciones financieras en los
opacos mercados financieros, en especial mediante sociedades mercantiles
interpuestas en los mercados offshore. Hoy continúa la sangría social mediante
la trampa de la deuda soberana, que prioriza el pago a los acreedores – que
además especulan con ella- sobre las medidas gubernamentales necesarias para el
desarrollo social y el cumplimiento de los derechos humanos más básicos.
Fue en 1997 que en su artículo en Le Monde diplomatique “Desarmar los
mercados”[3],
Ignacio Ramonet pedía un boicot desde las instituciones de gobierno a los
bancos y otras grandes corporaciones domiciliados en paraísos fiscales, así
como mecanismos disuasorios para poner coto a la especulación internacional en
unos mercados de capital totalmente libres y desregulados. Decía “La libertad
total de circulación de capitales desestabiliza a la democracia, por ello es
importante poner en marcha mecanismos disuasorios. Uno de ellos es la Tasa
Tobin”[4].
Esto fue después de constatar cómo la llamada Crisis del Este asiático en 1997,
había sumido en el descalabro económico y en la pobreza a países enteros,
después de que sus monedas se vieran atacadas por los especuladores sobre
divisas ante la coyuntura propicia de desestabilización económica, provocada
por un déficit en las reservas bancarias para hacer frente al endeudamiento
externo derivado de los préstamos a corto plazo adquiridos. Esta crisis originó
un efecto dominó que acabó afectando también a países de América Latina.[5]
Un ejemplo criminal paradigmático de la vulneración de los derechos humanos,
dada la falta de regulación y control de los llamados mercados, lo encontramos
en la especulación en los mercados de futuros actualmente financiarizados con
materias primas alimentarias, que en 2008 sufrió un avance exponencial cuando
los fondos que especularon con los productos derivados de las subprime hubieron
de buscar nuevos nichos financieros. Una explicación de estas operaciones en
los mercados de futuros extrabursátiles (OTC) la encontramos en el documento
“Navegando por los meandros de la especulación alimentaria”[6].
En 2008 materias alimenticias básicas como el trigo o el maíz duplicaron los precios
de 2007 en los mercados creando una crisis alimentaria de dimensiones globales
que afectó a gran número de países y provocaron huelgas y movilizaciones, en
ocasiones violentas, en países como Haití, Méjico, Argentina, Egipto, Somalia o
Afganistán. En 2011 se da un nuevo repunte en el precio de los alimentos y Esther
Vivas dice en un artículo en La Directa “Las revueltas populares en el Norte de
África y en Oriente Medio tuvieron entre sus múltiples detonantes la escalada
del precio de los alimentos”[7]
Pero la codicia por el negocio rápido de las finanzas adquiere cada día
nuevas dimensiones especulativas en ciudades como Barcelona. En una reciente
publicación en el semanal “La Directa”[8]
se denuncia la compra de edificios enteros destinados a reformar y vender o
alquilar, después de echar a los vecinos y aprovechando la burbuja en los
precios del alquiler en parte originada por los apartamentos turísticos o la
gentrificación de determinadas zonas de la ciudad. Al menos cuatro de los
fondos de inversión tienen relación con paraísos fiscales: Varia i Caso
Patrimonio Iberia SL, con sede en Luxemburgo. Galla Inv –clienta d’MkPremium–, con
vínculos financieros en la isla británica de Man & Lesing LWP Spain SL, con
sede en Malta.
La libertad existente en los movimientos de capital, unido a la
transformación de los mercados de valores y de futuros en mercados
fundamentalmente especulativos y a la enorme titulación y sofisticados
productos derivados propios de la ingeniería financiera; aumentan la presencia
de la banca global e inversores institucionales en las plataformas opacas de
negocio de los paraísos fiscales. A ello se une la opacidad en los canales de
transferencia telemática de las transacciones financieras (SWIFT) y en las
cámaras de compensación interbancarias o sociedades que efectúan registro y
contabilidad de dichas transacciones diariamente (Clearstream, Euroclear,…),
sociedades instrumentales denunciadas por su opacidad y sus vínculos con
paraísos fiscales, por el periodista de investigación Denis Robert[9]
en sus publicaciones.
Los procesos de liberalización económica en los mercados de capital y de
desregulación de las condiciones de los mercados financieros, a partir de los
80 del siglo pasado, han cultivado la opacidad y disparado la titulación de
activos y la ingeniería financiera, suponiendo grandes beneficios para la banca
y fondos de inversión en el gran casino financiero; al mismo tiempo que el
dominio de una economía especulativa sobre la economía real o productiva supone
grandes riesgos sistémicos y una transferencia continua de rentas del trabajo
hacia un sistema rentista y depredador de la economía. En este proceso de
financiarización de la economía los derechos humanos se ven continuamente
cuestionados, cuando no vulnerados al mismo tiempo que se corroe la democracia.
Como dice Ignaci Ramonet[10]
“El impuesto sobre las rentas
financieras es una exigencia democrática mínima. Estos beneficios deberían ser
sometidos exactamente a la misma fiscalidad a la que se somete a las rentas del
trabajo y esto no sucede en ningún lugar”.
Es necesaria la conjunción de las fuerzas críticas de la sociedad y
promover, desde la base, la construcción de un movimiento ciudadano de acción
social internacional que presione a los gobiernos para que legislen poniendo en
el centro de la acción política a las personas y no el beneficio de las grandes
corporaciones e instituciones financieras, como viene siendo habitual. En este
sentido hemos de saludar esperanzadamente los inminentes comienzos de un
movimiento internacional por la justicia fiscal y financiera, una de cuyas
patas ha tenido su última acción en la Semana de acción global por la abolición
de los paraísos fiscales (1 al 7 de abril del 2017), aprobada en el Foro social
mundial de Quebec 2016 y promovida por la plataforma Alianza global por la justicia
fiscal (GATJ). También especialmente felicitar la iniciativa del Gobierno de Ecuador
- que en enero de 2017, alcanzó en la Asamblea General de las Naciones Unidas,
la presidencia pro-témpore del llamado Grupo de los 77 (G77 ) que agrupa a 134
países en vías de desarrollo – de plantear como punto crucial bajo su
presidencia promover medidas normativas en la ONU para combatir los paraísos
fiscales.
En general la defensa de los derechos humanos en su articulado, es
inseparable de la lucha por hacer prevalecer la democracia frente al
capitalismo en su fase financiera, una democracia hoy día socavada por la
dictadura de los llamados “mercados” que para Vigueras[11]
“no es sino un eufemismo con el que los gobernantes y medios esconden la realidad
del poder incontrolado del entramado de los grandes bancos y fondos
especulativos que operan en el casino financiero global”
Antonio Fuertes Esteban
Barcelona, 7 mayo de 2017
[1] Juan Hernández Vigueras. “El casino que
nos gobierna” Ed. Clave intelectual 2012. (Introducción).
[2] Juan Torres López. “Porqué se cayó todo y
no se ha hundido nada?” Ed. Sequitur y ATTAC. 2010.(pg 81)
[3] Ignacio
Ramonet. “Desarmar los mercados” ( Le monde diplomatique en español. Diciembre
1997)
[4] Antonio
Fuertes Esteban “Tasa Tobin y Res publica” 2014.
[5] Comisión
económica para América latina y Caribe de Naciones Unidas ( UN CEPAL 1998) “Impacto de la crisis asiática en América
latina”.
[6] Observatorio de la deuda en la globalización.
“Navegando por los meandros de la especulación alimentaria” 2011.
[7] “La crisis alimentaria golpea de nuevo”
Esther Vivas. La directa nº 221. 2011
[8] Gemma
García y Jesús Rodriguez. “Comprar,
expulsar, reformar i vendre” art de en La Directa. 19/4/2017.
[9] Denis
Robert “Révélation$” 2001. La Boîte
Noire 2002, ambas en castellano en Ed. Deusto.
[10] Op. cit.
[11] Op.cit.