El Triangle
Este 3 de abril, se celebra el Día de Acción Global contra los mal llamados paraísos fiscales,
en realidad la expresión inglesa “tax havens” significa refugio o
guarida fiscal. En Barcelona, como en otras ciudades, se organizan actos
de denuncia contra su existencia, que tiene como función básica
favorecer los beneficios de los grandes capitales móviles a costa de los
del trabajo, las familias y la degradación del planeta.
Son estados y territorios al servicio de empresas globales, grandes
fortunas y los llamados inversores institucionales: bancos, fondos de
inversión o de pensiones y aseguradoras y constituyen un soporte
necesario de la globalización financiera. Comúnmente son conocidos por
ser vehículos para el fraude, evasión y elusión fiscal, constituyen lo
que Vito Tanzi denominó “las termitas de los sistemas fiscales”. La
reciente memoria de recaudación de la Agencia tributaria constata que,
en lugar del 30% que habrían de pagar de impuesto de sociedades, las grandes empresas pagan de media el 6% de sus beneficios, la gran banca solo el 2’9% y las grandes constructoras el 1’2%.
Estos escandalosos datos habrían de hacer reflexionar a nuestros
representantes y reaccionar a una ciudadanía que sufre desde hace una
década paro, precariedad y pérdida de derechos sociales.
Sabemos por la prensa que a través de ellos se canaliza la economía
criminal. La corrupción social y política, el narcotráfico, la trata de
personas o el terrorismo lavan en ellos sus beneficios.
Menos conocidos son como plataformas de especulación. Las finanzas
desreguladas encuentran, a través de ellos, nichos de especulación en
todo tipo de activos, sean financieros, como la deuda de los países,
divisas, acciones, bonos, mercados de futuros o derivados; sean materias
primas, alimentos, bienes comunes básicos, empresas, inmuebles o
servicios públicos. Es menos conocido, pero no por ello menos lesivo
para el bien común. Los grandes inversores apuestan en el casino
financiero con el gran riesgo sistémico que ello provoca cuando
estallan las burbujas especulativas. Las crisis derivadas son
muy costosas y siempre acaban pagándolas las clases populares. La
especulación mueve más de 6 billones diarios de dólares buscando
beneficio rápido en los mercados financieros. La economía de casino
supera en docenas de veces a la real o productiva.
No hay nada en los refugios fiscales que promueva el bien común,
todas sus aplicaciones son nocivas. La ciudadanía habría de ejercer
presión a nivel internacional para su erradicación, exigiendo mayor
regulación y transparencia fiscal y financiera y sanciones económicas y
comerciales contra los territorios que se dotan de sistemas jurídicos y
fiscales lesivos para el orden económico y social. Es crucial exigir a
nuestros representantes locales o europeos den a conocer las listas de
países que actúan como tales y adopten sanciones hasta que abandonen sus
prácticas. Está en juego la credibilidad de unos gobiernos que
vienen permitiendo una de las mayores lacras para el bien común y la
democracia sustantiva.
A nivel político las tan manidas “unión fiscal” o “unión bancaria” en
Europa, necesarias para dar carta de naturaleza a una Europa económica y
política, no serán posibles mientras sigan existiendo estos
territorios, que imposibilitan la armonización fiscal y consecuentemente
la unión fiscal bien entendida, además de imposibilitar una unión
bancaria efectiva, ya que la “banca en la sombra”, asentada en su
opacidad, constituye una bomba de relojería e impide a las autoridades
bancarias europeas efectuar cualquier ejercicio de supervisión
consolidada serio y efectivo.
Los promotores de la concentración este 3 de abril, ante la Oficina de la Unión Europea en Barcelona,
desean llamar la atención sobre el torticero proceso que el Consejo
viene efectuando en la confección de la lista de refugios fiscales de la
UE y visibilizar su indignación, ya que consideran que se emplean
criterios políticos y no técnicos para exonerar de su lista a diversos
países de la UE, que de facto funcionan como tales, también exonera a
otros territorios muy agresivos en materia fiscal en el Mundo. Al mismo
tiempo que exigen sanciones comerciales y económicas hacia los
territorios offshore y no cooperantes.