sábado, 12 de septiembre de 2015

La deseada futura república catalana.






Hablar de República hoy es, para muchos, cambiar la monarquía parlamentaria por un gobierno presidido por un ciudadano o ciudadana electos, que ostentaría la presidencia de la República. Si bien, en puridad formal, hoy se llama repúblicas a los regímenes no monárquicos y formalmente democráticos, que así se denominan constitucionalmente. Hemos de recordar que, para que un país merezca ser llamado republicano, hace falta que su elenco cultural y político sufra a menudo una profunda transformación que le aproxime en cuanto a sus finalidades reales al bien común de todos, ciudadanos y ciudadanas.
Si nos sumergimos en la historia de la tradición republicana, tradición que ha dado lugar a la ideología política del republicanismo, nos hemos de remontar necesariamente a Platón, que aun no siendo proclive al gobierno de los más (entonces del partido de los pobres) ni de la democracia como sistema, sí que ha dejado una profunda huella en el pensamiento republicano y en algunos valores que a partir de la modernidad han asumido como modelos algunas repúblicas democráticas. Platón incorpora al pensamiento político griego y europeo posteriormente, el valor político fundamental de la “areté”, la virtud en la “civis”. Platón exije del gobernante sabiduría para entender la sociedad y para articular sus formas de gobierno, pero también virtud para ser ecuánime en el trato político, justo en las decisiones y normas de gobierno y honesto en su desempeño. Independientemente de que combata el sistema democrático de la Grecia de Pericles, Platón incorpora un hito, la virtud, a la vida política. Y este hito ya será un imponderable de la democracia moderna.
Es aquí donde hemos de preguntarnos por el valor del actual Procés hacia la República Catalana y de la virtud del bloque mayoritario que lo nutre y sus liderajes. Hemos visto, en la lista de Junts pel Sí, una intención de los ya “antiguos” líderes catalanes, que pretenden legitimarse mediante el liderazgo de este proceso ante el pueblo de Cataluña. Un pueblo que, según se entiende, libre de ninguna presión o engaño, de forma consciente y crítica proclamará ante las urnas a los governantes mejores para conducir el Proceso catalán hacia la independencia. En esta lista que parte en principio como una lista de la sociedad civil, se esconden en cuarto y quinto lugar los dos grandes jefes de la tribu catalana hoy, Artur Mas y Oriol Junqueras. Siendo que a Artur Mas, todos los pronósticos le dan como posible Presidente de Generalitat y que haría la transición a la proclamación de la República catalana.
¿Alguien piensa, al votar la lista de Junts pel Sí, o al apuntarse de promotor o compañero de viaje del actual Presidente de la Generalitat - que es adalid del partido político que tiene sedes embargadas, el deber de explicar el 3%, y que ha canalizado el principal descontento social en Cataluña desde la caída de la dictadura – que será el que llevará a cabo la transición hacia la República Catalana? ¿podrán los votantes y los compañeros de viaje hacia la República asumir que no votan virtud ni bien común, sino que simplemente sustituirán un monarca por un “capo” del terruño?
Otro de los puntos fuertes de la República ha sido tradicionalmente el de la estabilidad de la polis. Los valores de cohesión social y de estabilidad política y económica marcan necesariamente la acción republicana. Y aquí es donde hemos de preguntarnos sobre varios puntos necesariamente:  

¿Procura el actual proceso a la independència en Cataluña mayor cohesión social en España que la que había hasta ahora? ¿depende de los escenarios?
¿El proceso catalán hacia la independencia posibilitará una estabilidad política nacional catalana e internacional el día de después y fechas siguientes?
¿El proceso catalán proporcionará mayor solvencia y estabilidad económica en Cataluña?
Lo que sí va a proporcionar es una sociedad culturalmente más homogénea ¡qué duda cabe! Aunque no sé si eso puede convertir Cataluña en menos pluralista y cosmopolita, estaría por ver…  

Dejo estos interrogantes para que cada cual los aborde y se los responda. La estabilidad y la cohesión social son importantes ejes de cualquier comunidad política.
No pretendo centrar el debate en la legalidad y legitimidad sobre quién debe tomar decisiones en política y en este caso en el tema de la soberanía, si ha de ser la constitución con que nos hemos dotado todos  los españoles o la legitimidad democrática de la mayoría del pueblo catalán. En lo que sí voy a incidir aquí es en cómo se encara el proceso de desencuentro de Cataluña hacia España, sitas hoy en una misma comunidad política. Y en esto Kant, la Ilustración y el posterior republicanismo kantiano si nos dan pistas, que son las mismas pistas que siguen para abordar conflictos todos los mediadores nacionales o internacionales, la vía del dialogo.
Siempre ante cualquier conflicto que entraña el malestar de las partes, se ha de intentar una vía de dialogo antes de que se enquiste. Hay que tratar a nivel internacional, que parece es lo que se trata, de encontrar una solución negociada, antes que por supuesto cualquier declaración unilateral de independencia. Es cierto que el actual gobierno de España no lo pone tampoco fácil, pero en todo caso una decisión de esta trascendencia no debería ser tomada de forma atropellada. Y es muy posible que el panorama político en el Estado Español cambie en breve y pueda llevarse a cabo un proceso negociador y encontrar una solución que no suponga necesariamente el conflicto, sea la que sea.
Lo que muchos criticamos del proceso actual catalán es que:
1º.- Es un proceso de “boxeo” y sin ningún diálogo y en eso tienen exactamente la misma responsabilidad el gobierno de España, como el Gobierno de Cataluña, como las asociaciones de la sociedad civil y los medios de España y de Cataluña.
2º.- Es un proceso que está adquiriendo paulatinamente tintes de más nacionalista y banderil, en el que predomina el interés de la nación por encima de cualquier otro, incluso de la justicia ( corrupción intocable) y esto en los dos “bandos” con lo que los valores de ciudadanía crítica se evaporan ante el fuego de las pasiones comunitarias.
3º.- Es un proceso donde prima la propaganda por “ambos bandos”.
4º.- Es un proceso donde parte de la izquierda ha priorizado el objetivo nacional sobre cualquier otro en este momento (por los hechos de cada cual, está claro).
5º.- Si no se cambia la orientación del proceso, lo cual quiere decir que han de cambiar los dos malos gobiernos (de España y de Cataluña) que solo persiguen su permanencia y poder oligárquico, si no cambian estos dos gobiernos no habrá diálogo. Cada uno buscará réditos propios en este conflicto y la irracionalidad y pasiones no filtradas por la razón harán ( como en todo divorcio civil judicializado, conflictivo y con rancunias e incomprensiones mútuas) que las criaturas ciudadanas y personitas sean víctimas de este divorcio no dialogado, como en las peores familias. Solo queda una opción, que cambien los gobiernos en los dos sitios ( en uno solo no vale), que entren gobiernos limpios de suciedades varias y de peajes patrios y que se comience un diálogo sobre la relacción mutua con todas consecuencias, sometiendo, solo después del diálogo con juego limpio por ambas partes, las posiciones de salida a referendum.
Desde la política y la ciudadanía crítica hemos de buscar soluciones para los dos pueblos, no “declaraciones de guerra mutuas” de los mandamases. Detrás hay personas oprimidas y ninguneadas a cada orilla del Ebro. Hay quienes desde la sociedad civil proclamamos y pedimos hace tiempo diálogo, hay otros que piden ruptura ¡ya!, en las condiciones que sean. La diferencia entre una postura y otra es muy sencilla, si predomina la segunda predominará el sentimiento propio de unos frente al sentimiento propio ajeno, habrá enfrentamiento de dos sentimientos lícitos, pero no filtrados por la razón y reforzados por los poderes que ven en el conflicto una oportunidad de permanencia, de despistar con este conflicto de sus responsabilidades patrias y de catapulta electoralista en vísperas de los comicios.
Si viviera Hanna Arent tendría en el Proceso catalán un reto muy importante y sería enseñar a esos que hoy se proclaman abanderados de la República catalana, qué quiere decir en realidad eso de pensamiento republicano, del que seguramente se han olvidado, si es que alguna vez lo han conocido. Comunitarismo rancio, ineficaz, elitista, asfixiante y cerrado, tanto en España como en Cataluña, eso es lo que nos espera a esta marcha. ¡Y las izquierdas siguen sin enterarse de nada!
No pretendo cargarme la política en Cataluña, solo pretendo darle el giro necesario a los tiempos en aras de conseguir una mayor aproximación a la búsqueda del bien común y para ello propongo ensanchar la visión política en estos tiempos de crisis en España y en Cataluña, dirigir la mirada y la acción también hacia donde hoy se desarrollan las macropolíticas que nos afectan, hacia Europa y la comunidad internacional. Esta posición es muy opuesta a la que tiende a obviar la política internacional y a fragmentar la realidad política y retrotraerse, preferente y a veces exclusivamente, en los colectivos que pensamos controlamos, en los del nosotros étnico, pero que no tienen la posibilidad de efectuar unilateralmente el  autogobierno que desean, la comunidad política ha de establecer a nivel internacional diversos tipos de gobernanza y las escalas y la subsidiariedad en las decisiones son principios más que deseables políticamente. Por ello hemos de promover ciudadania crítica europea contra el actual establishment oligárquico-corporativo. 
Antonio Fuertes Esteban

Barcelona 12 de septiembre de 2015

domingo, 30 de agosto de 2015

Cataluña decide ¡Cuidado con los farsantes!



Y ahora que tenemos la farsa plebiscitaria montada y a un mes de las elecciones ¿Que cada cual haga de su capa un sayo?

Para mi el tema nacional en Cataluña es complejo políticamente y en realidad el derecho a decidir es hoy pura retórica, como instrumento útil para conseguir un objetivo por algunos en principio, que en efecto es la secesión. La dimensión retórica viene dada en el mundo interdependiente global y gobernado por los mercados, en que la soberanía territorial no implica la soberanía política (en cuanto decidir autónomamente sobre el bien común de los pueblos) ergo tenemos aquí una clara paradoja: Disponer de soberanía para no controlar nuestro autogobierno. 

Esta "tontería" afecta tanto al Estado Español, como al posible Estado Catalán si se llegara a dar. Yo ya he dicho miles de veces que mi apuesta es el Federalismo sin fronteras y hasta el final de la unión planetaria y que cualquier nuevo estado divisorio lo considero un error (Salvo por razones obvias los pueblos verdaderamente colonizados u oprimidos). No obstante, los catalanes de origen, fundamentalmente, han montado un movimiento nacional, que a pesar de no ser mayoritario, hay que reconocer es muy potente, sentido y ámplio. En principio pidieron el derecho a decidir, que no es tal, sino el derecho a la libre determinación proclamado por la ONU en los 60 y para dar soporte a la liberación de pueblos oprimidos y colonizados. El derecho a decidir, viene en realidad como concepto del ámbito feminista, pero se ha traspuesto y su uso ahora esta establecido. 

Basamentos normativos e institucionales aparte, lo que no se puede hacer es lo que ha echo el Gobierno Central, que ha negado una realidad y se ha opuesto rotundamente a cualquier línea de diálogo, con lo que sabemos que ha significad esta actitud, que ha reproducido meteóricamente el número de gente tanto que exigen el derecho a decidir, como la independencia. 

Hacer uso del derecho a la libre determinación significa sin duda someter el vínculo de Cataluña con el Estado español a referendum ¿de qué tipo? ahí está la diferencia entre constitucionalistas y nacionalistas catalanes.... pero tampoco me quiero centrar en eso. 

El tema es que vivir aquí en Cataluña sin resolver este dilema será una pesadilla constante a partir de ahora, y más cuanto más se prolongue. Desde una perspectiva razonable y no de tirarse los epítetos a la cabeza o negarse mutuamente el agua argumental, lo más civilizado sería conseguir un espacio de diálogo, información y debate público plural en medios que conformara opinión informada y razonada en la gente y esto previo a un referendum en condiciones. Este es el único escenario que pùede resolver la división social y posible fractura social con España y dentro de Cataluña.

El problema no consiste en concretar quien tiene más razón, sin más, sino qué decisión tomamos para el bien general y cómo lo hacemos para que esto se resuelva civilizadamente. Presiento que para eso necesitamos un Gobierno decente en España y otro en Cataluña, sin esos dos soportes no habrá diálogo y el problema irá incrementándose, entre gobiernos que buscan su voto aquí y allá. El mal gobierno irá alimentando los odios para sacar provecho entre los suyos, desatando, eso sí, xenofobia y animalidad. 

Votar un buen gobierno, al que mire por la gente y sus problemas reales y no por el fragor patrio o las demostraciones de fuerza soberanista, es necesario a los dos lados del Ebro. En todo caso mi voto siempre será no a la secesión y lo argumentaré de aquí a Roma.

viernes, 7 de agosto de 2015

Aprendamos de la historia. Que nos guíe, pero no nos ciegue.




Hace mucho que, con la llamada post-modernidad, se habla del fin de las ideologías, del final discursivo, de la imposibilidad de encontrar un proyecto emancipador, lo cierto es que la modernidad como proyecto de los países soberanos sucumbió con su pérdida de soberanía.

A muchos nos une el ser metecos, itinerantes, haber salido de nuestro vientre lugareño en pos de cultura, trabajo, futuro o simplemente aventuras. Muchos otros tienen peor suerte y buscan un refugio fuera de las pandemias, de las guerras y la falta de formas de subsistencia, del hambre.

En los años 40 a 70 Cataluña fué un lugar donde huir del mísero horizonte del hambre en el sur de España. Los planes de estabilización y desarrollo creados por los entonces más aperturistas del sistema nacional católico+falangista, precisamente los tecnócratas del Opus Dei, encontraron en el carácter emprendedor catalán y en su incipiente industria un lugar donde invertir en infraestructuras y fomentar la industria patria, igual que lo hicieron con el País Vasco y Madrid. Fueron los tres polos de desarrollo del régimen.

Muchos del sur, Aragón o Galicia, cogieron el tren con su familia y bajo riesgo de ser devueltos a los lugares de origen por la guardia civil en la Estación de Francia (los mas débiles no interesaban) se aventuraron entonces al gran éxodo y se instalaron en chabolas y chamizos que ellos mismo se fabricaban con materiales de desecho en lo que ahora son los barrios periféricos de la ciudad y metrópoli de Barcelona. Hacían jornadas de trabajo inacabables y de su esfuerzo y la economía doméstica pudieron, al cabo de años, comprarse o alquilar un piso familiar. Se han hecho múltiples relatos de las gestas de estas familias y de las adversas circunstancias de su asentamiento que superaron a base de trabajo y pundonor.

La mayoría, llegada la transición hicieron definitivamente de esta tierra catalana su lugar en su mundo y se adaptaron, algunos a duras penas, a las políticas de inmersión cultural. Si bien una mayoría en casa y sus hijos en el patio de las escuelas seguían hablando en la lengua materna como es de bien nacidos. A algunos nativos les hubiera gustado que estos metecos o charnegos hubieran dejado en casa su cultura y aquí se hubieran asimilado culturalmente sin más. No pocos prohombres de CiU y de ERC advirtieron de los riesgos para los catalanes y su sacrosanta cultura, de atraer demasiados metecos. Y verdaderamente el tema no era para menos, pues luego vinieron latinos, marroquies, surafricanos, caribenos, chinos, rumanos,... y la gran metrópoli se convirtió en una gran arca llena de especies donde los catalanes de 8 apellidos vieron peligrar su reino en este Mundo, entre otras las poderosas 400 familias, repartidas y con ramificaciones en todas las formaciones políticas catalanas, más en las nacionalistas.

La realidad es que, contrariamente a lo que algunos piensan ahora, no ha sido internet quien ha creado el cosmopolitismo en Cataluña, sino la inmigración, el comercio, la producción y el trabajo. A algunos les gustaría también que parte del "cosmopolitismo" fuera la conquista dels Països Catalans, pero me temo que es un sueño del que no participan otros de los llamados països.

Ahora en Cataluña, empadronados, hay entre un 60 y un 65 % de metecos o charnegos, que hacían de Cataluña un territorio mestizo y bendito hasta que llegó la crisis acompañada del maldito PP y se removieron los cimientos étnicos en este territorio que amo porque es donde han nacido mis hijos, un territorio cosmopolita y que puede ser mestizo, un sueño de los "sinrazas" de los "sincredos nacionales" y eso se sabe y se sabe que mayoritariamente el conflicto con el Estado español no ha sido óbice para que durante 34 años de post-transición Cataluña haya sido el "Oasis Catalán", si no que se lo pregunten al "muy Honorable" y sus arreglos con el centralismo. Cataluña iba bien y "pillaba" con la bisagra pujoliana, ora a diestra, ora a siniestra, más que nadie.

Ahora las cosas cambian, la pugna ante la crisis por el trabajo escaso, los servicios, etc., se puede convertir en sumidero de bilis xenófobas. De ser territorio de acogida, puede pasar a serlo, como ya lo es, de expulsión y xenofobia rampante, tanto de orientación catalanista, como españolista. No desperteis a la bicha, no os querais imponer unos sobre otros. Se sabe perfectamente que una mayoría de catalanes (que viven y trabajan en Cataluña) no quieren la independencia, los sondeos del Instituto de opinión de la Generalitat lo han dejado muy patente en las dos últimas ocasiones -Y eso que son de la Gene.

No, los discursos nacionales no son actualmente un camino de modernidad. Hay muchos que creen que la modernidad no ha acabado, que aún hay discursos y los hechos les dan cotidianamente la razón, pero los Estados son categorías zombies y la modernidad caída solo puede ser refundada de forma universalista, trascendiendo y diluyendo fronteras físicas y psíquicas, las más importantes son las que ponemos o quitamos en nuestros corazones.

Los riesgos hoy son mayormente globales y como tales han de ser abordados. Sin embargo Europa está demostrando que muchos de estos riesgos no se enfrentan colectivamente, sino que se trasladan a los más débiles. Y en eso puede ser que una Cataluña independiente pueda "soltar lastre" y adquirir un lugar entre la media docena de territorios solventes Europeos. Siempre me pregunto el porqué y encuentro actores secesionistas para todos los gustos: Unos por simple interés económico u otras formas de cálculo instrumental, otros por la herida abierta por el nacionalismo español, otros de vuelos Romanticos. Si lo que prima en el secesionismo es el romanticismo habré de decirles que el discurso nacional romántico no es ya de este Mundo globalizado, o si lo es es un peligro en ciernes para otros. Aún habría más, los que más allá de cálculos y romanticismos o de hartos del Estado, lo que desean es tener más competencias y nivel de autogobierno para poder afirmar su patrimonio diferencial, en este punto todos podemos comprender que hace falta un cambio profundo a nivel constitucional del Estado y por supuesto hacia la federación territorial.

Cuando los tiempos despiertan las pasiones, más si son nacionales, hemos de tener un espejo retrovisor conectado con la razón, no sea que la realidad nos arrolle. Y creo que podemos colegir en Cataluña que a pesar de los intentos del PP, la lengua y la cultura catalana están más que asentadas y solo una dictadura como la franquista las podría atacar, no nos engañemos. Y de los cerca de 8 millones catalanes casi todos defenderemos la cultura y el idioma catalán. Aunque también un porcentaje ámpliamente mayoritario pedimos conservar nuestros orígenes españoles en Cataluña, comenzando por un idioma que hablan 600 millones de personas en el mundo, lo cual también es un gran patrimonio de la cultura catalana, no lo despreciemos. Hemos de contar con lo que hay, que nos hace diferentes, más ricos culturalmente y más universalistas.

En este punto de la transcendente historia de relacción y confrontación entre Cataluña y España, solo pido que podamos filtrar nuestros sentimientos por el cedazo de una racionalidad situada en el contexto actual y no histórica solamente. Me pregunto si no, si será posible que en Europa los diversos pueblos se entiendan y solidarizen, después de que diversos imperios arrasaron y ocuparon a fuego y sangre territorios por doquier, y todos hemos sido hostigadores y zaheridos sin excepción, antes o después. Francos, Prusianos, Ingleses, Españoles, o Catalanes y Aragoneses antes en el Mediterráneo.

La historia sangrienta ha de servir para no repetirla, por eso la idea de Europa surgió como territorio común de los pueblos enfrentados, como federación y solidaridad, aunque después los gobiernos hayan traicionado a la ciudadanía al escuchar los cantos de sirena del capital. Solo veo posible una España y una Europa de solidaridad y progreso, que sea democrática, social y ambiental , pero para ello se necesita un proceso de federación progresivo y convergente.

Antonio Fuertes Esteban
7 de agosto de 2015

miércoles, 29 de julio de 2015

Me apunto a la lucha ciudadana y política europea


 
 
Nunca fuí partidario de las teorías de la conspiración de las élites globales iluministas organizadas y ocultas. Sin embargo el proceso de apropiación capitalista a costa de la política y la sociedad toma forma de estado de sitio total y alarmante. Seguimos con nuestra miserable vida de idiocia aburguesada mientras nuestros estados nos están vendiendo lo común a pedacitos. Afirmo con absoluta seguridad de lo que digo que la lucha es global, el campo de batalla es global y que no podemos seguir parapetados únicamente en instituciones locales pensando que así tendremos protección y, menos, empoderamiento. O salimos a campo abierto las multitudes hasta acorralar a los mercaderes o ellos nos acosarán hasta que seamos esclavos. Si Varoufakis funda un partido de alcance europeo, yo me apunto.

domingo, 26 de julio de 2015

Marchemos sobre Bruselas







Plataforma catalana EuroMarxes 2015


Hace años comprendimos lo que significaba la construcción europea a través de sus tratados, un proyecto del capital europeo para crecer en competitividad a costa de la mano de obra y de la ciudadanía en general. Sin embargo ha tenido que producirse un cambio de la economía principalmente productiva a la economía financiarizada y una crisis financiera y sistémica para que una gran parte de personas en la Unión Europea hayan tenido que comprobar en su propia vida hasta donde llega la tiranía del capital.

Después de que los estados han salvado a los bancos mediante el erario público, convirtiéndose la deuda privada en deuda pública, estos mismos bancos con el dinero del rescate y los préstamos sin apenas interés del BCE, se convirtieron, junto al Banco Central Europeo, en los grandes compradores de deuda soberana. El compromiso de pago que los gobiernos adquieren con los diversos acreedores, ha significado en diversos países un mecanismo de esclavitud a través de la deuda. La Comisión Europea, el FMI y el BCE (Troika) han impuesto las eufemísticamente llamadas “reformas estructurales” unas políticas de austeridad y recortes sociales a los pueblos, que están generando alarma social, paro, precariedad, pobreza y desigualdad insoportables. 

De entre todas las políticas antisociales, el pueblo griego es, desde 2010, el más dramáticamente tiranizado mediante la trampa de la deuda. Somos muchas personas en Europa que nos sentimos solidarios con el pueblo griego, sensibles ante el oprobio y el dolor que este pueblo valiente viene padeciendo.

Y mientras esto sucede los negociadores institucionales y lobistas de la Unión Europea y de Estados Unidos, de forma totalmente opaca, están entregando el control de la democracia, las normativas laborales, el medio ambiente, la alimentación, las patentes, los bienes, servicios y prestaciones públicas - como la salud, la educación o las pensiones – en manos de las élites económicas. Ello mediante los acuerdos de comercio e inversiones que se están estableciendo con las negociaciones del TTIP o el TISA.

Pero también está teniendo lugar un gran atraco a la ciudadanía europea por medio de los paraísos fiscales, mediante la elusión, evasión, fraude fiscal y blanqueo de capitales que vehiculan el producto de la rapiña, la corrupción o la criminalidad de esas mismas élites y delincuentes de toda calaña.

Y la idea de una Europa unida languidece mediante la realidad de la competencia interna y la insolidaridad entre sus países miembros. Se toman al mismo tiempo a nivel europeo crueles medidas insolidarias para contener la emigración, medidas que están legitimando en una parte de la ciudadanía actitudes o discursos xenófobos o racistas.

Esta no es la Europa que las fuerzas populares que lucharon contra el fascismo soñaron tras la Segunda Guerra Mundial, no es una Europa habitable, amable, igualitaria, solidaria. Las élites económicas y sus vasallos políticos, la están convirtiendo en un continente inhóspito, tiranizado por el poder del dinero y que se erige como fortaleza infranqueable ante el sufrimiento y desesperanza del Sur.

Son muchas las personas sin futuro o directamente esclavizadas o excluidas por esta Europa de los mercaderes que se afianza también depredando el territorio y el medio ambiente. Y hemos decidido decir basta a la tiranía del dinero, que ha raptado los instrumentos propios de la soberanía popular.

Igual que el despotismo continuo del Señor feudal provocaba la ira y la rebelión popular en la Edad Media, la humillación y empobrecimiento del pueblo griego ha sido la chispa que ha impelido a diversas fuerzas políticas y sindicales populares y movimientos sociales a proponer como medida urgente en el seno de la Cumbre alternativa europea (Alter Summit)  programar una acción urgente a nivel de ciudadanía. Cuando los gobiernos han rendido sus armas al capital, los ciudadanos habremos de rebelarnos contra esta Europa tiránica.

Se viene planificando desde marzo de 2015 una acción coordinada a nivel europeo. En ella se propone que se formen diversas columnas de ciudadanos y ciudadanas que confluyan hacia Bruselas entre los días 1 y 17 de octubre de 2015.

LA REBELIÓN DE LA MAYORÍA CONTRA LA ÉLITE TIRÁNICA ES NECESARIA ¡MARCHEMOS SOBRE BRUSELAS!