Antonio Fuertes Esteban. Attac Acordem
Las
fuerzas ciudadanas están avanzando claramente en diversos frentes y la
sociedad está comenzando a esperanzarse en que otras formas de hacer
política son posibles. La alternativa Podemos ha sido crucial en esta
visión de cambio que de momento está sirviendo para, aparte de conseguir
votos para el avance de las fuerzas populares, agitar el coctel de la izquierda social y política que bien
pudiera ser el detonante de un futuro posible Frente
popular de cambio. En Barcelona y dentro de la tradición comunitaria y
municipalista la gente que impulsa Guanyem Barcelona pretende ejercer de
revulsivo para este tipo de cambio, también a nivel municipal. Muchos
nos sentimos atraidos por este fenomeno que está empoderándose del
espacio político ciudadano y que de hecho despierta ya gran interés en
los medios, muchas veces para cargárselo, es verdad, pero que hablen
bien o mal de nosotros, lo positivo es que se hable. A veces ellos
mismos se echan tierra encima y se desacreditan con sus difamaciones.
Ada Colau, siendo la cara más visible de Guanyem, ha declarado que es una portavoz más y que no ha sido suya la idea de lanzar este reto adelante. Hay otros actores de gran tradición en el grupo impulsor de esta iniciativa y yo apuesto porque uno de los mentores de esta idea ha sido Joan Subirats, economista y politólogo que desde la UAB y el IGOP lleva muchos años investigando y formando a generaciones de personas, que algunas de ellas han acabado en la política activa o en posiciones de valor o liderazgo en entidades diversas de la sociedad civil. Pero también podrían serlo Jordi Borja o Jaume Asens, o Gerardo Pisarello u otros..
En mi caso y creo que en el de la entidad en que estoy, apoyaremos el avance de Guanyem Barcelona. No obstante me gustaría situar un tema de contenido de unidad política, y es el de la necesidad y al mismo tiempo la limitación de la escala municipalista. Creo que ganar un ayuntamiento no necesariamente es conquistar el destino de una ciudad y de sus ciudadanos, en eso todos y todas estaremos de acuerdo, ya que sabemos que aparte de personas, importantísimo, los proyectos necesitan fuentes económicas y estas claramente no están en nuestras manos.
Empoderarnos en esferas municipales significará necesariamente combatir políticas estatales como la nueva legislación estatal sobre comunidades locales, que vacía de contenido y de medios a los poderes próximos al ciudadano; sufrir la privatización palmaria de todos los grandes poderes financieros, incluidas todas las cajas bancarizadas y a punto de acabar su reconversión total en bancos; luchar contra La Caixa, Banco de Sabadell, Santander, BBV,...etc por el control de la esfera económica y para ello habrá que defender, crear o reforzar alternativas financieras como una necesaria Banca pública, ética y con control social y diversas formas de iniciativas sobre finanzas éticas y solidarias, si no queremos acabar siendo acreedores de los usureros.
No, ganar Barcelona no es conquistarla, es subir un escalón o varios escalones. Podríamos decidir sobre la re-municipalización del agua o sobre políticas de viviendas sociales, o sobre los usos del espacio público, que no es poco, o sobre re-asignación más social de los propios recursos municipales; pero no conquistar una visión panorámica ni que la ciudadanía pueda decidir lo que sería necesario sobre la asignación de recursos a la educación, sanidad o servicios sociales (por hablar de aspectos que se gestionan por consorcios en la ciudad) faltaría la otra parte, la Generalitat, sometida a una deuda de 60.000 millones de euros directos y 190.000 millones por su participación en la deuda del Estado. Aún menos podríamos influir para decidir sobre el "austericidio" las prestaciones públicas o sobre la creación de empleo.
Habría que reapropiarse de los recursos materiales, lo cual no es de momento factible en el mundo actual del poder sistémico del fundamentalismo de mercado, al menos si en instancias más altas que la municipal, no hay instituciones que toman medidas, reguladoras, reapropiadoras, controladoras y supervisoras al servicio del pueblo y los tribunales de justicia no sufren una profunda mímesis popular.
La alternativa municipalista, es necesaria para ejercer en primera línea la democracia directa en unas cosas, o consultiva en otras, participativa a fin de cuentas. Puede ser un aprendizaje ciudadano de primera magnitud y ese es para mí su valor máximo, puede empoderar a las personas, hacerlas partícipes de un proyecto colectivo. Sin embargo hay otra cosa que nadie dice, se ha de acabar necesariamente, si algunas personas llegan a ser ediles o alcaldes, en la necesidad de educar al pueblo en la democracia y sus límites en el mundo actual del capitalismo globalizado y en las alternativas existentes para combatir el poder plutocrático a escala glocal (local y global).
Ada Colau, siendo la cara más visible de Guanyem, ha declarado que es una portavoz más y que no ha sido suya la idea de lanzar este reto adelante. Hay otros actores de gran tradición en el grupo impulsor de esta iniciativa y yo apuesto porque uno de los mentores de esta idea ha sido Joan Subirats, economista y politólogo que desde la UAB y el IGOP lleva muchos años investigando y formando a generaciones de personas, que algunas de ellas han acabado en la política activa o en posiciones de valor o liderazgo en entidades diversas de la sociedad civil. Pero también podrían serlo Jordi Borja o Jaume Asens, o Gerardo Pisarello u otros..
En mi caso y creo que en el de la entidad en que estoy, apoyaremos el avance de Guanyem Barcelona. No obstante me gustaría situar un tema de contenido de unidad política, y es el de la necesidad y al mismo tiempo la limitación de la escala municipalista. Creo que ganar un ayuntamiento no necesariamente es conquistar el destino de una ciudad y de sus ciudadanos, en eso todos y todas estaremos de acuerdo, ya que sabemos que aparte de personas, importantísimo, los proyectos necesitan fuentes económicas y estas claramente no están en nuestras manos.
Empoderarnos en esferas municipales significará necesariamente combatir políticas estatales como la nueva legislación estatal sobre comunidades locales, que vacía de contenido y de medios a los poderes próximos al ciudadano; sufrir la privatización palmaria de todos los grandes poderes financieros, incluidas todas las cajas bancarizadas y a punto de acabar su reconversión total en bancos; luchar contra La Caixa, Banco de Sabadell, Santander, BBV,...etc por el control de la esfera económica y para ello habrá que defender, crear o reforzar alternativas financieras como una necesaria Banca pública, ética y con control social y diversas formas de iniciativas sobre finanzas éticas y solidarias, si no queremos acabar siendo acreedores de los usureros.
No, ganar Barcelona no es conquistarla, es subir un escalón o varios escalones. Podríamos decidir sobre la re-municipalización del agua o sobre políticas de viviendas sociales, o sobre los usos del espacio público, que no es poco, o sobre re-asignación más social de los propios recursos municipales; pero no conquistar una visión panorámica ni que la ciudadanía pueda decidir lo que sería necesario sobre la asignación de recursos a la educación, sanidad o servicios sociales (por hablar de aspectos que se gestionan por consorcios en la ciudad) faltaría la otra parte, la Generalitat, sometida a una deuda de 60.000 millones de euros directos y 190.000 millones por su participación en la deuda del Estado. Aún menos podríamos influir para decidir sobre el "austericidio" las prestaciones públicas o sobre la creación de empleo.
Habría que reapropiarse de los recursos materiales, lo cual no es de momento factible en el mundo actual del poder sistémico del fundamentalismo de mercado, al menos si en instancias más altas que la municipal, no hay instituciones que toman medidas, reguladoras, reapropiadoras, controladoras y supervisoras al servicio del pueblo y los tribunales de justicia no sufren una profunda mímesis popular.
La alternativa municipalista, es necesaria para ejercer en primera línea la democracia directa en unas cosas, o consultiva en otras, participativa a fin de cuentas. Puede ser un aprendizaje ciudadano de primera magnitud y ese es para mí su valor máximo, puede empoderar a las personas, hacerlas partícipes de un proyecto colectivo. Sin embargo hay otra cosa que nadie dice, se ha de acabar necesariamente, si algunas personas llegan a ser ediles o alcaldes, en la necesidad de educar al pueblo en la democracia y sus límites en el mundo actual del capitalismo globalizado y en las alternativas existentes para combatir el poder plutocrático a escala glocal (local y global).
Posiblemente el
Mundo lo hemos de comenzar a conquistar desde los ayuntamientos, o no, pero
esto no debe de significar la finalidad del proyecto, ya que así
fomentaríamos ciudadanía de cortas miras y comunidad "democrática de
intereses" . Veamos si no el caso Suizo "la democrácia más modélica"
por su democracia local participativa, pero en que sus "excelsas" ciudades en donde
deciden sus gentes, son centros mantenedores del paradigma plutocrático a
través de sus paraísos fiscales, su foro de Davos, su Banco
Internacional de pagos de Basilea y sobre todo su insolidaridad probada
con el proyecto Europeo, del que se sirve, o su des-humanización al
votar una mayoría de ciudadanos y ciudadanas en contra del acceso social y ciudadano
de los emigrantes, incluso poniendo restricciones a los comunitarios. El enfoque de amor a lo propio, no puede convertirse
en el fin preeminente, este enfoque puede acabar en una comunidad de
interés como por ejemplo Basilea. Porque si el pueblo suizo tiene procedimientos para debatir, recoger firmas, proponer leyes y decidir mediante referéndum, una de las primeras cuestiones que ha de resolver para demostrar su talante democrático general es su solidaridad también con otros países. Por ejemplo los ciudadanos podrían demostrar su solidaridad con otros pueblos tomando una iniciativa desde la sociedad civil al parlamento para que Suiza aboliera el secreto bancario dejando de ser paraíso fiscal establecer formas de mayor apertura de sus fronteras a la emigración comunitaria y no comunitaria. La democracia no solo son procedimientos, también ha de ser sustancia y en un planeta mundializado ha de responder a los valores republicanos: libertad, igualdad y solidaridad.
Hace ahora dos dias, en un programa de radio catalán, del que no citaré el nombre, oí a un tertuliano de Guanyem Barcelona presentar su proyecto de forma solvente, he de reconocer que hubo un comentario que no consideré oportuno, el único de la entrevista. En un momento determinado expresó la necesidad de este proyecto y de sumergirse en él. a mí me pareció entender que como una necesidad de salir de aquellos procesos del " bla, bla, bla,..." dijo, de que si la globalización, la economía financiera y bla, bla, bla,..etc.
Mucho me temo que si de entrada estos procesos del "bla, bla, bla,..." no son tenidos en cuenta, al día siguiente de la "conquista del municipio" nos interrogarán y si no sabemos encararlos, nos explotarán en plena cara.
Por el municipio comunitario, sí, pero también global - modificando hábitos de decisión, pero también de comercio, relacción inter-ciudades, transacionales,.... con otros municipios afines con el que federar y intercambiar políticas y ejercer contrapoder real y colectivo al capitalismo financiero.
Por el municipalismo de visión global como una de las formas hacia el cambio global e integrado en los espacios de contrapoder altermundistas internacionales.
Hace ahora dos dias, en un programa de radio catalán, del que no citaré el nombre, oí a un tertuliano de Guanyem Barcelona presentar su proyecto de forma solvente, he de reconocer que hubo un comentario que no consideré oportuno, el único de la entrevista. En un momento determinado expresó la necesidad de este proyecto y de sumergirse en él. a mí me pareció entender que como una necesidad de salir de aquellos procesos del " bla, bla, bla,..." dijo, de que si la globalización, la economía financiera y bla, bla, bla,..etc.
Mucho me temo que si de entrada estos procesos del "bla, bla, bla,..." no son tenidos en cuenta, al día siguiente de la "conquista del municipio" nos interrogarán y si no sabemos encararlos, nos explotarán en plena cara.
Por el municipio comunitario, sí, pero también global - modificando hábitos de decisión, pero también de comercio, relacción inter-ciudades, transacionales,.... con otros municipios afines con el que federar y intercambiar políticas y ejercer contrapoder real y colectivo al capitalismo financiero.
Por el municipalismo de visión global como una de las formas hacia el cambio global e integrado en los espacios de contrapoder altermundistas internacionales.
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