Antonio Fuertes Esteban. ATTAC Acordem
Alguien dijo “No es posible construir un paraíso social en un infierno económico” habría que añadir que no se puede levantar un Estado social y solidario avalados y dependientes en exclusiva de unas finanzas organizadas por las oligarquías económicas bancarias y con señas de identidad centenarias usureras, corruptas y especuladoras con todo lo divino y lo humano.
El sistema financiero es la sangre que se traslada a través de las comunidades sociales y hace desarrollarse a la economía moderna, pero si esta sangre, como es el caso, está infectada por el virus de la avaricia, la desigualdad y la corrupción y es bombeada desde un corazón privado prestado, parásito del corpus social y a plazos de contador de intereses, depreda a la sociedad y la sumerge en una dependencia de pulsión tanática.
Hemos llegado, por dejación o acción política, de nuestros representantes o de nosotros – todos hacemos política cada día aunque muchos no se aperciban – a dejar las llaves del cuarto de máquinas del barco común en que navegamos en manos exclusivas, privadas que han llegado a mover el barco a su antojo, a veces hacia paraísos fiscales privados. Pero cuando el barco ha escorado debido a la falta de dirección, al descontrol generalizado y han comenzado a abrirse vías de agua que amenazaban con hundirlo, para entonces el capitán, el político, ya no gobernaba el barco. El barco estaba en manos de quien tenía las llaves de la sala de máquinas, la banca, que era la única que podía poner los medios para reflotarlo, eso sí, a costa de todos, de toda la tripulación.
El corpus social necesita generar su propio corazón, sondear en la tierra de los antepasados para buscar el valor de otros tiempos y contagiarlo a los nuevos valores de jóvenes representantes, siempre mandando sobre ellos. Que lideren obedeciendo, como el Sup-comandante Marcos. Y ese corazón ha de estar alimentado de unas finanzas públicas, autónomas del pueblo, gestionadas por honestos servidores públicos y al servicio de una economía para las personas y no en beneficio del 1% de la sociedad.
Hemos de buscar formas de contrapoder en todo, en todos los sectores de nuestra vida, pero una economía de mercado no se puede dejar al control y arbitrio de la casta política y las oligarquías financieras. Hemos de hacer un esfuerzo por generar un inicio de contrapoder contra el gran poder bancario.
Retirar en estos momentos el dinero de la banca tradicional y en especial de los grandes grupos bancarios es desencadenar a las personas y las colectividades políticas de su poder totalizador, inmisericorde y depredador e iniciar un camino de emancipación. Mientras no tengamos una banca pública, llevemos nuestro dinero a pequeñas bancas locales y a la banca ética, combatamos el poder bancario oligárquico, actuemos con inteligencia, auto-poder y como contrapoder.
¿Vamos a dejar que un monopolio de 5 grandes bancos posean a partir de que acaben la privatización de Cataluña Banc y de Bankia, prácticamente el 100% de la gestión de las finanzas de este país? ¿Cómo va a llegar entonces la sangre a los proyectos públicos, a la sanidad, a la educación, a los servicios sociales, a las pensiones…? porque estos, en su siguiente paso van a ir a por todas, a saco, a hacer negocio ya sin ningún tipo de cortapisa con activos culturales, educativos, de salud, y de longevidad…
Desde ya podemos comenzar a revertir el proceso de totalitarismo económico farsa-democrático. Votemos a los mejores del pueblo unido y sin protagonismos y trepismos y pidámosles una profunda transformación democrática, entre la que necesariamente habrán de contemplar la construcción de un sistema público de finanzas. Sí, unas finanzas públicas, por las que la sociedad no se ha movido y sigue sin moverse en sus reivindicaciones, por la que los partidos no han luchado y con la que algunos políticos y sindicalistas han cohabitado ¿Por eso quizá las élites de estas organizaciones se muestran tan poco fervorosas de la necesidad de la banca pública?
Cada vez que hacemos un plan de pensiones privado (co-gestionados, por cierto en muchos casos por 2 sindicatos), metemos dinero a plazo fijo en la gran banca o invertimos en sus acciones o compramos los bonos que emiten o invertimos en productos especulativos o productos fiduciarios; o simplemente si mantenemos nuestra nómina domiciliada en sus sucursales, estamos actuando como gasolineros que llenan el depósito del trailer que atropella cada día a miles de personas, que desahucia a la gente de sus casas, que se queda con los dineros de los preferentistas, que con sus fondos buitre compra a precio de saldo las viviendas sociales sobre-costeadas para la gente de a pie.
¿Y no va a mover la sociedad por que no privaticen la poca banca nacionalizada que tenemos y que ha sido salvada con el dinero procedente de nuestro sudor? y ello para venderla – a precio, también de saldo y avalada mediante créditos fiscales y esquemas de protección de activos – a los que van a hacer negocio con ella a nuestra costa?
Comencemos a movilizarnos por la no privatización de la poca banca nacionalizada que nos queda, como nos movilizamos en tiempos por la jornada de 40 horas, como nos movilizamos en tiempos contra la dictadura franquista ¡hoy de los bancos! todavía estamos a tiempo de salvar la dignidad!
A todas las fuerzas dignas políticas y sociales de este país: Hay que salvar la banca nacionalizada y vosotros habéis de movilizar para ello.
¡No a la privatización de Catalunya Banc y de Bankia !
¡Por una banca pública, al servicios del pueblo, ética y con control social!!
¡Por una banca pública, al servicios del pueblo, ética y con control social!!
¡SÍ, SE PUEDE!
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