En el mes de febrero del año en curso despuntó el escándalo financiero de “los ricos alemanes”, un informante anónimo vendió por una sustancial cifra cuatro DVDs al Gobierno Alemán que dejaban constancia de un escándalo de grandes dimensiones sobre el fraude fiscal en este país. Se trataba de cientos de millonarios delincuentes que usaban fundaciones en Liechtenstein para desviar grandes sumas de dinero a cuentas cifradas y por lo tanto encubiertas en el Principado alpino y en la vecina Suiza.
El Gobierno alemán de Angela Merkel y otros anteriores habían contemplado, hasta ahora impasibles, la espuerta fiscal que significaba la evasión y el fraude fiscal para las arcas del Estado, ¿que posibles causas pudieron significar que el Ministro de Finanzas alemán del SPD autorizara la compra de estos DVDs?. Algunas fuentes apuntan a la tensión dinámica entre los dos partidos de la coalición gubernamental y, como telón de fondo, a la incertidumbre financiera que significaría para los bancos alemanes el estallido de la crisis hipotecaria de las subprimes en EE.UU.
Sin embargo mediante estos DVDs no solo se desveló el fraude alemán, también se abrió paso en marzo a la investigación de cientos de operaciones fraudulentas realizadas por fortunas de 15 países entre ellas francesas, estadounidenses y españolas y es que en la actual globalización financiera no existen fronteras físicas ni jurídicas para las grandes fortunas y la delincuencia a todos los niveles.
Ya entonces se aislaron 198 defraudadores españoles, en su totalidad personas físicas que como las fortunas de otros países habían abierto cuentas en algunas de las más de 50.000 fundaciones de Liechtenstein, que constituyen como producto financiero el principal atractivo del Principado y desde donde se calcula gestionan alrededor de 160.000 millones de euros de clientes anónimos – según fuente de “El País” 2/3/2008- . Estas mismas fundaciones, como explica Juan Hernández Vigueras en “La Europa Opaca de las finanzas”, sirvieron de refugio y vehículo a abogados y magnates ligados a este Principado y con negocios inmobiliarios en la Costa del Sol al mismo tiempo que responsables de financiar y promover la moción de censura que llevó a un nuevo equipo de gobierno al Ayuntamiento de Marbella y cuya actividad delictiva justificó su disolución por el Gobierno español en 2006.
Pues bien la Fiscalía Anticorrupción española fué informada por la Inspección de Hacienda, informada asimismo por las autoridades alemanas, de la posible implicación de 200 adinerados españoles que supuestamente depositaron dinero en cuentas cifradas en dichas fundaciones asociadas al banco LGT, propiedad de la familia real de Liechtenstein y a importantes bancos suizos con filiales o sucursales en el Principado. Y es ahora cuando en la prensa diaria asoman titulares que por primera vez hablan de nombres y apellidos, el cantante Alejandro Sanz o el padre del presidente de CIU, Artur Mas figuran entre los investigados por el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz por presunta evasión de capitales, sin que hasta el momento se haya imputado delito. Y ello a la espera de que Hacienda informe si dichas personas han regularizado su situación con la hacienda pública, claro que se nos habrá de explicar como se regularizan estas situaciones con intención de evasión de impuestos y fraude fiscal. En cualquier caso es posible que el tiempo transcurrido desde la apertura de las cuentas en Liechtenstein signifique que parte de los delitos hayan prescrito.
Dejemos obrar a la justicia y sigámosle la pista sin perderla de vista..., pero sobretodo y más allá del signo de la sentencia deberíamos de reflexionar sobre las circunstancias que suponen el que hechos, en principio delictivos para con las haciendas nacionales, puedan darse. Estas circunstacias son de signo político y más en concreto vienen marcadas por políticas económicas que son las mismas que han precipitado la actual crisis sistémica.
Como factor clave de estas políticas económicas de carácter neoliberal se sitúa en primer lugar la libertad absoluta de circulación de los capitales como premisa fundamental a nivel internacional, libertad absoluta que consagrada en la UE el nuevo Tratado de Lisboa. Y es bajo este prisma desde donde podemos analizar el papel fundamental que juegan, en el tablero de las finanzas globales, microestados como Liechtenstein y otros reconocidos centros offshore extraterritoriales. Estos centros se abren al delito fiscal, a todo tipo de operaciones financieras de carácter especulativo y a las redes financieras de tráfico de personas, de armas y del narcotráfico, a la corrupción política y a la financiación del terrorismo internacional, y todo ello a través de la serie de instrumentos propios de estos centros offshore como la opacidad sucinta al secreto bancario de sus legislaciones, su escasa o nula tributación y todo tipo de facilidades para que en su feudo financiero se constituyan empresas instrumentales y filiales o sucursales de grandes bancos. Podemos argumentar sin equivocarnos que la existencia de estos paraísos fiscales offshore solo favorece a corruptos, delincuentes, entidades financieras y grandes multinacionales y que por lo tanto solo a ellos les puede interesar en que sigan con sus prácticas.
La dimensión del gran problema sumergido bajo el actual episodio-iceberg de Liechtenstein y que flota en el desregulado mar de las finanzas internacionales, nos la da el que en estos momentos existan, según fuentes, entre 35 y 72 centros offshore extraterritoriales o Paraísos Fiscales en el mundo, bastantes de los cuales forman parte, como Liechtenstein, del Espacio Económico Europeo . La OCDE estima que estos centros financieros mueven en este momento entre 3 y 4’6 billones de euros (trillones anglosajones) y la Organización de Inspectores de Hacienda, según datos del Fondo Monetario Internacional, eleva la cantidad a una cuarta parte de la riqueza mundial.
Ante esta situación:
- Si la opacidad impide seguir la pista al fraude y a la evasión fiscal en detrimento de las haciendas de los Estados.
- Si los paraísos fiscales o centros offshore extraterritoriales y la falta de armonización fiscal suponen competencia entre Estados y el dumping fiscal.
- Si las multinacionales externalizan a través de estos centros offshore sus beneficios en los países en desarrollo y empobrecidos.
- Si la opacidad y falta de colaboración con la justicia internacional hace que no se pueda perseguir el delito económico, investigar las redes económicas del tráfico internacional y del terrorismo.
- Si los centros offshore constituyen, a través de instrumentos como los hedge founds, asentados en ellos, herramientas de especulación como se ha demostrado en la crisis hipotecaria de las subprime..... etc.
Cabe preguntarse:
¿Qué significan estos territorios para los Estados y para la comunidad internacional?
¿ Que política debería seguirse respecto de estos territorios en el iniciado proceso de reforma/cambio del sistema financiero internacional si se quiere que sea efectivo?
¿Qué política debería de seguir la Unión Europea respecto los centros offshore que se benefician del hecho de pertenecer al espacio financiero europeo y a acuerdos comerciales con la UE de todo tipo, pero que levantan su poder financiero compitiendo deslealmente bajo el aprovechamiento a ultranza del secreto bancario y la nula imposición?
¿Es posible construir la Europa política y económica, más allá de la monetaria, sobre este estado de cosas?
Estas y otras preguntas deberían ser objeto de nuestra reflexión y de la reflexión de nuestros gobernantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario