FALLO DE SISTEMA (IV)
¡Son las finanzas estúpidos!
Antonio Fuertes Esteban. ATTAC Acordem
Decía mi padre que en su vida había visto desde el arado romano y la
hoz a la cosechadora-trilladora-empaquetadora. Él, como muchos otros,
dejó la tierra por otros horizontes en la ciudad. Esto fue debido al
desarrollo de la mecanización agraria y a la llamada revolución verde.
Los que quedaron en el campo hubieron de financiar la necesaria
tecnología, los que se fueron a la ciudad acabaron hipotecándose la
vida.
Los años 60 suponen un gran cambio sociológico, el del crecimiento de
las ciudades y el inicio de la España vaciada. Constituyen al mismo
tiempo el despegue del sector financiero, apoyado en la capitalización
necesaria de la industria en el nuevo ordenamiento territorial. El
capital bancario pasa a ser prioritario ante el industrial en el proceso
de acumulación, ya que los bancos son los mayores accionistas de las
empresas y es en el desarrollo de las metrópolis donde la banca genera
sus mayores activos.
En las últimas décadas hemos vivido la internacionalización de las
grandes empresas, convirtiéndose en multinacionales. La competencia
global ha supuesto la lucha de las corporaciones por ganar cuotas de
mercado en una jungla donde sólo las mayores sobreviven. El proceso
acaba con el libre mercado, creándose oligopolios que fijan condiciones y
precios en los intercambios.
El desarrollo meteórico de las ciudades y del progreso material, no
hubiera sido posible en base únicamente al ahorro y la acumulación
generada por el trabajo asalariado. Para lanzar la actividad económica y
acelerar la acumulación de capital hizo falta el desarrollo de lo que
Marx llamó el capital ficticio, que se forma de la nada en los mercados
bancarios o bursátiles. Se encuentra fundamentalmente en el dinero del
crédito, valores de deuda pública y acciones. El resultado de su
creación, en principio es incierto. Creado para lanzar proyectos que
generan expectativas económicas, no siempre las expectativas se cumplen,
significa siempre un riesgo asumido.
El capital ficticio ha alimentado una doble competitividad en el
crecimiento, la de las empresas por prevalecer y aumentar cuotas de
mercado y la de los países por el crecimiento de su PIB. Es el
desarrollo de esta competitividad la que ha generado la obsesión del
sistema capitalista por el crecimiento, un crecimiento acompañado de una
profunda brecha de desigualdad, la extinción de recursos naturales, la
degradación del medio ambiente y la generación continua de riesgos.
La actual crisis la provocó la codicia sin límite del capital
financiero, que en su innovación continua y apalancado en la ingeniería
financiera y la especulación, ha generado nuevos riesgos. Según el Banco
internacional de pagos de Basilea, menos del 2% de transacciones
monetarias se producen en la economía real, el resto en la economía
especulativa. Estos riesgos se trasladan a través de los productos
derivados al conjunto del sistema financiero generando inestabilidad y
burbujas que estallan suponiendo graves problemas económicos y sociales.
Los fondos financieros, apenas tienen regulación y control, se ubican
por lo general en paraísos fiscales, alimentan la peligrosa banca en la
sombra y han reemplazado en parte a la banca como accionistas de las
grandes empresas. La banca cobraba dividendos por sus participaciones en
empresas bajo su control, hoy los fondos invierten en empresas mientras
pueden servirse de ellas y obtener beneficio, sin ninguna lealtad
cuando no los obtienen. Estos fondos tienen enormes proporciones, el
fondo BlackRock gestiona 6,3 billones $ en activos, mucho más dinero que
el banco más grande, el ICBC chino.
Aumenta la deriva neoliberal en las finanzas con la competencia, la
liberalización de capitales y la falta de regulación y control político.
Sin embargo, la mayoría de mensajes y prácticas políticas tratan de
convencernos de que atraer a los inversores es un objetivo político de
primera necesidad. Renunciando a controlar y regular los mercados
financieros, han convertido el interés del capital financiero de
mercadear con la vida material y los recursos del planeta, en interés
general.
La mayoría de afectados por las crisis del capitalismo se vienen
convirtiendo en sujetos políticos fragmentados y reivindican que los
estados satisfagan sus necesidades. Sin embargo, los estados hace tiempo
vendieron o cedieron su soberanía al capital. Hoy la lucha emancipadora
y por salvar el planeta pasa necesariamente por integrar las luchas
dispersas en una central contra el poder financiero.
2 comentarios:
El hecho de obsesionarse por obtener ganancias es muy desfavorable para los usuarios, esto causa que al momento de tener alguna pérdida la adicción sea mayor con el objetivo de recuperar lo perdido. La trader Miranda Ofarre poseedora de un título en psicología opina que no se deberían obsesionar al momento de tener una pérdida porque esa desesperación de recuperar el dinero lleva a realizar grandes movimientos sin ningún fundamento o análisis técnico previo, lo que genera pérdidas todavía mayores. La mejor opción es descansar, desconectarse de todo, pensar en el error cometido y el aprendizaje que puedes sacar de ello.
Excelente contenido, super bien explicado y facil de seguir. Es justo lo que estaba buscando
muchas gracias por compartir.
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