Barack Obama, electo presidente de Estados Unidos ha vencido convenciendo a una gran parte de la sociedad Americana. Su mensaje ha sabido conectar con los deseos de cambio de una ciudadanía que ha interpretado y asumido los dos mandatos del presidente George Bush como los más sórdidos de la historia democrática de su país.
La proclamación de un negro como presidente, en principio y como mínimo tiene el valor de que cierra y deja atrás una época y sella el triunfo de la lucha por las libertades civiles y la no discriminación. Que ha significado un voto de futuro lo demuestra en parte el hecho de que hayan sido jóvenes, afro-americanos, chicanos y otras “minorías” los grupos que mayoritariamente han votado Obama y en este momento encarnan el relevo del sueño americano.
Aparte de que Obama, como es obligado, en su discurso y ya vencedor de las elecciones haya prometido ser el presidente de todos los americanos, sabe que promover un auténtico cambio social no va a ser comúnmente aceptado, sin embargo la mayoría importante obtenida lo enviste de autoridad para liderarlo y para ello habrá de ser capaz de no defraudar las expectativas generadas y de promover sinergias mediante políticas de cambio activas.
El erial en que ha convertido su predecesor y presidente aún en funciones el paisaje económico, social y político americano, constituye de hecho el auténtico motor del deseo de cambio, junto a la pérdida del reconocimiento del liderazgo mundial de EE.UU y a la patente pérdida de su posición hegemónica incuestionable en un Mundo más multipolar. Un Mundo hacia el que también Obama ha hecho guiños, consciente del seguimiento mediático de las elecciones USA en todo el planeta y de que en los prolegómenos electorales se jugaba una baza importante de cara a obtener la afección o desafección de una “opinión pública mundial” expectante y que en su totalidad desea se tomen medidas para combatir la actual crisis sistémica.
Obama tiene ante sí una gran oportunidad que es la de estar e una posición privilegiada para explicar a sus ciudadanos / as y a la “opinión pública mundial” el resultado de promover y fomentar durante décadas políticas neoliberales neo-colonialistas, belicistas y basadas exclusivamente en la libre competencia y que curiosamente no han resuelto una nación Americana más grande, sino más cuestionada, desilusionada, extremamente desigual, no cohexionada y que ha perdido su autoridad en el Mundo. La nación que ha pretendido ser ley, árbitro y gendarme ha inoculado el “virus” de la crisis sistémica actual.
Por si fuera poco el Imperio Americano - que ha pretendido gobernar de facto la Globalización tras la caída del Bloque del Este, y ello relegando a La Organización de Naciones Unidas a un papel de actor secundario y marginal, sirviéndose de este organismo para sus intereses de gran Superpotencia y marginándolo y deslegitimando sus resoluciones, a través del derecho a veto, cuando no han convenido a sus intereses – es en este momento el responsable máximo y directo de la actual crisis sistémica y de desgobierno Global.
Con “ley” imperial desacreditada así como sus mecanismos de transmisión fundamentales como son la libre competencia y las pretendidas “guerras de liberación” y ante un panorama político internacional marcado fundamentalmente por la competencia entre países, desacreditadas las NN.UU y cualquier mecanismo de cohesión internacional a nivel político, la Humanidad sufre una regresión hacia una nueva “Edad Media”. Por ello si los gobiernos quieren representar la voluntad soberana de su ciudadanía han de reunirse para corregir el rumbo de las cosas. La causa de la Democracia como elemento político necesario para la cohesión y la convivencia obliga a los gobiernos a encontrar ahora respuestas globales, ya que los poderosos instrumentos científico-técnicos que han lanzado y catalizado la actual Globalización pueden ser usados tanto para enmarcar la convivencia entre los países y los pueblos como para reproducir la “guerra de todos contra todos” para beneficio de los poderosos grupos económicos y en contra de la ciudadanía mundial.
Nos queda la esperanza de que Obama sea coherente con su mensaje y que realmente pueda ser posible el “Sí, podemos”. En un mundo interrelacionado cambiar América puede contribuir a cambiar el Mundo, pero sobretodo no se puede cambiar América hoy sin tratar de establecer junto a los demás países reglas necesarias de convivencia y cohesión internacional. Es en este sentido que Obama puede, desde su posición de liderazgo hacia el cambio que anuncia, orientar sus políticas a nivel internacional hacia el fomento de reglas efectivas para la gobernanza y la convivencia mundial y organismos capaces de salvaguardarlas. Es necesaria e impostergable la refundación democrática de las Naciones Unidas puestas al servicio del Bien Común, para ello han de poderse establecer normas que vayan minando el poder de la aristocracia del dinero y devuelvan el poder a los ciudadanos y ciudadanas.
Obama habría de poder sacar conclusiones del desgobierno que nos ha llevado a la situación actual y actuar políticamente durante su mandato movilizando y colaborando con los demás países en promover una rex pública mundial que pueda asentar los pilares de una futura y necesaria República Federal Democrática Mundial, un sí podemos local está hoy ligado necesariamente a un sí podemos global. Si el nuevo presidente de EE.UU ha comprendido este mensaje podrá establecer el rumbo al cambio agrupando los apoyos que necesita. Hicieron falta siglos para que las revoluciones democráticas del siglo XVIII re-instauraran en el mundo la democracia, sin embargo para ello hizo falta un cambio de magnitud y sentido de las unidades políticas que costó siglos, desde las antiguas Polis Griegas al Estado Nación Moderno. Pero las fuerzas contrarias a la democracia pueden hoy vencer y llevarnos a una nueva larga “travesía del desierto” si no se comienza a asentar las bases de un nuevo Orden políco mundial y esta vez no habría de ser el Orden de los vencedores ya que todos somos perdedores con la actual globalización.
1 comentario:
Hoy por hoy Obama es solo un esperanza, que no es poco.Pero, como piensan algunos líderes de organizaciones de la izquierda, dentro y fuera del partido demócrata, necesitará mucho apoyo-presión para superar el peso de aquellos de Wall Street que han financiado su campaña.
La primera decisión clave esperada es el cierre de Guantánamo.
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