Antonio Fuertes Esteban
ATTAC-ACORDEM
Frente cívico para la regulación de los mercados financieros y la abolición del secreto bancario
Siguiendo la sabiduría clásica para conocer y combatir un problema hay que remontarse a sus causas. Hace ya 27 meses del inicio de la actual crisis económico–financiera y más de 12 desde que el crash bancario de septiembre de 2008 marcó el inicio de la actual recesión generalizada de la economía.
Los gobiernos de los 22 países más desarrollados reunidos como G-20 en tres cumbres sucesivas desde entonces, nos han estado tratando de convencer de que, si se toman determinadas medidas correctoras, el sistema económico-financiero actual podrá seguir funcionando y creando riqueza y crecimiento sostenido. Es por ello que en su agenda se han tratado temas como la erradicación de los paraísos fiscales o la supresión de los bonus a los ejecutivos de las finanzas.
Sin embargo las medidas, en lo que respecta al tema de los paraísos fiscales, han sido cosméticas y no han abordado el auténtico problema que es el secreto bancario existente en los territorios denominados centros offshore extraterritoriales. Se han dedicado a abolir, para los efectos “casi por decreto”, los que la OCDE consideraba hasta hace poco paraísos fiscales. Aunque el problema de los territorios con secreto bancario y baja o nula tributación continúa siendo el mismo problema real que ha sido el causante principal de la actual crisis sistémica, como saben a estas alturas todos los economistas y personas interesadas.
Tampoco han logrado atajar siquiera uno de los síntomas de la desregulación económico-financiera generalizada como es el de los bonus abusivos de los ejecutivos de las finanzas y no se han obtenido al respecto resultados mínimamente satisfactorios en la reciente cumbre de Pittsburgh, y es que no se puede encargar de apagar el fuego al pirómano ni se puede poner al zorro a guardar las gallinas.
Y así nos encontramos en la situación, tal y como muchos ya han observado, que no solo los ciudadanos han pagado el coste de la crisis salvando a las entidades financieras afectadas y con un coste de más de 13 billones de dólares, sino que además son los mismos actores que han creado la crisis: Las instituciones financieras internacionales, la banca internacional y los gobiernos de los países ricos; los que se erigen ahora en nuestros salvadores y para ello en teoría se reúnen en el G-20. Si bien es conocido que lo que en realidad quieren salvar es el sistema que les proporciona tan cuantiosos beneficios a costa de la economía real, el mundo del trabajo, el medio ambiente y los ciudadanos de todos los países.
En teoría son los adalides de los países más desarrollados los que hasta ahora más han defendido la causa de la democracia en el Mundo. Al menos no han escatimado medios para hacerlo, ya que han sido capaces de declarar guerras, mover grandes ejércitos y maquinarias bélicas e invadir “pérfidos” países. Sin embargo muchos hace ya tiempo pensamos que algo falla, que lo que nos están queriendo vender como democracia no es sino un sistema, que con cosmética parlamentaria, hurta la decisión a ciudadanos y ciudadanas en beneficio del poder del dinero y ello por medio de la conversión de los que nos gobiernan a la doctrina del Neoliberalismo y crecimiento sostenido. No podemos esperar de ellos garanticen el Estado de Derecho poniendo como ponen el dinero como motivo y medida de todas las cosas.
Las revoluciones Americana y Francesa, que significaron la caída del Viejo Régimen y el triunfo de la democracia liberal-burguesa, asentaron las bases de un nuevo orden. Este se regía por el principio de igualdad ante la ley y la "Proclamación Universal de los Derechos del Hombre y del ciudadano". Sin embargo hoy día la “Declaración Universal de los Derechos humanos”, heredera de aquella, no va mucho más allá de una simple declaración de principios que sirve de marco a una gran farsa oficiada desde los países desarrollados y centros del poder económico y financiero globalizado.
El proclamado Imperio de la ley tiene más que ver con la Ley del Far West, “haz lo que puedas”, eso sí mientras puedas y se te permita. Esto como resultado de la desregulación generalizada, de la máxima ilustrada del “Laissez faire, laissez passer”. De aquí derivan los males actuales, los ciudadanos están sometidos al imperio de la ley, pero no los poderes económicos-financieros que campan por sus fueros en beneficio propio y para escarnio de la mayoría de la población mundial.
Y en estas estamos desde la crisis, con ejércitos de parados, miles de pequeñas y medianas empresas cerradas, 100 nuevos millones de personas que pasan hambre severa en el Mundo, crisis del crédito, endeudamiento de los Estados, calentamiento global y muchos síntomas flagrantes de que la economía con que nos gobiernan no funciona en beneficio de todos sino de unos cuantos.
Pero para atajar los síntomas no deberíamos dispersar esfuerzos. En estos momentos hay un máximo responsable de tantos desaguisados y es un sistema, el Neoliberal, que ha establecido como premisa que el Imperio de la Ley sólo se aplique a los asalariados, "ciudadanos corrientes" y pobres; no así a la gran banca, las multinacionales o las grandes fortunas, que se han rodeado de un sistema de protecciones, sin regulaciones controles ni normas. Y muy especial y fundamentalmente es el sistema financiero el que ha parasitado y se ha adueñado de la economía, destrozando el sistema social del bienestar que gozaba del motor de la economía productiva. El capital financiero ha roto unilateralmente el gran pacto social que significa la democracia.
Los gobiernos reunidos en el G-20, que representan más a los poderes económicos financieros que a los ciudadanos y ciudadanas, pretenden seguir construyendo las bases de su “ciudad global sin ley”, donde poder “ser decentes” delinquiendo contra el bienestar y la propiedad de la mayoría y destrozando las culturas de la Humanidad y el medio ambiente.
Y hemos de decir basta!!! No podemos dejar pasar tanto sin sentido y desafuero por alto ya que, además de que la democracia quiere decir iguales, todo orden social tiene sus límites y el contrato social que rige la relación entre ciudadanos queda en evidencia en estas condiciones y puede romperse. Los límites se han saltado, la respuesta del G-20 a las necesidades del Mundo es una burla al conjunto de ciudadanos.
Cuando está en juego la supervivencia de muchos no podemos permanecer impávidos ante este estado de cosas. Hemos de formular formas de rebeldía contra la injusticia de los hechos probados.
En el movimiento internacional de ciudadanos y ciudadanas ATTAC pensamos desde hace años que la desregulación y descontrol generalizados de los mercados económico-financieros son la causa primera y fundamental de la gran brecha y desigualdad económica, en el “mundo democrático actual”, entre ricos y pobres y de la supeditación de la economía real a la economía virtual y a la especulación financiera.
Con la libertad absoluta a los mercados de capital, falta de reglas y descontrol en los mercados financieros, secreto bancario y falta de transparencia, etc,...
Siguiendo la sabiduría clásica para conocer y combatir un problema hay que remontarse a sus causas. Hace ya 27 meses del inicio de la actual crisis económico–financiera y más de 12 desde que el crash bancario de septiembre de 2008 marcó el inicio de la actual recesión generalizada de la economía.
Los gobiernos de los 22 países más desarrollados reunidos como G-20 en tres cumbres sucesivas desde entonces, nos han estado tratando de convencer de que, si se toman determinadas medidas correctoras, el sistema económico-financiero actual podrá seguir funcionando y creando riqueza y crecimiento sostenido. Es por ello que en su agenda se han tratado temas como la erradicación de los paraísos fiscales o la supresión de los bonus a los ejecutivos de las finanzas.
Sin embargo las medidas, en lo que respecta al tema de los paraísos fiscales, han sido cosméticas y no han abordado el auténtico problema que es el secreto bancario existente en los territorios denominados centros offshore extraterritoriales. Se han dedicado a abolir, para los efectos “casi por decreto”, los que la OCDE consideraba hasta hace poco paraísos fiscales. Aunque el problema de los territorios con secreto bancario y baja o nula tributación continúa siendo el mismo problema real que ha sido el causante principal de la actual crisis sistémica, como saben a estas alturas todos los economistas y personas interesadas.
Tampoco han logrado atajar siquiera uno de los síntomas de la desregulación económico-financiera generalizada como es el de los bonus abusivos de los ejecutivos de las finanzas y no se han obtenido al respecto resultados mínimamente satisfactorios en la reciente cumbre de Pittsburgh, y es que no se puede encargar de apagar el fuego al pirómano ni se puede poner al zorro a guardar las gallinas.
Y así nos encontramos en la situación, tal y como muchos ya han observado, que no solo los ciudadanos han pagado el coste de la crisis salvando a las entidades financieras afectadas y con un coste de más de 13 billones de dólares, sino que además son los mismos actores que han creado la crisis: Las instituciones financieras internacionales, la banca internacional y los gobiernos de los países ricos; los que se erigen ahora en nuestros salvadores y para ello en teoría se reúnen en el G-20. Si bien es conocido que lo que en realidad quieren salvar es el sistema que les proporciona tan cuantiosos beneficios a costa de la economía real, el mundo del trabajo, el medio ambiente y los ciudadanos de todos los países.
En teoría son los adalides de los países más desarrollados los que hasta ahora más han defendido la causa de la democracia en el Mundo. Al menos no han escatimado medios para hacerlo, ya que han sido capaces de declarar guerras, mover grandes ejércitos y maquinarias bélicas e invadir “pérfidos” países. Sin embargo muchos hace ya tiempo pensamos que algo falla, que lo que nos están queriendo vender como democracia no es sino un sistema, que con cosmética parlamentaria, hurta la decisión a ciudadanos y ciudadanas en beneficio del poder del dinero y ello por medio de la conversión de los que nos gobiernan a la doctrina del Neoliberalismo y crecimiento sostenido. No podemos esperar de ellos garanticen el Estado de Derecho poniendo como ponen el dinero como motivo y medida de todas las cosas.
Las revoluciones Americana y Francesa, que significaron la caída del Viejo Régimen y el triunfo de la democracia liberal-burguesa, asentaron las bases de un nuevo orden. Este se regía por el principio de igualdad ante la ley y la "Proclamación Universal de los Derechos del Hombre y del ciudadano". Sin embargo hoy día la “Declaración Universal de los Derechos humanos”, heredera de aquella, no va mucho más allá de una simple declaración de principios que sirve de marco a una gran farsa oficiada desde los países desarrollados y centros del poder económico y financiero globalizado.
El proclamado Imperio de la ley tiene más que ver con la Ley del Far West, “haz lo que puedas”, eso sí mientras puedas y se te permita. Esto como resultado de la desregulación generalizada, de la máxima ilustrada del “Laissez faire, laissez passer”. De aquí derivan los males actuales, los ciudadanos están sometidos al imperio de la ley, pero no los poderes económicos-financieros que campan por sus fueros en beneficio propio y para escarnio de la mayoría de la población mundial.
Y en estas estamos desde la crisis, con ejércitos de parados, miles de pequeñas y medianas empresas cerradas, 100 nuevos millones de personas que pasan hambre severa en el Mundo, crisis del crédito, endeudamiento de los Estados, calentamiento global y muchos síntomas flagrantes de que la economía con que nos gobiernan no funciona en beneficio de todos sino de unos cuantos.
Pero para atajar los síntomas no deberíamos dispersar esfuerzos. En estos momentos hay un máximo responsable de tantos desaguisados y es un sistema, el Neoliberal, que ha establecido como premisa que el Imperio de la Ley sólo se aplique a los asalariados, "ciudadanos corrientes" y pobres; no así a la gran banca, las multinacionales o las grandes fortunas, que se han rodeado de un sistema de protecciones, sin regulaciones controles ni normas. Y muy especial y fundamentalmente es el sistema financiero el que ha parasitado y se ha adueñado de la economía, destrozando el sistema social del bienestar que gozaba del motor de la economía productiva. El capital financiero ha roto unilateralmente el gran pacto social que significa la democracia.
Los gobiernos reunidos en el G-20, que representan más a los poderes económicos financieros que a los ciudadanos y ciudadanas, pretenden seguir construyendo las bases de su “ciudad global sin ley”, donde poder “ser decentes” delinquiendo contra el bienestar y la propiedad de la mayoría y destrozando las culturas de la Humanidad y el medio ambiente.
Y hemos de decir basta!!! No podemos dejar pasar tanto sin sentido y desafuero por alto ya que, además de que la democracia quiere decir iguales, todo orden social tiene sus límites y el contrato social que rige la relación entre ciudadanos queda en evidencia en estas condiciones y puede romperse. Los límites se han saltado, la respuesta del G-20 a las necesidades del Mundo es una burla al conjunto de ciudadanos.
Cuando está en juego la supervivencia de muchos no podemos permanecer impávidos ante este estado de cosas. Hemos de formular formas de rebeldía contra la injusticia de los hechos probados.
En el movimiento internacional de ciudadanos y ciudadanas ATTAC pensamos desde hace años que la desregulación y descontrol generalizados de los mercados económico-financieros son la causa primera y fundamental de la gran brecha y desigualdad económica, en el “mundo democrático actual”, entre ricos y pobres y de la supeditación de la economía real a la economía virtual y a la especulación financiera.
Con la libertad absoluta a los mercados de capital, falta de reglas y descontrol en los mercados financieros, secreto bancario y falta de transparencia, etc,...
y sus consecuencias, el fraude, la evasión fiscal, la especulación financiera e inmobiliaria, la corrupción social y política, el terrorismo y la delincuencia organizada, los desmanes de la ingeniería financiera y de las multinacionales,etc,...
se ha formado un "mar de fondo" que sume a ciudadanos, asalariados, trabajadores autónomos, pequeños y medianos empresarios, asociaciones cívicas, sindicalistas y políticos honrados en la inseguridad continua del día a día y nos conduce hacia un sistema sin justicia sin sociedad y sin futuro.
Por ello ya es hora de reaccionar!! Es hora de crear un frente cívico popular, todos unidos!! Para poder presionar a nuestros representantes y que estos atiendan y luchen por el bien común de los ciudadanos en vez de aliarse con la aristocracia moderna del dinero. Para ello habríamos de dirigir la acción hacia donde más les duele, donde más asientan su poder tiránico, la tiranía del dinero, de los mercados financieros globalizados.
En este momento histórico del Capitalismo lo que diversas familias socialistas han llamado la contradicción fundamental no está entre Trabajadores y patronos o capital sino entre ciudadanos y capital financiero globalizado. ¡¡ Combatámosle!!
Por ello ya es hora de reaccionar!! Es hora de crear un frente cívico popular, todos unidos!! Para poder presionar a nuestros representantes y que estos atiendan y luchen por el bien común de los ciudadanos en vez de aliarse con la aristocracia moderna del dinero. Para ello habríamos de dirigir la acción hacia donde más les duele, donde más asientan su poder tiránico, la tiranía del dinero, de los mercados financieros globalizados.
En este momento histórico del Capitalismo lo que diversas familias socialistas han llamado la contradicción fundamental no está entre Trabajadores y patronos o capital sino entre ciudadanos y capital financiero globalizado. ¡¡ Combatámosle!!
2 comentarios:
Suscribo por completo el contenido del articulo. La desregulacion de la economia financiera (banca, mercados bursatiles) es el origien de la crisis economica actual. Ademas de otros males, tales como: explosion de la economica especulativa a costa de la economia productiva, ampliacion de las desigualdes economicas.Y siendo partidiario de una acccion civica que termine en una iniciativa lesgisltativa que regule precisamente esa economia financiera salvaje y destructura. Me pregunto si existe una iniciativa de ese tipo en marcha y la manera de poder participar en ella.
Te seguiré a partir de ahora, un cordial saludo.
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