lunes, 16 de noviembre de 2015

Necesitamos una Universidad popular orientada a la acción (UPOA)








“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el Mundo”
                                                                                              Nelson Mandela

Propongo a ATTAC ser la asociación impulsora en de una Universidad popular orientada a la acción. En principio comenzando por las acciones que la propia asociación pueda desplegar, mientras sensibiliza a otras asociaciones y entidades de prestigio cívico ciudadano para que se unan a este proyecto.

Nuestro tiempo anda mal de acción social, y está claro que nada podrá sustituir al compromiso con la acción, es indispensable. Esta falta de compromiso con la acción es cada vez mayor, pero no viene de ahora. Ya en 1967 Cornelius Castoriadis sentenciaba en un epitafio el cierre de la revista "Socialismo o barbarie" al decir: " Una actividad revolucionaria sólo volverá a ser posible cuando una re-construcción ideológica radical pueda volver a encontrarse con un movimiento social real"

Como proclamó Carlos Marx, el posible camino hacia el cambio, la revolución y la emancipación social es factible siempre que se den dos premisas: Que se den las condiciones objetivas y las condiciones subjetivas de este cambio emancipador, estamos cercanos a que se satisfaga la premisa de las condiciones objetivas, pero a “años luz” para aproximarnos a las subjetivas. 

Caminamos rápidamente hacia una sociedad sin derechos, depauperada y desigual en que crece la pobreza y la exclusión social como nunca, pero en que el sentido de la acción choca con una falta de conciencia de subjetividad como clase y de desarme ideológico ante el pensamiento único neoliberal, que campa por sus fueros por gobiernos, élites y academias. Nunca el poder de las élites había sido tan omnipresente y totalitario, bajo la forma democrática.

La educación, a la que muchos apelan como crucial en cualquier cambio social transcendente, hoy se convierte en tecnocrática y pretende formar individuos capacitados para la continua competencia, que ni siquiera se pregunten por qué compiten y para qué. El caso es desplegar la máquina imparable del crecimiento y el provecho de los poseedores de esta máquina del “progreso”, sin que los costes sociales y ecológicos se contabilicen en este cálculo instrumental sistémico de coste-beneficio.

La resistencia a esta deriva plutócrata-tecnocrática de la modernidad, la ha estado ejerciendo durante años la unión del pensamiento crítico y militante, junto a los movimientos sociales emancipadores. Dicho pensamiento junto a la acción que se desarrolló en 1968 dio lugar a nuevos movimientos sociales de 2ª y 3ª generación (ecologista, pacifista, feminista, antimilitarista, naturista y de retorno al campo,…etc) Movimientos que fueron recuperados en parte por la nueva ola de Conservadurismo y neoliberalismo de los 80.

Es a partir de la segunda mitad de los años 90, cuando la sociedad civil y política comienza de nuevo a organizarse contra la marea neoliberal en Europa y América, pero solo en América ha logrado avances contra el imperialismo, debido a las características de estas sociedades y a la opresión finisecular que venían padeciendo desde casi siempre y que había desarrollado las condiciones objetivas de la revuelta, mediante unas comunidades compactadas en amplios movimientos populares, en los que cuajó la revuelta social y que más tarde asumieron el poder que antes se les negó.

Mientras, la Europa del “bienestar y top-consumir” nos va dejando, ha sobrevenido la Europa del austericidio y la diversa y desigual sociedad europea se está viendo sacudida de forma desigual por las consecuencias de la crisis financiera y a la postre económica, pero también ecológica, social y de valores.

Llegado este momento en el que estamos, la sociedad civil está cautiva del único proyecto realmente asentado, el proyecto capitalista en su fase neoliberal. El mismo que alimentó las palabras de Margaret Thatcher en 1987 “La sociedad no existe, hay individuos, familias y mercados”: Este egoísmo social, contrario al valor republicano de la solidaridad, ha triunfado en buena parte, creando lo que ya Hanna Arent llamaba la “desolación social”

Aun así siguen existiendo resistencias, pero difícilmente en Europa logran cuajar y estructurarse en un proyecto de alternativa a la Europa neoliberal. Y no logran estructurarse porque:

-        La sociedad se halla diversificada en grados y formas, el pluralismo es un sustrato contingente de la democracia actual que no favorece los procesos comunitarios de acción social. Uno de los retos que se plantean hoy en día es delimitar los conceptos clave de igualdad y diversidad.

-     La maquinaria de adoctrinamiento, desinformación y propaganda social, unida al consumo ejercen una ascendencia acrítica sobre la existencia de las personas.

-     La falta de proyecto político coherente en los actuales tiempos contribuye a la dispersión política, local y social de los actores del cambio, con lo que ello significa de fraccionamiento de los movimientos de acción política y social. Fraccionamiento que incapacita a la sociedad para combatir el dominio totalitario del mercado y del estado a su servicio en el capitalismo actual.

-    A las nuevas generaciones se les ha educado fundamentalmente en las áreas científica y tecnológica, pero no en las áreas de humanidades y pensamiento, con lo que la enseñanza se ha desligado de la autonomía del pensamiento y de la crítica social. La capacidad de pensar sobre la propia vida y su interrelación con la vida social, está en declive cuando más falta hace pensar respuestas desde la sociedad. 


Es urgente crear instrumentos y espacios de educación crítica y contra-información serios y documentados y hacer pedagogía porque se avecinan tiempos de devaluación democrática y de pérdida de derechos y las generaciones más jóvenes lo van a pasar mal y están ideológicamente desarmadas.

No obstante el poder capitalista, sintiéndose mastodóntico, también sabe que la reciente crisis ha significado una muestra de su debilidad, de que no es capaz de dar respuestas a la sociedad en los momentos difíciles, con lo cual su base de legitimación se ha visto socavada. Diríamos que está actualmente en fase de poder débil, en cuanto su fuerza se basa en su casi absoluta implantación, la falta de alternativas reales y su poder de coerción a través de los estados y organismos internacionales, pero sin embargo ha dejado de significar, en la apercepción de la mayoría de la gente, un sistema de legitimidad ética o con capacidad de responder a las necesidades más vitales y se ve cada vez más como impuesto desde las élites depredadoras y corruptas. Ha perdido su fuerza legitimadora en Europa, no obstante y es desesperanzador, cuando esto sucede, la sociedad está desarmada ideológicamente y desmovilizada.

Pero el sistema, sabiendo que ha perdido gran parte de la fuerza que le da la legitimidad social, está dispuesto a recuperarla y uno de los instrumentos de recuperación de esta legitimidad pretende ser la educación de las nuevas generaciones. Pretende implantar en la mente de los consumidores culturales un universo reducido en valores y adaptados al interés de su supremacía, no solo impositiva, sino también legitimada por sus valores: El individualismo posesivo, la competitividad y el consumo irresponsable. Y aquí es donde entra en juego su proyecto de adoctrinamiento educativo.

No es extraño, últimamente, leer en la prensa noticias sobre la reducción en los planes de estudio de la filosofía y humanidades en el currículum escolar, pero tampoco la intención de introducir cuestiones tan importantes para el aprendizaje de los alumnos como arte y tauromaquia o labores del hogar…. En fin! Y lo más preocupante es que en nuestro país, a partir de 4º de ESO y desde este mismo curso, se empieza a ofrecer a los alumnos como créditos asignaturas como “Emprendeduría y educación financiera”. Pero lo bueno de este asunto es que la única oferta por ejemplo en Cataluña es la de EduCaixa, la zorra a cuidar las gallinas.

Esto va acompañado, según he podido contrastar con diversos docentes con décadas de experiencia, de una institución educativa que, en su acepción crítica prácticamente ha sucumbido ante las nuevas orientaciones gerenciales, direcciones unipersonales y sesgos curriculares de los centros. Y también acompañado de una izquierda, siempre arrastras y a destiempo, tarde y mal de las circunstancias, enfrascada en su ombligismo político particular, fraccionada, sin proyecto político y no digamos social.

Pues eso, creo que tendríamos que “separar el trigo de la paja” y  plantearnos cual es el tipo de Acción social más necesario hoy desde el ámbito de los movimientos de la sociedad civil. No se necesitan grandes dotes de pensador para saber que es necesario contrarrestar la pretensión adoctrinadora de las élites sobre el pueblo, es tiempo de resistencia ideológica. Para ello hay que recuperar instrumentos que han existido en otras épocas de mayor gloria ciudadana en nuestro país, o crear nuevos instrumentos de información y educación crítica de la ciudadanía. En esta línea propongo la UPOA (Universidad Popular Orientada a la Acción).

A pesar de lo “rimbombante y pretencioso del término” y contra lo que algun@s pudieran pensar a primera vista, este proyecto es posible y no necesita grandes inversiones, solo capacidad de unir fuerzas y movimientos que pueden dentro de la sociedad civil crítica y propositiva comenzar a construir una red de experiencias de carácter educativo, cada cual desde su particular especialización. Es necesario comprender y abandonar la fatalidad que significa la excesiva diversificación y fraccionamiento en el activismo social y político. Es imposible articular un proceso sociopolítico desde esta diversidad si no pensamos en estrategias de articulación de esta diversidad para re-constituir el sujeto político desde la ciudadanía crítica.

Para comenzar a tejer esta red, ATTAC podría implementar durante este año 2016, la primera fase del proyecto UPOA. Teniendo en cuenta que dicho proyecto supone un continuum en el arte de ensamblar capacidades y solidaridades desde el momento 1 hasta el infinito.

Este año podría dedicarse a constituir el embrión impulsor de este proyecto popular y para ello las fases podrían ser algo como esto:

1.- Definir operativamente el proyecto impulsor y someterlo a la aprobación de ATTAC.
2.- Definir los ejes y actividades que desde ATTAC nos comprometemos a trabajar informativa/formativa y pedagógicamente y los niveles a los que nos vamos a dirigir. Ir trabajando desde el primer momento en ofertar sobre estos ejes.
3.- Ponerse en contacto con otras asociaciones y entidades y sensibilizar sobre la idoneidad de juntarnos para abordar un proyecto educativo de estas características. Feed-back con estas asociaciones e incorporación de los cambios pactados y en su caso de las experiencias educacionales que puedan aportar. Unirnos los colectivos en la planificación en adelante, del proceso.
4.- Echar mano de nuestro Consejo científico.

A final de curso valoración de la acción educativa y propuesta de progreso para el 2017.
Los posibles colectivos con los que hablar, son colectivos críticos de la sociedad civil a niveles estatal, regional o local que apuesten por un proyecto de este calado, tan ambicioso, pero tan necesario.