domingo, 21 de junio de 2009

Invasores en la Amazonia

















GUSTAVO Duch
Miembro de Veterinarios sin Fronteras
fuente: El Periodico de Cataluña


Si pensamos en un territorio saqueado de sus recursos naturales y destrozado ecológicamente mientras se acorrala a sus poblaciones originarias, seguramente visualizaremos la Amazonia. La extracción de caucho, la tala de madera y la expansión de la frontera agraria para dar paso a la soja o la ganadería son algunas de estas rapiñas. Y ahora, en Perú, tenemos un nuevo conflicto abierto. El Tratado de Libre Comercio entre Perú y EEUU lleva al Gobierno peruano a plantear el desalojo de pobladores indígenas de sus tierras –con petróleo en su subsuelo–, vulnerando así derechos reconocidos en la Constitución del Perú o la Declaración de los Derechos Indígenas de la ONU.

La resistencia de la sociedad civil y de algunos países del Sur al avance del libre comercio en el marco de la OMC ha llevado a la UE y a EEUU a cambiar de estrategia para el mismo propósito: multiplicar tratados bilaterales como este en favor de las transnacionales y sus negocios de exportación. Ese es el motivo de la lucha indígena: rechazar un progreso que les roba su futuro.

sábado, 13 de junio de 2009

La Europa autista





Juan Torres López
Consejo Científico de ATTAC España

Los resultados de las elecciones europeas son desoladores para los ciudadanos progresistas no sólo por la victoria conservadora sino por la elevada abstención que muestra cómo el proyecto europeo se difumina cada vez más entre la desilusión y la apatía.

Pero no creo que nadie pueda sorprenderse. Socialdemócratas y populares han votado juntos una gran mayoría de iniciativas parlamentarias claramente liberales e incluso pocos días antes de las elecciones una parte de los primeros anunciaba ya que apoyaría al candidato conservador Durao Barroso. Las corrientes más moderadas de la izquierda se han pegado tanto a los planteamientos neoliberales que apenas si mantienen diferencias notables con la derecha a la hora de gobernar Europa. Y es lógico, por tanto, que sus votantes potenciales se pregunten, sin encontrar respuesta positiva, para qué sirve ir a votar cuando su preferencia electoral está siendo constantemente traicionada.

Pero me temo que ni siquiera la derrota de la izquierda es lo peor que reflejan estas elecciones. El problema es que se consolida el proyecto europeo diluido y diluyente que siempre han querido imponer los grandes grupos industriales y financieros.

¿Qué interés van a tener para ir a votar los ciudadanos europeos que cuando votan lo que no conviene a los convocantes son llamados de nuevo hasta que salen los resultados que se desea obtener? ¿Y con qué ánimo hacerlo a un parlamento que cada vez que enmienda a la Comisión enseguida es corregido hasta que se logra sacar adelante lo que ésta ha decidido que sea aprobado? ¿Qué ilusión democrática puede deparar una Europa que no lo es? ¿Y qué impulso ciudadano va a recibir de las elecciones una Europa que cada vez disimula menos que no está concebida para ser de los ciudadanos?

A nadie puede extrañar que no se vote pero es que eso es justamente lo que van buscando los grandes centros de poder industrial y financiero.

La patronal europea (UNICE, Bussiness Europe) o los grandes grupos de presión entre los que destaca la Mesa Redonda Europea de Industriales vienen diseñando paso a paso este proceso encaminado a convertir Europa en un simple mercado en el que exista la mínima intromisión política posible de los ciudadanos.

Sus propuestas sobre el acta única, sobre la agenda de Lisboa, sobre pensiones, sobre regulación industrial o medioambiental… se vienen traduciendo desde hace años en la letra exacta de las directivas europeas y ahora trabajan para que no haya norma en el continente que se aplique sin una evaluación previa de lo que llaman “impacto empresarial”, lo que más o menos significa que no habrá manera de que en Europa se legisle en menoscabo de cualquiera de sus privilegios.

Su apuesta está siendo bien clara: una Comisión fuerte y sorda ante voces que no sean las suyas, sistemas de mayorías cualificadas que en la práctica impiden el gobierno democrático de los asuntos comunes, ampliaciones asimétricas que dificulten las alianzas y proporcionen mejores condiciones de aprovisionamiento laboral y, sobre todo, la inacción o la claramente insuficiente actuación ante los asuntos relevantes para los ciudadanos, como hemos visto que está ocurriendo en la crisis que vivimos.

La inteligencia que inspira a la Europa actual es la que proporcionan estas grandes empresas y los casi 1000 grupos de presión afincados en Bruselas frente a una clase política incapaz de hacerse notar y actuar como representantes auténticos de los ciudadanos.

Los tiempos que vendrán no van a ser buenos porque la derecha triunfante es una aliada natural de estos grupos y porque sus valores conservadores no ponen en peligro, sino más bien todo lo contrario, el status quo institucional que demandan los grandes industriales. Lo previsible es que se fortalezcan las medidas anti sociales, la aplicación de las directivas de servicios, el ataque a los derechos laborales y que siga incluso con más ímpetu la aplicación de medidas destinadas a desmantelar los ya de por sí débiles focos de resistencia “bienestarista” ante la retórica de la competitividad que en realidad solo consiste en facilitar la apropiación de rentas por parte del capital, como ha venido sucediendo.

De todo esto son responsables todas las familias de la izquierda que no han sido capaces de unirse, de crear un discurso común y de forjar una ilusión europea compartida. Pero me atrevo a pensar que lo es especialmente la izquierda que viene siendo lamentablemente cómplice de la derecha europea y silente ante el poder de los poderes fácticos que gobiernan Europa. Es la mayoritaria, la que ha tenido responsabilidades de gobierno y, por tanto, la que en mayor medida ha dilapidado ilusiones y cosechado fracasos y frustraciones.

Aunque es cierto que aún es pronto, lo sorprendente, sin embargo, es que esta izquierda (como también la más radical, por qué no decirlo) de por buena la derrota y que no anuncie una reflexión profunda sobre su papel en Europa, mucho más ahora que una crisis gigantesca ha puesto tan de evidencia a las políticas neoliberales.

Si la derrota sirviera para abrir un debate sobre la Europa social, sobre la necesidad de convertir a nuestro continente en un baluarte de la igualdad y la ciudadanía democrática, en un contrapeso cosmopolita frente al imperio, sobre la urgencia de que las izquierdas se entiendan y converjan en torno a un mismo lenguaje de respeto a su diversidad pero realmente transformador, ilusionante y movilizador, quizá hasta la propia derrota pudiera ser bienvenida. Pero si no se avanza en esa dirección y no se incide para evitar que la coyuntura de crisis se degrade y degrade a la sociedad, podemos prepararnos para un vertiginoso y preocupante giro a la derecha y hacia sus valores más reaccionarios que quizá destroce para siempre el sueño europeo.

Artículo publicado en Sistema Digital.
www.juantorreslopez.com

viernes, 12 de junio de 2009

Evasión fiscal y global





GUSTAVO DUCH
Diario "Publico" 12 jun 2009

Estos días las noticias nos han traído a casa los conflictos entre el Gobierno peruano (con el Ejército y la Policía por delante) y la población indígena amazónica, que se opone a la explotación del petróleo que se encuentra bajo sus tierras.

Ciertamente, es larga la lista de los argumentos de las organizaciones indígenas que solicitan la derogación de los decretos que, dentro del Tratado de Libre Comercio entre Perú y EEUU, impulsan estas actividades extractivas: desplazamiento de la población, contaminación del medio ambiente, problemas de salud, limitaciones para sus modos de vida y sus sistemas productivos, de caza, de recolección, etc. Los argumentos gubernamentales descansan en los mitificados “beneficios de las inversiones extranjeras”, por los que los países con gobiernos neoliberales se desviven y entregan en bandeja de plata, a precios irrisorios, el control de sus recursos naturales.Más allá del análisis de modelo productivo y las repercusiones ecológicas y sociales que correspondería analizar en este caso, me parece muy ilustrativo para cuestionar estos supuestos beneficios poner encima de la mesa los resultados de varios informes, como los de las organizaciones Christian Aid e InspirAction, que desenmascaran “el escándalo de un sistema fiscal mundial que permite a los más ricos del mundo –y añado, a las empresas que representan– eludir sus responsabilidades, mientras condena a los más pobres a un desarrollo raquítico”.

Disculpen porque, para abordar estos análisis, quizás les mareo con unos cuantos números, pero creo que nos pueden servir para entender la magnitud y trascendencia del escándalo. Los cálculos indican que los países en desarrollo dejan de cobrar cada año cerca de 130.000 millones de euros en impuestos que las empresas que operan en su territorio evaden con alguna maniobra ilícita (ellos dirían arquitectura financiera) o dejan de pagar gracias a unos tratos sospechosamente preferenciales. Sólo la evasión que las empresas multinacionales realizan en América Latina y el Caribe se ha cuantificado en 50.000 millones de euros. Los informes nombran –precisamente, interesante al pensar en el caso del Perú– a algunas empresas como las petrolera británica British Petroleum, la angloholandesa Royal Dutch Shell y la estadounidense ExxonMobil. Otros datos complementan la información situando en 68.000 millones de euros el escamoteo de las empresas mineras europeas, asiáticas y norteamericanas radicadas en África. También aparecen retratadas en los informes empresas de otros sectores, como la cadena de supermercados Wal-Mart. Precisamente, las cuatro empresas que acabo de citar encabezan, según la revista Fortune, el ranking de las mayores compañías del mundo del 2008. Un ranking que por lo que vemos debería de pasar un serio control antidoping.

Pongamos ahora algunos ejemplos de estas maniobras orquestales en la oscuridad, como el nombre del grupo de la new wave británica. A finales de los 90 Zambia estaba en la bancarrota, cosa que aprovecharon los organismos financieros internacionales para obligar al Gobierno a privatizar sus minas de cobre sin que la población supiera nada de las condiciones que se negociaron. Los royalties o derechos de explotación que las empresas debían pagar por la explotación de sus recursos naturales bajaron del ya ridículo 3% al 0,6% y se apañaron para pagar sólo el 12% de los impuestos corporativos. Parecido al asunto del coltán y de los plátanos. Las mayores reservas mundiales de coltán –mineral que sirve fabricar los chips de los ordenadores, teléfonos móviles, videoconsolas, etc.– están en la República Democrática del Congo, pero, en un año (en el 2006), lo que este país ha recibido por los derechos de las explotaciones mineras ha sido ¡menos de 86.000 dólares! O los plátanos. Ya saben que cada tres veces que compramos un plátano, con toda probabilidad, en dos de ellas se trate de un plátano de las compañías Dole, Chiquita y Del Monte con sede social en EEUU. Pues bien, si dichas compañías en EEUU tributaran alrededor del 35%, en sus periplos por el mundo, con escala en paraísos fiscales, rebajarían su fiscalidad por debajo de la mitad.

Y ahora lo que toca hacer es comparar las cifras. Recuerden que la cifra global de esta evasión fiscal ascendía a 130.000 millones de euros, cuando el presupuesto global que los países ricos destinan a la ayuda al desarrollo es de aproximadamente 83.000 millones de euros. Como dice InspirAction “si los países en desarrollo pudieran contar con todo ese dinero que dejan de recaudar a las empresas, podrían transformar las vidas y las expectativas de millones de personas pobres. Por ejemplo, si se hubiera invertido una cantidad similar en los sistemas sanitarios de estos países desde el año 2000, cada año se habrían salvado las vidas de 350.000 niños menores de cinco años”.

Ante este atraco oficializado, las respuestas gubernamentales para revertirlo no sólo no se dan, sino que, vía los acuerdos de libre comercio como el mencionado entre EEUU y Perú (pero también de la UE), se profundiza y legitima en un nuevo ejercicio de servilismo frente a las transnacionales. Los informes referidos enumeran una serie de posibles medidas para corregir esta situación, a saber: promover un nuevo estándar contable internacional que obligue a las empresas a informar sobre sus actividades en cada país, requerir a los bancos que desvelen la propiedad de las entidades extranjeras a las que prestan servicios, promover la adopción de principios para prevenir abusos fiscales, etc. Pero yo me permito hacer una propuesta alternativa: defender la gestión soberana de los recursos naturales por sus propias poblaciones y exigir desde ya un ejercicio de justicia: la devolución inmediata de todas esas cantidades sustraídas.

Gustavo Duch es miembro de Veterinarios sin fronteras
Ilustración de Patrick Thomas -- Gustavo Duch Guillot

jueves, 4 de junio de 2009

Los Paraísos Fiscales depués de la reunión del G-20 en Londres




"....el asunto de los paraísos fiscales fue solo un recurso mediático para trasladar un mensaje inteligible del G-20."

Juan Hernández Vigueras.
Consejo Científico de ATTAC



"LA CUMBRE DE LONDRES NO HA ARREGLADO LA CRISIS"Así titulaba su comentario el prestigioso analista, Wolfgang Münchau, afirmando que ninguna de las resoluciones aprobadas en Londres por los países desarrollados y emergentes del G-20 acercará al mundo hacia la solución de la crisis económica global (FT, 5/4/2009). Aunque admitía que sin duda es importante la decisión del Grupo de aportar un total de 1,1 billones de dólares a las instituciones internacionales, incluyendo la cuantía que se espera que apruebe el Congreso estadounidense, porque ese acuerdo permitirá al Fondo Monetario Internacional (FMI) atender más eficazmente la riada de déficit en las balanzas de pago derivados de los rescates bancarios con dinero de los contribuyentes y de las políticas de reactivación económica, que ahogará a muchos países.
Desde luego, los medios de comunicaciones nacionales e internacionales ofrecieron una versión mucho más optimista de la reunión de Londres que la presentada después de la primera cumbre de Washington hace cinco meses. Únicamente la vaguedad y la retórica de la serie de documentos suscritos por el Grupo de los Veinte (en realidad eran veintiuno más la representación de la Comisión europea), pudieron justificar las crónicas y comentarios periodísticos que resaltaban aquello que resultaba más inteligible para los lectores que no siempre es lo sustancial.
La crisis y el fracaso político:
Desde nuestro punto de vista merecen destacarse cuatro puntos del documento principal, referidos a la crisis, al reconocimiento del fracaso de las políticas aplicadas, la reafirmación ideológica de la globalización financiera y el asunto de los paraísos fiscales.
Primeramente, la autodenominada “Declaración de los Líderes” constata que hay “ una crisis que se ha profundizado desde la última reunión (en Washington), que afecta a las vidas de mujeres, hombres y niños en cada país y que todos los países deben unirse juntos para resolverla” (punto 2) Los mandatarios de este nuevo directorio mundial admiten ya que la crisis no solo es global sino sistémica, porque afecta al conjunto del sistema económico mundial con desastrosas consecuencias para los ciudadanos. Pero los textos huyen de matices para hacer la distinción entre los tremendos efectos económicos diferenciados que sufre cada economía real y cada región y país, y la crisis del sistema global de pagos, de créditos interbancarios y de la especulación en los mercados de seguros, de valores y de otros productos financieros que ninguna autoridad supervisa ni controla en aras de la innovación libre. Que la solución de la crisis global tenga que ser global está por demostrar, aunque si habrán de establecerse las bases para su superación. Pero la Unión Europea, por ejemplo, tendrá que plantearse sus propias soluciones en materia de regulación financiera y de supervisión comunitaria como asimismo en materia de reactivación económica, si no quiere diluirse en una globalidad dominada por el poder de las economías emergentes.
En segundo lugar, destaca el reconocimiento de que “fallos muy graves en el sector financiero y la regulación y supervisión financieras fueron causas fundamentales de la crisis” (punto13). Esa desregulación y descontrol, denunciada desde hace años por ONGs y movimientos sociales, explica que los impagos de las hipotecas subprimes en Illinois se hayan traducido en pérdidas para pequeños ahorradores en Europa y aumento del paro en España. Pero ¿será posible como piden “que se reconstruya la fe (trust) en nuestro sistema financiero”.? ¿Será posible que las gentes recuperen la fe en la bondad de la globalización de las finanzas, donde el dinero del ahorro en un lugar se mueve sin interferencias, de mercado en mercado en búsqueda de rentabilidad puramente financiera?
En tercer lugar, los principales dirigentes admiten las consecuencias de la falta de crédito que ahoga la economía real en todos los países desarrollados y emergentes. Y dejan constancia del fracaso de las políticas seguidas hasta el momento, que no han sido capaces de mantener el funcionamiento de la economía en cada uno de sus países, como vienen reflejando los índices de paro y de actividad decreciente. Sin embargo, mantienen los postulados neoliberales en vigor y no se proponen alterar el modelo que ha fracasado, a pesar de admitir que “nuestras acciones para restablecer el crecimiento no serán efectivas – dicen en el punto 8- hasta que restablezcamos los préstamos en cada país y el flujo internacional de capitales.” Naturalmente el documento incluye la oportuna proclamación retórica y un tanto cínica como que “la prosperidad es indivisible; que el crecimiento para ser sostenido tiene que ser compartido”, etc. Pero para que no haya confusión ni la menor duda, el punto termina con la reafirmación ideológica compartida al defender “una globalización sostenible y una creciente prosperidad para todos en una economía mundial abierta basada en los principios del mercado, la regulación efectiva y las fuertes instituciones globales”.
En cuarto lugar, digamos que todo indica que el asunto de los paraísos fiscales fue solo un recurso mediático para trasladar un mensaje inteligible del G-20. Semanas antes de la cumbre en Londres, abundaban en la prensa internacional las referencias a una posible lista negra de paraísos fiscales que conllevaría sanciones para los países y territorios incluidos en la misma. Y en los días previos a la cumbre, el bombardeo mediático convencía a multitud de ciudadanos ilustrados que los paraísos fiscales habían sido condenados y que el resto era ya cuestión de tiempo. Pero finalmente la Isla de Jersey y la de Man, entre otros, han dejado de ser paraísos fiscales gracias a un listado confuso y arbitrario de la OCDE clasificando a las jurisdicciones por su compromiso con el intercambio de información fiscal entre países a petición.
Para empezar, la lista blanca de cuarenta “jurisdicciones” cumplidoras sirve para situar en el mismo plano que EEUU, España, Francia o Alemania, a unos países y territorios catalogados anteriormente por la OCDE como notorios paraísos fiscales como Malta, Chipre, las Islas de Guernesey, Jersey, Man y las Islas Vírgenes estadounidenses. Simplemente porque han suscrito más de doce convenios fiscales según el modelo de la OCDE; no importa si ha sido con jurisdicciones tan insignificantes como las Islas Feroés (con Jersey) o con Groenlandia (y la Isla de Man). Más aún, el haber suscrito esos convenios bilaterales no afecta al secreto bancario, como explica el Secretario General de la OCDE al Ministro de Justicia de Luxemburgo en carta del pasado 13 marzo. Es decir, aquello de que “el secreto bancario se acabó” es una frase vacía del punto 15, aparte de que eso ya fue acordado formalmente por el G-7 tras la crisis asiática de finales de los noventa. Entonces como ahora el consenso neoliberal es que nada perturbe la movilidad internacional del capital financiero; un dato útil que excluye los riesgos progresistas de cualquier política.-
Artículo publicado en la revista TEMAS, nº 174 abril
Juan Hernández Vigueras ( http://www.laeuropaopacadelasfinanzas.com/ )